Hace 15 años el mayor Ralph Peters, responsable de la
guerra del futuro–en el Departamento del Vicejefe de Estado Mayor para el Espionaje de Estados Unidos (EU)– publicó un estrujante documento
Conflicto constante(Parameters, verano 1997, del Colegio de Guerra) que anticipó el papel determinante de la
(des)información:
entramos a la época del conflicto constante (sic). La información es ya nuestra principal materia prima y el mayor factor desestabilizador (¡supersic!) de nuestro tiempo.
hoy el desafío consiste en manejar (¡supersic!) la información: aquellos que puedan
clasificar, digerir, sintetizar y aplicar el conocimiento relevante ascenderán profesional, financiera, política, militar y socialmente.
Hoy, la cúpula militar/geoestratégica de EU y Rusia se (con)centra en el poder del
arma (des)informativa, lo cual aborda desde el punto de vista
geopolíticoIgor Panarin, cercano asesor del recién relegido presidente Vlady Putin (ver Bajo la Lupa, 4/3/12). Del total de sus 14 libros, Panarin consagraó 12 a
la guerra de informacióny otros dos a la
sicologíaaplicada a la
seguridad nacional.
Peters considera que los vencedores –entre los que se incluye–
son una minoría (sic) cuando la información es tanto el motor como el significador del cambio. Juzga que para las
masas (sic) del mundo, devastadas por la información que no pueden manejar o interpretar (sic) efectivamente, la vida es asquerosa y salvaje. ¿Hoy la esclavitud posmoderna es apabullantemente (des)informativa?
Peters apostó que en el umbral del
nuevo siglo estadunidense–de resonancia ideológica con el
Proyecto para un Nuevo Siglo Estadunidense(PNAC, por sus siglas en inglés), fracasado manual de guerra de los neoconservadores straussianos en alianza con Netanyahu, curiosamente publicado el mismo año– EU
sería más rico (sic), culturalmente más letal (sic) y todavía más poderoso, lo cual
excitará odios sin precedente.
Podemos afirmar categóricamente, 15 años más tarde, que EU no es más rico ni más poderoso, pero que, indudablemente, su oligopolio trasnacional multimediático lo ha hecho
más letal culturalmente.
Asevera que el mundo vive
una época de verdades múltiples (¡supersic!), lo cual condimenta con su paradigma neohegeliano sobre el
conflicto constanteentre amos y esclavos, que
definirá las bifurcaciones del futuroentre
los amos (sic) de la información y sus víctimas (sic).
En el pasado, la “información superior (sic) –frecuentemente encarnada por la tecnología militar– asesinó (sic) a través de la historia” cuando
sus efectos solían ser políticamente decisivos pero no intrusivos a escala personal (una vez que el pillaje y la violación habían concluido): la
tecnología era más apta para derrumbar los pórticos de la ciudad que para cambiar su naturaleza interior.
En medio de la
información desorientadora, ayer
la ignorancia era dicha; hoy
la ignorancia no es posible, sólo el error.
Aduce en forma ominosa que la
expansión contemporánea de la información asequible es inmensurable, incontenible y destructiva (sic) para los individuos y las culturas enteras (sic) incapaces de controlarla. ¿Se salió de la botella el genio de la (des)información en forma de bites?
Arguye que la
información destruye los trabajos y culturas tradicionales; seduce, traiciona, pero permanece invulnerabley
aquellos que no puedan reconciliar la información con sus vidas o ambiciones estarán alienados (sic).
Sentencia arrogantemente que
individuos o culturas que no puedan unirse o competir con el imperio de la información de EU, solamente les queda el fracaso inevitable.
Fustiga con entonaciones rememorativas del pernicioso
choque de civilizaciones, de Samuel Huntington, que las
culturas no-competitivas (sic), como el islam árabo-persa o el segmento disidente de la poblaciónde EU
están enfurecidos, ya que
sus culturas se encuentran sitiadascuando
sus apreciados valores han sido disfuncionales: el
obrero de EU y los talibanes en Afganistán son hermanos en sufrimiento.
Abundan los
ciudadanos desechablesy los sindicatos obreros irrelevantes en medio de la
ferocidad demográfica. Juzga despectivamente que
el hermano gemelo foráneo es el islámico o el africano del subsahara o el graduado de una universidad mexicana (¡supersic!). Hoy
Hollywood llega donde Harvard nunca penetró. ¡Hollywood por encima de Harvard!
Rechaza las críticas que los
extranjeros desechablesasestan a EU cuando
el culto de la victimización se ha vuelto un fenómeno universal y es una fuente de odios dinámicos. Cabe señalar que todavía no aparecían en el horizonte las atrocidades de militares estadunidenses en Abu Ghraib (Irak) ni la enuresis militar sobre los cadáveres afganos.
En la
revolución de la información global el efecto del video es más inmediato e intenso que el de las computadoras: si la religión es el opio del pueblo, el video es su cocaína.
A mi juicio, aún peor que la posesión y la difusión masiva de un video letal, es su montaje deliberado.
Con bastante precisión y 15 años de antelación, previó que ya
no habría más pazen el mundo con
conflictos múltiples (sic) en formas mutantes en todo el globocuando el “papel de facto de las fuerzas armadas de EU será conservar al mundo seguro para nuestra economía y abierto para nuestro asalto (sic) cultural. Para estos fines realizaremos una buena cantidad de matanzas construidas por un ejército centrado en la información, manipulando los datos para la efectividad y la eficiencia, y negando las ventajas similares a nuestros oponentes”, lo cual
requiere una buena dosis de tecnologíaen los
campos de batalla urbanos y multidimensionales.
Las
guerras emocionales–odio, envidia y codicia–
definirán los términos de las batallas, más que la estrategia, en las que la superioridad de la información incisivamente empleada debe ser más filosa que la bayoneta.
Se mofa de las
Casandrasque suponen la decadencia de EU, y considera que la fuerza basada en la información es un derivado de la cultura de EU,
la más triunfante de la historia. ¿No estará confundiendo oblicuamente Peters la cultura eternal (aquello que queda después de haberlo olvidado todo, como suelen enseñarlo los franceses clásicos) con el vulgar
entretenimientodel eje Hollywood-Las Vegas?
Alaba la destreza informática del sistema educativo estadunidense que alcanza su summum en el ejército y sus
tecnoguerreros.
Juzga que
la prioridad número 1 de los gobiernos no occidentales en las próximas décadas será buscar términos aceptables para el flujo de la información dentro de sus sociedades. Alega que
su fracaso está programado.
La tesis militarista sobre el
conflicto constantey la (des)información de Peters no dista mucho del enfoque del británico blairiano Robert Cooper (
El nuevo orden mundial y el oligopolio multimediático global, Bajo la Lupa, 3/8/11). ¿Asistimos impotentes a la agonía de la
verdad?
Alfredo Jalife Rahme
La Jornada
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