martes, 29 de noviembre de 2011

Diez estrategias de la manipulación mediática. Noam Chomsky

El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios.
  
1. La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Fuente: Artículo: "Sobre el actual apagón informativo (Siria, Rusia, colapso del euro y demás)". 
A + R.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Hilos de reflexión sobre ¿la crisis? y la sostenibilidad de la vida

Este texto es no es más que un intento de recoger por escrito reflexiones varias surgidas al calor de múltiples debates en diversos contextos y forma parte de un trabajo más amplio en preparación. Surge en este momento de ilusión del 15-M (esto es esperanza, y no la presidenta), pero se engarza con historias que venían de mucho antes. No es un texto acabado, redondo, con principio y fin. Es poco más que un borrador que recoge debates que hemos ido teniendo y lanza ideas para debates futuros. Es un texto que se lanza para el diálogo, para sentarse en una plaza y debatir, por eso no va maqueado ni pulcramente planchado; o sea: perdonad los posibles gazapos, los puntos suspensivos, y los argumentos a medio cocinar.


1. La crisis, ¿qué crisis?
El estallido financiero se ha adueñado de la concepción única y absoluta de “LA CRISIS”. Desde perspectivas críticas, llevábamos años denunciando que el proceso de valorización de capital se lograba mediante la puesta a disposición de dicho proceso del conjunto de la vida (humana y no humana). Es decir, convirtiendo la vida y sus necesidades en un medio para el fin de acumulación de capital; en el mejor de los casos, en el peor, la vida constituía un estorbo y lo más rentable era destruirla. A esto lo habíamos denominado conflicto capital-vida. Con esta expresión nos referíamos al tipo de vida que construye el capitalismo (qué formas de vida y qué dimensiones de la vida resultan rentables, productivas –por la doble vía de la producción o del consumo-), y a las dimensiones de la vida que no son rentables, que sobran, o a las vidas enteras que no eran rentables, que sobraban. En el proceso de financiarización de la economía, este conflicto se había agudizado, al producirse una parte creciente del proceso de valorización con una desconexión tremenda de los procesos vitales mismos.

En ese sentido, decíamos que el proceso de valorización se había dado a costa de la explotación del planeta (de la vida no humana). Y también a costa de poner la vida humana al servicio del proceso de acumulación, tanto en el Sur global como en el Norte global (si bien esta explotación tenía características e intensidades muy diversas). Esto había conllevado serios ataques a los procesos vitales, que veníamos luchando que se reconocieran como crisis profundas, sistémicas y acumuladas. Así, hablábamos respectivamente de una crisis ecológica (global); una crisis de reproducción social que afectaba al conjunto de expectativas de reproducción material y emocional de las personas en el Sur global; y una crisis de los cuidados, que afectaba a una dimensión concreta de las expectativas materiales y emocionales de reproducción (los cuidados) en el Norte global. 

Luchábamos porque estos procesos vitales truncos se reconocieran como crisis… y nos estaba costando. Estábamos visibilizando las deficiencias estructurales de un sistema depredador (que no solo era capitalista, sino también heteropatriarcal, antropocéntrico e imperialista). Hablábamos de crisis de civilización porque atravesaba el conjunto de las estructuras (políticas, sociales, económicas, culturales, nacionales, etc.), pero también de las construcciones éticas y epistemológicas más básicas (la propia comprensión de “la vida”).

Llega entonces el estallido financiero y automáticamente y sin cuestionamiento alguno, le otorgamos el nombre de crisis. Realmente, lo que se produce es un quiebre en el proceso de acumulación, de valorización de capital, primeramente en los circuitos financieros. No es, de primeras, un quiebre directo de los procesos vitales. En ese sentido no es una crisis (no está –o no tan agudamente- en crisis el proceso vital, que es el que nos importa si ponemos la sostenibilidad de la vida en el centro). Son posteriormente el tipo de políticas que se ponen en marcha para recuperar el proceso de valorización (las llamadas políticas anticrisis, que son más bien políticas de recuperación de la ganancia) las que implican un serio ataque a las condiciones de vida. Esa ahí donde la respuesta política al estallido financiero empieza a devenir en crisis. Así, podemos prever que la recuperación del capital implique, en el Norte global, un agravamiento serio de la crisis de los cuidados (vía reducción de servicios y prestaciones públicas, traslación de carga de trabajo al trabajo no remunerado y flexibilización y desregulación creciente del mercado laboral), así como el comienzo de una crisis de reproducción social para ciertos segmentos sociales (vía hipersegmentación social y vía paso de situaciones de precariedad en la vida a situaciones de exclusión, en un contexto de agudización de la dependencia del ingreso por la desaparición de mecanismos colectivos de absorción de los riesgos de la vida, dificultad de acceso a fuentes estables y suficientes de ingresos, pérdida de la noción de universalidad de los derechos y paso a enfoques asistenciales); y, en el Sur global, que se traduzca en un agravamiento de la crisis de reproducción social (por ejemplo, ya ha ocurrido en lo referente a la crisis alimentaria provocada por la especulación con alimentos).

Así, una primera pregunta es de qué crisis estamos hablando.
Ante la crisis, hay múltiples frentes de intervención, pero me limito a resaltar dos “pres” y dos intervenciones simultáneas.

Los "pres" para intervenir en la crisis

2.1 La "desfinanciarización" de la economía
Someter a los mercados financieros a un control realmente democrático, poner coto a la capacidad de las empresas de crear dinero financiero, exigir responsabilidades a gestores financieros, agencias de calificación, instituciones, etc. Es decir, la reversión del proceso por el cual los mercados financieros estaban alejándose por completo de toda posibilidad de control y de todo vínculo con el resto de procesos socioeconómicos (lo que en palabras de Mertxe Larrañaga podemos llamar "desfinanciarizar" la economía) es una exigencia que no solo toma cuerpo, sino que es compartida una pluralidad enorme de gentes. El problema es si con ello aspiramos a volver a poner a las finanzas al servicio de la producción como fin último de la reivindicación, es decir, que queremos volver a una especie de capitalismo bueno, movido por la demanda, léase el consumo. 

Las diversas medidas que nos llevarían a esa desfinanciarización debemos leerlas en términos de aminorar el conflicto capital-vida. Si bien sabemos que este conflicto es inherente al capitalismo heteropatriarcal, puede tener diversas intensidades. Y en el paso de la lógica K-M-K’ a la lógica K-K’ se había agravado. Se trata, por tanto, de exigir esta bajada de intensidad del conflicto a la par que cuestionamos el sistema capitalista en sí.

(Existen múltiples propuestas que dan forma a esta desfinanciarización -entre otras, pueden verse las propuestas del grupo de trabajo de economía de Sol, propuestas de grupos como ATTAC, u otras realizadas desde el ámbito de la economía ecológica- el debate central es si se “limitan” a, digamos, poner algo de orden en el casino global, o si replantean de arriba abajo el papel del sistema financiero, su carácter privatizado, e, incluso el rol del dinero como medio de acumulación de valor).

2.2 El cuestionamiento de la dicotomía perversa producción/reproducción
Desde el ecologismo social afirman que la “metáfora de la producción” (como la llama José Manuel Naredo) se ha adueñado de nuestra forma de interpretar el mundo. Es decir, creemos en la posibilidad de producir riqueza, en un proceso progresivo y creciente sin límite. Este sería el objetivo socioeconómico por excelencia, el sentido del progreso y el desarrollo: el crecimiento. A su servicio estaría, de forma clave, el planeta, el conjunto de recursos naturales, disponibles para que el hombre los domine y utilice para ir constituyendo civilización. Esta metáfora ha sido duramente cuestionada por el ecologismo social y por el feminismo.

El ecologismo asegura que la producción no existe. Los sistemas socioeconómicos son subsistemas abiertos, que extraen recursos, absorben energía, generan residuos y emiten energía degradada. Estos subsistemas abiertos funcionan en un sistema cerrado, la biosfera, que no intercambia materiales con el exterior y donde la única producción de verdad solo es la de la fotosíntesis, y es muy poca. Es decir, que extraemos y transformamos, pero no producimos nada. La producción es una fantasía antropocéntrica, que tiene una única forma de mantenerse: crear un medio fantasma de acumular esa supuesta riqueza creada, el dinero. El dinero que no existe más que en la medida en que la gente crea que existe (y, en ese sentido, podemos decir que es una gravísima performance), no solo se convierte en el fin del proceso económico, en medio de acumulación y no de mero intercambio, sino que es el sine qua non para el funcionamiento de la metáfora de la producción.

Desde el feminismo se afirma que el otro oculto de la producción es la reproducción, en un esquema epistemológico patriarcal que está en la base de la explotación de la naturaleza y la opresión de las mujeres. Este esquema se caracteriza por interpretar el mundo de forma dicotómica: comprender la realidad organizada en pares opuestos (bueno/malo, arriba/abajo, producción/reproducción), con una valoración jerárquica del binomio (la producción es el progreso, lo deseable) y donde el miembro valorado termina arrogándose el todo, la universalidad (solo vemos y hablamos de la producción). Además, hay un encabalgamiento entre toda dicotomía y las dos clave de: masculino/femenino, civilización/naturaleza. La producción encarna valores de la masculinidad y usa la naturaleza feminizada para construir civilización. Desde aquí se produce una disociación entre el crecimiento, el progreso, entendidos como el objetivo civilizador y el mero sostenimiento, condición que se supone debe superarse (trascender es lo plenamente humano y entra en contradicción con la inmanencia). Ante esta epistemología perversa, la cuestión no es solo visibilizar que, además de producir bienes y servicios, también se reproducen personas. Sino señalar que ambos procesos no están escindidos, que la producción solo nos importa en la medida en que reproduce vida. La reproducción, por tanto, es la lente desde la que mirar el conjunto, el eje trasversal. Dicho de otra forma: que no hay contradicción entre el objetivo que luego llamaremos de “vivir bien” y la sostenibilidad. Se trata de vivir bien, no vivir mejor (mejor que antes, mejor que otrxs).

Intervenciones simultáneas: construcciones éticas y construcciones socioeconómicas
Es urgente que tengamos dos debates simultáneos o, en palabras de Silvia L. Gil, que seamos capaces de pensar e intervenir simultáneamente en varios niveles:
  • Necesitamos un cuestionamiento ético de los valores mismos que sostienen el sistema y que interpretan la vida (la humana y la no humana)
  • Y necesitamos un cuestionamiento de las estructuras que organizan esa vida (esas vidas)
Son procesos que deben ir simultáneos, porque a lo que nos enfrentamos es a una crisis sistémica.

  1. Cuestionarnos qué es eso de “vivir bien”
Respecto a la intervención ética: necesitamos un debate radicalmente democrático sobre qué entendemos que es “vivir bien”, varios apuntes:
  • Radicalmente democrático: y esto hace referencia a la falta de estructuras de democracia real participativa
  • ¿Qué necesidades son las que convierten a la vida en una vida significativa? Aquí hay nexos indiscutibles con las propuestas del decrecimiento y de vivir mejor con menos. Desde el feminismo, apostamos por constituir los cuidados en una de las dimensiones centrales de esa vida significativa (aunque tengamos al mismo tiempo que replantearnos qué entendemos por cuidar bien-cuidarnos bien). Y por otorgar máxima importancia a dimensiones de la vida que han pasado históricamente no discutidas en lo publico, sino “negociadas” en lo privado/doméstico, y/o se consideran ajenas a lo económico (cuestiones afectivas y relacionales, sexuales, etc.). Estas necesidades deben definirse de manera colectiva (no es lo que individualmente consideramos necesario, sino lo que colectivamente nos responsabilizamos de garantizar)
  • Cambios epistemológicos clave para romper con la idea de autosuficiencia (somos seres autosuficientes en nuestra individualidad, “yo y el mercado”):
    • Reconocer y poner en primer plano la vulnerabilidad de la vida: que la vida es vulnerable entendiendo esto como potencia, como la apertura de espacios donde podamos sentir conexión, sentirnos afectadas por lo que les ocurre a otrxs.
    • Reconocer la interdependencia de la vida y la ecodependencia como condiciones inherentes a esta. La única forma de afrontar la vulnerabilidad es en la interacción. La interdependencia nos transforma la pregunta: ya no es cómo lograr ser autosuficiente, sino cómo lograr niveles suficientes de autonomía en una realidad de interdependencia y cómo construir la interdependencia en términos de reciprocidad y no de asimetría; y como lograr autonomía en un contexto de ineludible interdependencia (como dice Silvia Gil en Nuevos Feminismos. Sentidos comunes en la dispersión, se trata de “abrir la posibilidad de pensar la autonomía, no como ejercicio individualizador de valorización del capital, sino como capacidad para construir una vida en la que se afirme la interdependencia y se dibuje de un modo más justo, abriendo nuevos ”).
    • sentidos colectivos para su organización. .
  • En estos debates (poner en el centro otra apuesta, una ruptura expresa y rotunda con los valores de la “modernidad”, “desarrollo”, “progreso”) hay muchas aportaciones: buen vivir (sumak kawsay/suma q’amaña), decrecimiento, mejor con menos, postdesarrollo… Desde el feminismo hemos hablado de cuidadanía, de vida vivible… Introducir las distintas perspectivas (con sus potencialidades y límites) en el debate. En esta profusión de perspectivas, no tenemos las palabras: ¿cómo llamar a ese “vivir bien”? Y por eso las comillas.
  • Algunos elementos, entre otros muchos, de cara a pensar ese “vivir bien”:
    • Que ese “vivir bien” sea universalizable: que no se dé a costa del “vivir mal” de otrxs. Los debates que estamos teniendo con el 15-M tienen a veces un foco excesivamente nacional, o “primermundista” (¿reivindicamos el estado del bienestar como una panacea sin preguntarnos en qué medida ese estado del bienestar solo ha sido posible gracias a las desigualdades globales?). Aquí hay un nexo directo con el cuestionamiento de las fronteras, y podría derivar en reivindicaciones inmediatas como la derogación de la ley de extranjería o el negarse a la modificación de Schengen.
    • Igualdad: la igualdad redefinida desde la conciencia de la diversidad, cómo lograr que la diversidad no implique desigualdad
    • Austeridad: los límites ecológicos son insoslayables. ¿Pero debemos pensar también en límites éticos (vinculados a las nociones de universalidad e igualdad)?

  1. Con qué estructuras gestionamos la responsabilidad colectiva de poner las condiciones de posibilidad para ese “vivir bien”
A la hora de discutir esto tenemos, en primer lugar, que introducir en el debate todas las estructuras socioeconómicas posibles (me voy a referir a las estructuras socioeconómicas y no a las políticas, por ejemplo, pero habría que ampliar en consonancia): la diversidad existente y las que podrían existir. A menudo el debate se ciñe a dos estructuras contrapuestas: mercado y Estado (entendidas además de forma muy monolítica). Pero hay otras estructuras en funcionamiento:
  • Los hogares (diversos, más allá de la familia): institución económica que desde el feminismo definimos como la unidad económica básica (en el sentido de que es la forma organizativa en que las personas gestionamos cotidianamente nuestra vida económica) y como colchón de reajuste del sistema (en el sentido de que es donde en última instancia se producen los reajustes en términos de generación de bienes y servicios, distribución y consumo de recursos para garantizar la vida en función de las condiciones que impongan el resto de las esferas; es la institución que asume la responsabilidad de garantizar las condiciones de vida en el marco de un sistema que garantiza el proceso de acumulación). Los hogares, además, son instituciones muy poco democráticas (unidades de conflicto cooperativo, como se han definido), por lo que si exigimos estructuras económicas democráticas, un serio debate sobre los hogares es insoslayable.
  • Diversas formas comunitarias de organizar el trabajo y el acceso a bienes y servicios: formas varias de vida en común y/o de organización en común de los trabajos. Redes varias comunitarias, vecinales, etc.
  • Economía social y solidaria: ¿es posible que esta sea eje clave de la reorganización de la estructura socioeconómica?, ¿cuáles son los nexos de la economía social y solidaria con lo público?
  • Tercer sector
  • Economía campesina
  • … Formas variadas también en cada contexto

Esas y otras estructuras existen ya (son lo que Magdalena León llamaría la economía diversa realmente existente y que va también más allá de la tríada Estado-empresas-hogares en la que a veces se queda encajonada el feminismo). A la par, hay que complejizar el debate sobre las empresas (no toda empresa es igual, ni siquiera aunque tenga ánimo de lucro). Además, hay otras formas que podrían pensarse. Por ejemplo, ¿podría pensarse una organización y gestión de lo público que no pase necesariamente por la estructura administrativa burocrática? Es imprescindible un ejercicio de creatividad e imaginación muy grande.

Teniendo en mente la diversidad de formas posibles de organizar la economía, hay dos movimientos estratégicos clave:

Primero: detracción de recursos de la lógica de acumulación
En la medida en que está claramente identificado el conflicto entre el proceso de acumulación y la garantía de unas condiciones que hagan posible ese “vivir bien”, es urgente ir detrayendo recursos que hoy día están puestos a funcionar para garantizar el proceso de valorización de capital.

Segundo: Poner los recursos a funcionar bajo otra lógica económica, en estructuras económicas democráticas
Cuáles son estas estructuras y cuál puede ser su lógica de funcionamiento es justo el elemento clave a imaginar y construir. Podría haber ciertas pistas:
  • ¿Lógica? Es decir, la forma en que se reconocen las necesidades de sujetos concretos, las vías por las cuáles se legitiman esas necesidades (se asume un compromiso de resolverlas), la forma de organizar la generación de los medios para satisfacerlas, y la forma de distribuirlos… Debemos ir más allá de (¿o recuperar para complejizar?) la idea de las tres lógicas intercambio/redistribución/reciprocidad
  • Hay ya distintas lógicas en marcha en esas diversas estructuras económicas: podemos partir de reconocerlas y valorarlas, pero sin mitificar ninguna (especialmente peligroso sería mitificar una supuesta “ética de los cuidados” o de la “vida comunitaria”)
  • El dinero debe volver a ser un medio de intercambio y perder la capacidad de acumulación, tampoco puede ser el medio para reconocer y legitimar las necesidades.
Bajo esta idea de detraer recursos a la lógica de acumulación (organizada en torno a estructuras sumamente jerárquicas) y ponerlos a funcionar en estructuras democráticas bajo otras lógicas económicas para asumir la responsabilidad colectiva de garantizar las condiciones en las que sea posible ese “vivir bien”, podrían exigirse reivindicaciones inmediatas referidas a distintos tipos de recursos como:
  • Espacio físico: detraer tierra, espacio urbano y rural al capital. Aquí las propuestas más elaboradas vienen del ecologismo. Por ejemplo (y lanzo un tanto a boleo): redefinir toda la orientación de los transportes, priorizar el transporte en tren frente al automovilístico; una red ferroviaria electrificada que una todos los núcleos habitados y priorice esta conexión frente a las líneas de alta velocidad que unen grandes núcleos; espacio en las ciudades para el carril bici y zonas peatonales frente al asfalto para los coches; recalificar el suelo (de urbanizable a zonas verdes o…). Tierras para la pequeña agricultura ecológica frente a las tierras para los monocultivos para la exportación…
  • Vivienda: el debate sobre la vivienda nos pone delante dos cuestiones claves:
    • La imperiosa necesidad de apostar por la redistribución frente al crecimiento. “Casas sin gente, gentes sin casa, ¿qué pasa?” En este contexto es un absurdo pedir la construcción de más viviendas (¡casi un millón vacías!) para solucionar la falta de acceso.
    • La urgencia de erosionar la fortaleza del nexo calidad de vida-capacidad de consumo (otra manera de decir que se pongan los recursos a funcionar bajo otra lógica distinta a la de acumulación y la subsiguiente compra/venta; otras formas de acceder a los recursos que no pasen por el dinero del salario): si dejamos de gastar una media del 60% del sueldo en vivienda, ¿podríamos vivir mucho mejor con mucho menos dinero?
    • Nos trae también a colación el debate sobre nuestros propios valores éticos: ¿seguimos teniendo como objetivo vital la propiedad individual de vivienda?
    • En ese contexto, ¿por qué no apostar por la expropiación de la vivienda vacía (quizá con ciertas excepciones) y organizar un parque público de vivienda en alquiler?
  • Cuidados: en este caso, más que detraer estos recursos, se trata de evitar que se siga en la tendencia actual donde están entrando dentro de la lógica de acumulación. En ese sentido, la propuesta fundamental sería prohibir que los cuidados puedan ser servicios proporcionados por entidades con ánimo de lucro. Desde el feminismo hemos insistido en las perniciosas consecuencias de que esto ocurra (básicamente, garantizar márgenes de rentabilidad suficientes y crecientes mediante: la provisión de cuidados de calidades extremadamente diversas –a menudo rayando lo indigno- según la capacidad de pago, por lo tanto, multiplicando las desigualdades; y mediante la explotación de la “ética reaccionaria del cuidado” en las trabajadoras, para garantizar que se sientan responsables de seguir proporcionando buenos cuidados al margen de las condiciones laborales e inhibir procesos reivindicativos, en la medida en que se las hace sentir responsables directas del bienestar de los “consumidores”). Es imprescindible retomar esa vieja idea de que el ánimo de lucro no puede operar en sectores básicos, y exigir que los cuidados sean considerados como tal.
  • Recursos financieros: hago referencia aquí a un propuesta clave y con gran apoyo social, la reforma fiscal progresiva (pero hay otras, por ejemplo, la banca pública).
    • Hay mucho hablado y por hablar sobre esto, pero básicamente progresiva significa: priorización de los impuestos directos sobre los indirectos; gravar más al capital que al trabajo; establecer un sistema de tipos y tramos realmente progresivo, tanto para el capital como para el trabajo. Podríamos añadir que no beneficie a unos tipos de familias sobre otros (sobre todo referido al impuesto sobre la renta: que no redistribuya hacia los modelos normativos de familia). Los debates en torno a la reforma fiscal aducen que el ajuste no necesariamente debe producirse vía gasto, sino que puede darse vía ingreso.
    • La cuestión adicional sería: ¿y para qué usar estos recursos?: ¿recaudarlos para ponerlos a funcionar otra vez en los mismos circuitos (por ejemplo, financiar otro megaproyecto)?, ¿recaudarlos para que la gente pueda satisfacer expectativas de consumo que son insostenibles (de nuevo, compra de automóviles)? Es decir, la idea no es “reactivar la demanda” (cualquier demanda, de cualquier necesidad, recursos producidos bajo cualquier forma organizativa) para incrementar la “producción real”, sino preguntarnos cuál es esa “producción”, en qué estructuras se da, a qué necesidades responde, etc.
    • En este sentido, sería clave ligar esta detracción de recursos financieros con el ponerlos al servicio de: (1) socializar la responsabilidad de cuidados, que a día de hoy está privatizada: responsabilidad femenina en los hogares (y aquí van la ley de dependencia y autonomía personal, las escuelas infantiles, derechos de “conciliación”… pero también podrían ir otras: ¿comedores colectivos?); (2) para poner en marcha otro conjunto de mecanismos que permitan colectivizar los riesgos del vivir (sistemas de pensiones, con un debate sobre su carácter contributivo, recuperación de la noción de universalidad de los derechos…); y (3) recuperar estándares de calidad y universalidad de los sistemas educativos y sanitarios.
  • Recursos humanos: liberar tiempo de vida. La reivindicación clave sería la reducción de la jornada laboral sin pérdida salarial, como forma además de poner en primera línea la idea de apostar por la redistribución frente a la competencia (en un entorno de esclavitud del salario y de escasez del empleo, competencia por el empleo entre países, entre mujeres y hombres, autóctonxs y migrantes…). Pero añadiendo:
    • La no reducción del conjunto de la masa salarial (que el trabajo en su conjunto no pierda recursos frente al capital) debe ir acompañada de un debate sobre el valor de los trabajos y las diferencias salariales. Así, reivindicaciones asociadas serían: incremento del salario mínimo, establecimiento de un salario máximo y tope a las rentas no salariales (recuperamos la cuestión de los límites de la que hablábamos con anterioridad). Aquí se abrirían debates clave: ¿qué diferencias salariales son legítimas?, ¿qué es un salario digno? Por ejemplo, qué es un salario digno para el empleo de hogar; si el precio de este ha de ser siempre menor que el salario que logra fuera la familia empleadora… El debate sobre cómo valorar los trabajos (¿existe actualmente una correlación inversa entre valoración –monetaria y en derechos-, y la contribución social de los trabajos? O, dicho de otra forma: ¿hay una correlación directa entre valoración y contribución al proceso de acumulación?)
    • Redistribución de todos los trabajos: la redistribución de los remunerados debe ir sí o sí ligada a la redistribución de los no remunerados (por justicia, y porque es mediante los no remunerados como se asume la responsabilidad de sostener todas las dimensiones de la vida que no son rentables; son el sustrato para el trabajo pagado alienado). En este sentido, es especialmente preocupante la solidificación de la noción de “el parado”, deprimido porque no tiene empleo y sin saber qué hacer con su vida (los lunes al sol). Aprovechar el desempleo masculino para redoblar la lucha por la redistribución de los trabajos no remunerados (¿cómo podría organizarse esto?). Ni un parado más al sol.
    • Más allá del debate sobre el reparto del empleo, y sobre el reparto de los trabajos remunerados y no remunerados, debemos empezar a hablar del reparto de los trabajos socialmente necesarios y los trabajos alienados. ¿A qué nos referimos? Socialmente necesarios serían aquellos trabajos que generan las condiciones de posibilidad para ese “vivir bien”; alienados serían los que sirven a otros fines distintos. Hay una correlación entre esta distinción y la de remunerados/no remunerados: Muchos trabajos no remunerados (¿la mayoría?) son socialmente necesarios, pero no todos (por ejemplo, hay funciones asociadas a la imagen del ama de casa y la feminidad que no son solo prescindibles, sino que son esclavizantes –ya se cuestionó en su día lo alienante que era para las mujeres la exigencia de tener la casa como los chorros del oro-). Y muchos trabajos remunerados son alienados (sirven solo al proceso de acumulación, pero no a los procesos vitales, no satisfacen necesidades; aquí está la pregunta de Rosario Hdez Catalán “pero este trabajo yo para qué lo hago”). Los trabajos socialmente necesarios deben repartirse (no todos ellos son agradables, ni mucho menos) y revisarse su valoración; y los alienados deben repartirse hoy por hoy (es clave el reparto de los trabajos pagados: hoy por hoy los queremos porque nos dan un salario imprescindible para vivir), pero la lucha debe ser por tender a su desaparición.
Todo lo anterior son meras ideas, dibujadas con trazo grueso, para recoger diálogos que hemos ido teniendo, y para lanzarlas por si pueden servir en los debates abiertos y por abrir.
 (gracias, Sira)

Amaia Pérez Orozco es economista y feminista y este texto forma parte de un trabajo más amplio en elaboración.
Rebelión
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=140216

Instrucciones para salvar tu casa de un deshaucio

Atrasar la celebración del juicio:
1.- Cuando dejas de abonar las rentas y el propietario decide acudir al juzgado y presentar una demanda, puedes atrasar los procedimientos no cogiendo las notificaciones judiciales”. Si el inquilino no está notificado no hay ni juicio en su ausencia y, por tanto, tampoco desalojo.

Para estos casos, la modificación de la Ley de Enjuiciamiento Civil permite la notificación por edictos que se cuelgan en el tablón de anuncios del propio juzgado y por los que se supone que el denunciado se da por citado para el juicio. Algunos Juzgados son reacios a permitirlos y se procede a averiguar el domicilio del inquilino, lo que retrasa sobre manera el proceso judicial instado. Además, cuando hay que recurrir al edicto, el procedimiento se retrasa los días que se tarda en publicar, lo que a veces dificulta poder mantener la fecha señalada para realizar el desalojo.

Una vez recibida la notificación:
La notificación en la vía civil siempre es obligatoria. No puede haber un “alzamiento” sin notificación pues crearía una inseguridad jurídica. No ocurre lo mismo, con los procedimientos penales en los cuales la policía puede actuar sin previo aviso.

2.- En los tres días siguientes a la recepción a la notificación, el inquilino puede pedir asistencia jurídica gratuita o que se designe un abogado de oficio. Si lo solicita hasta que no se pronuncia –dos, tres meses- no hay ni juicio ni desalojo. Queda suspendido el procedimiento.

3.- También el inquilino puede pedir asistencia jurídica gratuita pasados esos tres días. Incluso el mismo día del juicio, con lo que éste puede quedar de nuevo en el aire ya que el juez, para evitar la indefensión del demandado, a veces suspende el juicio a pesar de que la Ley de Enjuiciamiento Civil señala que si la solicitud se realizara en un momento posterior, “la falta de designación de abogado o procurador por los colegios profesionales no suspenderá la celebración del juicio, salvo en los supuestos contemplados en el párrafo segundo del artículo 16 de la Ley 1/1996, de 10 de enero, de Asistencia Jurídica Gratuita”.

4.- La Ley de Enjuiciamiento Civil también permite al inquilino demandado enervar la acción de desahucio. Paralizarlo en el momento que paga las rentas y las cantidades que se adeudan antes de la celebración del juicio y siempre y cuando el dueño del inmueble no le haya requerido el pago de dichas cantidades con, al menos dos meses de antelación a la presentación de la demanda. Sólo se puede evitar la acción una vez por cada contrato con la reciente ley del  desahucio express, aprovada por PSOE-PSC+PP+CiU+PNV.

5.- Cuando el juez ya ha dictado sentencia y ésta condena al inquilino, éste puede pedir un abogado de oficio o un procurador de cara al desalojo. En este caso se suspendería el procedimiento hasta que el Colegio de Abogados decidiera si el condenado tiene derecho a ello. Una vez más, el proceso puede retrasarse hasta dos meses. Además, durante este tiempo están suspendidos los pagos de las rentas y se evita el embargo de cantidades económicas.

El mismo día del desalojo:
El día del lanzamiento (desalojo del piso) interviene una comisión judicial: el procurador del arrendador, el propietario, la policía, un cerrajero, etc . Pero hay varias circunstancias que pueden dilatar el proceso.

6.- Lo más importante es que los vecinos estén organizados para evitar un desahucio de la familia. La solidaridad es muy importante y de hecho está siendo la mejor alternativa pues la movilización vecinal crea “una alarma social” con la que no gusta lidiar a los secretarios judiciales. Para ello hay que acudir a las entidades del barrio que ayudan: Asociaciones de vecinos, Oficinas de Derechos Sociales, Plataforma Afectados Hipoteca, asambleas barriales del 15M, etc…. LA BARRERA HUMANA SIGUE FUNCIONANDO!!

7.- También puede darse el caso de que abra la puerta un menor de edad o una persona enferma. En este caso habría que avisar a los servicios de un médico, lo que volvería a retrasar el desalojo varios días.

8.- Lo mismo sucede si en el inmueble hay animales o basura. Cuando al entrar en el inmueble hay animales (perros, gatos, serpientes…) no se puede celebrar el desalojo. Es necesario llamar a la perrera municipal o al organismo correspondiente para examinar a esos animales y sacarlos del inmueble. Esto puede retrasar el proceso un par de días, aunque puede alargarse hasta un mes, dependiendo de las circunstancias. Una vez desalojados los animales, la comisión judicial debe fijar otra fecha para el desalojo, por lo que dependerá también de la agilidad de ésta el retraso que pueda producirse.

9.-La Comisión Judicial puede permite retrasar el desalojo unos días más para retirar las pertenencias y enseres de las personas si se da el caso que el piso este muy lleno.

La vía penal si el inquilino intuye estafa o falsedad documental del propietario:
10.- Otra posibilidad es que el inquilino vaya  por la vía penal al argumentar falsedad documental, estafa o vulneración de los derechos constitucionales frente a la propiedad. ¿Qué significa esto? El inquilino puede decir que el contrato de alquiler es falso, es ilegal, no está declarado a Hacienda o no està registrado, que la firma del mismo no es suya o que si se queda en la calle hay vulneración de los derechos constitucionales. Si esto sucede se insta un procedimiento penal que paralizaría el procedimiento civil.

El dueño del piso pueda echar al inquilino pero puede alargarse entre tres o cuatro años. Además, una vez que hay sentencia penal, el inquilino puede recurrir ante la Audiencia Provincial, alargando una vez más los plazos. Se puede tardar un año si se archiva la instrucción o cuatro, depende de muchos factores: si hay sobreseimiento, recursos, colapso de la justicia, etc.

11.- Se han dado casos de contratos verbales. Sirven. Pero hay que hacer todo lo posible para obtener alguna documentación que indique que tu vives en el piso i durante cuanto tiempo. Los contratos verbales suelen ser para no pagar impuestos.  Se han dado muchos casos en pisos hipotecados en los cuales el propietario lo adquirió como inversión pero defrauda todo.  El 56% de los alquileres no se declaran a Hacienda, se puede presionar por ahí.

domingo, 27 de noviembre de 2011

El futuro energético del país

España es un país sin petróleo, ni uranio, ni gas. Posee carbón de mala calidad y muy contaminante. Esto provoca una situación de debilidad y dependencia energética del exterior, colocándonos a expensas de la especulación de los mercados o de las crisis internacionales energéticas. Sirva como ejemplo, que la denominada “primavera árabe” nos va a costar en el año 2011 el 1,5% del PIB nacional, unos 15.000 millones de euros. 

Podemos afirmar, que los tiempos del petróleo barato se han acabado (ver los informes de la Agencia Internacional de la Energía), debido a su próxima escasez. La situación energética, como podemos ver es complicada. A ello debemos añadir el cambio climático, que es un problema real y de efectos inmediatos, por lo cual estamos obligados a un nuevo modelo energético, basado en la sostenibilidad económica y ambiental.

La realidad energética nos habla de reservas de petróleo que se agotarán antes de cuarenta años, las de gas en sesenta años, las de uranio antes de ochenta años y el carbón se da de bruces con el cambio climático. A todo este panorama pesimista, estamos asistiendo a que países como China, India, Brasil……… están demandando cada vez mayor cantidad de energía para su desarrollo, con lo que acelerara todo el proceso energético.

Una de las grandes carencias que como país hemos tenido es la falta de una verdadera política energética. Tanto el Partido Popular como el Partido Socialista, hacen sus planes sin ninguna conexión unos de otros. Una política mínimamente coherente ha de tener una visión de entre quince y veinte años. El tener una política energética coherente es una cuestión clave para nuestro futuro como país, para garantizar la seguridad y soberanía.

España no es hoy capaz de reunir los cuatro aspectos básicos de la sostenibilidad energética: coste asequible, abundancia, limpieza medioambiental y seguridad de suministro. 

Este plan debe de recoger políticas claras de competitividad empresarial, política industrial, desarrollo tecnológico, seguridad de suministros y acabarse de una vez con demagogias y políticas ideologizadas absurdas, dejando de pensar en el beneficio de determinadas empresas y no en el país. Tenemos los siguientes problemas energéticos:

Tarifas. Ante esta carencia de política energética y la falta de celo en conocer el coste real de la energía que se produce en nuestro país, hemos llegado al absurdo de deber a las empresas eléctricas, que operan en nuestro país, la cantidad de 23.000 millones de euros, casi el 2,1% del PIB, por lo que ellas llaman desfase tarifario.

Muchos analistas dudamos, de que exista este déficit tarifario. Estas tarifas eléctricas, que son cocinadas por las multinacionales que operan en nuestro país, son uno de los misterios mejor guardados. Con los datos ya conocidos de esta tarifa no les debemos 

nada. Es más, debería abrirse un proceso investigador de estas tarifas y ser sancionadas por formar un auténtico monopolio en la fijación de precios en contra de la llamada libertad de los mismos, por supuesto alejados del coste real de la energía.

Recientemente Endesa ha salido diciendo, que la energía debería ser un 30% más cara. Como vemos, tenemos un problema muy grave en el precio de la electricidad junto a esta supuesta deuda.

Empresas. El problema que tenemos, es que en 1998, todo nuestro sistema empresarial eléctrico era nacional. Hoy ya el 50% del mismo está en manos extranjeras. Un caso emblemático de la estupidez de nuestros políticos es el de Endesa. Veamos. Endesa era la gran empresa nacional del Estado, la joya de la corona. En nombre de la modernidad y siguiendo los procesos liberalizadores propugnados por la Comunidad Europea, se privatizó a precio de saldo, para los amigos del PSOE y del PP. Sin embargo Alemania, Italia o Francia no siguieron estas recomendaciones y no las privatizaron. Ahora sus empresas, son del Estado y pueden realizar políticas de seguridad energética.

Para mayor escándalo, Endesa ha acabado siendo una empresa del Estado italiano a través de Enel. No servía como empresa del estado español para acabar siendo dirigida por el Estado italiano, a esto se le llama ser inteligente verdad Sres. de PP y PSOE.

Sin conexiones exteriores. Otro de los problemas energéticos del país es la falta de conexiones eléctricas, por lo cual hace que perdamos energía al no poderla exportar. Este aspecto es de urgente solución. Este tapón fronterizo francés, impide al sistema eléctrico nacional, muy productivo, descargar sus excedentes y rentabilizarse con sus exportaciones a Europa.

Dependencia exterior. España está más amenazada que el resto de países de su entorno. El futuro pasa inevitablemente por las energías renovables. En el año 2008, la generación de energías renovables permitió rebajar nuestra dependencia energéticas desde el 82% al 79%, lo que supone un ahorro de 2.066 millones de euros a nuestro déficit comercial. Por otro lado, las exportaciones en energías renovables ascendieron a 3.600 millones de euros.

En Europa. la dependencia energética es del 50% y el 25% en Estados Unidos. Está claro que debemos apostar por las energías renovables para ganar seguridad e independencia. Pero este tipo de energías son de naturaleza intermitentes, por lo que obliga a disponer de fuentes paralelas de producción

Un mix energético inapropiado. El actual mix energético es del 47% por productos petrolíferos, el 23,4% de gas natural, el 12,1% pro la energía nuclear, el 11,6% por renovables y el 6,2% por carbón. Por otro lado, destaca que nuestro transporte de mercancías es un 98% por carretera y sólo el 2% por ferrocarril, lo que provoca un gran despilfarro energético.

Debemos ir disminuyendo la aportación de productos petrolíferos y de energía nuclear. Debe cerrarse las centrales nucleares cuando se cumpla su ciclo de vida.

Nuestro nivel de inversión en renovables es muy costoso, pero con la mejora tecnológica continua que se está produciendo, hará que los precios de esta sean cada vez más competitivos y ya está muy cerca ese momento. 

Sin política de ahorro energético. Las políticas de ahorro deben de ser uno de los puntos principales para el país. La AIE considera que se puede ahorrar un 10% de la energía que consumimos, eso facilitaría nuestra competitividad.

No puede ser, que en el último Consejo de ministros del día 18 de noviembre, a petición del ministro de Industria, Miguel Sebastián, se haya aprobado subvencionar la producción hidroeléctrica favoreciendo a Iberdrola, cuando nunca se debería subvencionar dicha energía

Se necesita una nueva estructura energética, con menos petróleo y más energía eléctrica, al que junto por la apuesta por las renovables, debería unirse el ahorro. Es hora ya de elaborar un plan energético nacional basado en el consenso político, económico y social, que abarque todo lo anteriormente expuesto y que tenga una mira de por lo menos veinte años.

Edmundo Fayanás Escuer
Rebelión

jueves, 24 de noviembre de 2011

Crecer o decrecer: That Is The Question

Presentación del editor

Según la Wikipedia, “el crecimiento económico es el aumento de la renta o valor de bienes y servicios finales producidos por una economía (generalmente un país o una región) en un determinado período. A grandes rasgos, el crecimiento económico se refiere al incremento de ciertos indicadores, como la producción de bienes y servicios, el mayor consumo de energía, el ahorro, la inversión, una balanza comercial favorable, el aumento de consumo de calorías per cápita, etc. El mejoramiento de estos indicadores debería llevar teóricamente a un alza en los estándares de vida de la población.” [1]


También según la Wikipedia, “El decrecimiento es una corriente de pensamiento político, económico y social favorable a la disminución regular controlada de la producción económica con el objetivo de establecer una nueva relación de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, pero también entre los propios seres humanos. Rechaza el objetivo de crecimiento económico en sí del liberalismo. [2]

Este artículo de Pedro Prieto, Vicepresidente de la Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos (AEREN) y miembro del panel internacional de la ASPO (The Association For the Study of Peak Oil and Gas), es una reflexión crítica sobre los retos energéticos que afronta nuestro planeta en esta segunda década del siglo XXI a causa del cada vez más cercano declive en la producción de combustibles fósiles. Parece axiomático que bajo el envoltorio financiero de la crisis económica actual se esconde agazapado un monstruo mucho más feroz que el de las irrestituibles deudas soberanas de prácticamente todos los Estados del mundo: el de la crisis energética. Sin la energía necesaria para mantener en marcha la máquina insaciable del capitalismo será imposible seguir creciendo y, pese a ello, son muy pocas –y poco escuchadas– las voces que se alzan para inyectar sentido común en las mentes de los líderes políticos que, como ciegos, cada día nos acercan más al precipicio de un utópico crecimiento, ignorando –¿o quizá ocultando?– que decrecer ha dejado de ser una opción para convertirse en algo ya tan ineludible como respirar o morir.

Prieto toma aquí como excusa una polémica, a propósito del decrecimiento, que en fechas recientes tuvo lugar en el sitio web www.rebelion.org entre un economista socialdemócrata y un ecologista. Por supuesto, el artículo que sigue a continuación no necesita de dicho contexto y puede leerse de forma independiente. Quienes no obstante deseen acceder a la polémica pueden hacerlo en estos enlaces:
1) Sobre el concepto del decrecimiento (Juan Torres López)
Manuel Talens, Tlaxcala
*       *       *



Dibujo tomado de The Oil Drum.
  

He seguido con interés el debate que mantuvieron Juan Torres López y Toño Hernández en las páginas de Rebelión a propósito del concepto de decrecimiento y, dado que discrepo con algunas de las propuestas de ambos, me permito aportar un enfoque ligeramente matizado en las líneas que siguen.

Para empezar, tengo por cierto que, según cómo se plantee, el concepto de decrecimiento puede adolecer de inconsistencias. Por otra parte, a pesar de que siento simpatía por aquellos que de buena fe tratan de seguir “creciendo” en este mundo finito, coincido con Torres López y Hernández en que ese tipo de “crecimiento” también adolece de inconsistencias.

En primer lugar, creo obligado fijar unos principios para el planteamiento de mis puntos de vista.....

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La democracia desigual e incompleta y sus consecuencias económicas y políticas

Este artículo cuestiona la visión idealizada de la democracia española que presenta el comportamiento de las instituciones representativas como resultado del mandato que la ciudadanía ejerce a través del proceso electoral en el que se asume que cada ciudadano votante tiene la misma capacidad de incidencia en la gobernanza del país. Tal visión ignora que tanto el sesgo electoral que favorece a las fuerzas conservadoras, como el contexto en el que se desarrolla tal proceso, traduce la enorme influencia que las fuerzas conservadoras, así como grupos de presión dentro de ellas (tales como la banca dentro y fuera de España) ejercen en configurar las políticas de aquellas instituciones. El artículo indica que la mayor causa de la reducción de la democracia española no se debe tanto a factores externos (como la presión de los mercados financieros) sino a la distribución de poder económico-político dentro de España con un sistema democrático poco representativo. Las políticas actuales realizadas por el gobierno Zapatero así como las que desarrollará el gobierno Rajoy no corresponden a un mandato popular, puesto que el proceso electoral no refleja el mandato de la mayoría de la ciudadanía española.

Existe una visión de la democracia que la considera el sistema político que iguala a todos los ciudadanos ante las urnas en el día de las elecciones. El voto del banquero, por ejemplo, cuenta tanto como el voto del trabajador. Es un voto por cabeza. La democracia se presenta así como el sistema político que permite expresar las opiniones de cada ciudadano dándole igual peso a través del proceso electoral. Javier Pérez Royo, en su artículo “La erosión de la Igualdad” (El País. 12.11.11) subraya tal característica igualadora de la democracia española indicando que esta característica queda amenazada cuando las decisiones de los elegidos, los representantes de la ciudadanía, responden a influencias exteriores, tales como los mercados financieros, que rompen con este principio de igualdad, pues su poder es enorme y fuerza a que los representantes tengan que tomar decisiones en contra del deseo popular. Javier Pérez Royo alerta de que tales factores externos están reduciendo la democracia española a unos niveles insoportables.

Tal versión de la democracia y de sus limitaciones externas, bien resumida en el artículo de Javier Pérez Royo, está basada en unos supuestos altamente cuestionables. En primer lugar, la característica de la democracia y su sistema electoral como igualitario es fácilmente demostrable que no se corresponde con la realidad en nuestro país. En España, el voto de una persona que viva y vote en territorios tradicionalmente conservadores, tiene mucho más valor en su capacidad de influenciar el proceso de gobernanza del país que una persona que viva y vote en un territorio tradicionalmente progresista. En otras palabras, el sistema electoral tiene un sesgo muy marcado que favorece a las derechas a costa de las izquierdas. El caso más extremo es el caso de Izquierda Unida que, en las últimas elecciones al Congreso de los Diputados consiguió casi un millón de votos, y a pesar de ello, la ley electoral le permitió tener sólo dos representantes en las Cortes Españolas, un número mucho menor que otros partidos de persuasión conservadora, que obtuvieron muchos menos votos. En realidad, la suma de todos los votos a partidos de izquierda en la mayoría de elecciones legislativas a las Cortes Españolas ha sido mayor que los votos a las derechas (2.677.061 votos en 1982; 1.460.497 en 1986; 2.174.278 en 1989; 2.014.027 en 1993; 1.250.822 en 1996; 2.152.514 en 2004 y 1.486.896 en 2008), sin que ello se haya traducido en mayorías de izquierdas en las Cortes españolas, excepto en el periodo 1982-1993 (ver el artículo “Cuestionando algunos de los análisis que se han hecho sobre las elecciones del 9 de marzo del 2009”, de Vicenç Navarro, Marta Tur y Maria Freixanet, en www.vnavarro.org)

Y esto no ocurre por casualidad, pues responde a un diseño realizado en la época predemocrática, cuando la Asamblea del Movimiento Nacional puso como condición para su disolución que el proceso electoral tuviera un sesgo en contra de las izquierdas y muy en especial en contra del Partido Comunista que fue el partido clandestino que protagonizó la lucha contra la dictadura. Es cierto que este sesgo no ha impedido, como he indicado en el párrafo anterior, que un partido cuyas bases electorales son de izquierda, el PSOE, haya obtenido incluso mayorías absolutas en las Cortes. Pero el hecho es que sus propuestas reformistas, incluidas en sus programas electorales, frecuentemente no han sido realizadas debido a tener que aliarse con partidos a su derecha para conseguir la mayoría parlamentaria. El apoyo del PSOE al sistema electoral vigente que favorece el bipartidismo (y que le favorece electoralmente) ha obstaculizado, sin embargo, la aplicación de su programa, contribuyendo a la frustración y desapego de su electorado. La situación actual es un ejemplo de ello.

Las limitaciones a la democracia no son sólo externas
El segundo supuesto erróneo de la versión idealizada de nuestra democracia es asumir que los agentes limitadores de la democracia sean predominantemente externos, citándose con gran frecuencia a los mercados financieros como uno de ellos, una categoría analítica excesivamente genérica. En realidad, estamos hablando del capital financiero, centrado en la banca. Pues bien, la banca española (no extranjera) ha sido el mayor poder fáctico (mayor que la Iglesia y el Ejército) que ha condicionado con mayor frecuencia e intensidad la acción de los gobernantes en España. La evidencia científica que apoya tal observación es robusta.

La enorme influencia de la banca (aliada frecuentemente con la gran patronal) en el proceso político, incluyendo el proceso electoral (y no digamos ya en el proceso legislativo) es enorme. Tal influencia se realiza no sólo directamente, actuando sobre los políticos, sino también indirectamente, a través de los medios de información sobre los cuales ejercen también gran poder (véase mi artículo La Banca, el Fraude Fiscal y el The New York Times en www.vnavarro.org). Los mayores medios de comunicación están altamente influenciados por la banca debido a su clara dependencia económica. Y puedo hablar con autoridad. Diez días antes de que un libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social que tres economistas (Juan Torres, Alberto Garzón y yo mismo) escribimos, presentando políticas públicas alternativas a las existentes (crítico de la banca y de otras instituciones financieras y de la gran patronal) que iba a publicarse por una de las mayores casas editoriales en España, se retiró y toda la promoción desapareció debido –según la propia casa editorial- “a presiones externas a la editorial” que, aún cuando no fueron especificadas, procedían, en última instancia, de una institución financiera.

Ha sido la banca española, aliada predominantemente con la banca alemana y francesa, la mayor responsable de las burbujas inmobiliarias, y más tarde de la deuda pública, causa de la crisis en la que nos encontramos. En realidad, lo que estamos viendo hoy es como el gobierno español está aplicando las medidas que la banca española y la gran patronal han estado deseando por muchos años utilizando el argumento de que la presión de una fuerza externa –los mercados- no permite otras políticas que las que se están realizando. No hay duda de que estas políticas se exacerbarán todavía más con el gobierno de derechas que ganó las elecciones legislativas este domingo.

Tales políticas de austeridad de gasto público, incluyendo el social, con debilitamiento de la protección social, no sólo son innecesarias, sino que son contraproducentes, llevando al país a la Gran Recesión. Prueba de ello es que todos los grandes recortes de derechos sociales y laborales que han ido aprobándose en las Cortes españolas (y que se defendieron con el argumento de que eran necesarios para calmar a los mercados financieros), han sido inútiles, tal como algunos de nosotros predijimos, para recuperar la confianza de tales mercados y evitar el deterioro de la economía.

La predecible respuesta neoliberal a la crisis
La respuesta del PP y de economistas ultraliberales como Sala i Martín al hecho de que la economía española no se está recuperando, es que tales recortes de gasto público (incluyendo el social) han sido demasiado pequeños y que las reformas laborales (encaminadas a facilitar el despido de los trabajadores) no han sido suficientemente duras. Tal postura carece de credibilidad científica. Es el triunfo del dogma sobre al evidencia empírica. No es extraño que los que sostienen tal dogma, nieguen también –como hace Sala i Martín- que haya un cambio climático resultado de decisiones y actividades que podrían haberse evitado o revertido. El consejo de tal economista al futuro gobierno de Rajoy es que hay que gobernar con mano dura “aplicando recortes dolorosos que crearán malestar social…ignorando el nuevo radicalismo del PSOE… y las posturas demagógicas populistas de los indignados” (La Vanguardia. 17.11.11). El dogma neoliberal y los recortes que propone, en el país que tiene ya el gasto público (incluyendo el social) más bajo y el Estado del Bienestar menos desarrollado de la UE-15, no nos llevará a recuperarnos. Antes al contrario. Y creará un número todavía mayor de movilizaciones de protesta.

El problema está dentro, no sólo fuera de España
La enorme indignación que estas políticas han generado debe canalizarse, sin embargo, hacia el interior, y no sólo o predominantemente al exterior. El mayor problema lo tenemos dentro, no fuera del país. Por cada recorte que se está imponiendo a la población, existe una alternativa que ni se consideró y que habría afectado a los intereses de los sectores pudientes de la población en lugar de los sectores populares. En lugar de congelar las pensiones, que permitió un ahorro de 1.500 millones de euros se podría haber anulado las rebajas fiscales –aprobadas por los partidos PSOE y PP- a las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros (y que son sólo el 0,12% de todas las empresas) con lo que se podrían haber obtenido 5.300 millones, cantidad muy superior a la obtenida con la medida anterior.

El hecho de que sistemáticamente las políticas públicas que se aplican favorecen sistemáticamente a aquellos grupos minoritarios que derivan sus rentas predominantemente del capital, a costa de las rentas del trabajo (de donde derivan sus ingresos las clases populares) tiene que ver más con los factores internos (las relaciones de poder de clase dentro del país) que externos, sin negar la existencia de los últimos. Hay una alianza de intereses financieros a nivel europeo e internacional que explica que el diseño de las instituciones de la Eurozona favorezcan sistemáticamente a las élites financieras de cada país, que controlan en realidad el Banco Central Europeo, que no es un banco central sino un enorme lobby de la banca y, muy en especial, de la banca alemana.

La crisis de la deuda pública española tiene muy poco que ver con el tamaño de la deuda pública o con el tamaño del déficit (Italia tiene un déficit del Estado de sólo un 4% del PIB y la deuda pública española es menor que el promedio de la UE-15). La causa de sus problemas es la falta de herramientas por parte de Estado español (tales como impresión de moneda y compra de deuda pública) que le permitiera defenderse frente a los ataques especulativos de los mercados financieros. Como bien ha descrito y documentado Jeff Faux, fundador del conocido instituto de investigación económica internacional, The Economic Policy Institute en su libro The World Class War, existe una alianza de las élites dominantes (o de lo que los indignados estadounidenses definen como el 1% en cada país) a nivel internacional que dominan las instituciones internacionales (incluyendo el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) que apoyan medidas que favorecen los intereses de tales minorías en cada país.

No es, pues, la desaparición de los Estados, sino el reforzamiento del conflicto dentro de cada país, entre una minoría muy poderosa, por un lado, y las clases populares por el otro, con el apoyo de las primeras por parte de estos organismos internacionales, como el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.

De ahí la enorme urgencia de informar a la población de que hay alternativas que favorecen a las últimas en lugar de a las primeras, rompiendo con el determinismo imperante de que las que se están imponiendo son las únicas posibles. Y una alternativa urgente y necesaria es democratizar el sistema electoral español para que las Cortes españolas defiendan los intereses de la mayoría de la población, lo cual no ha estado haciendo, resultado de la enorme desigualdad existente en la democracia española, causa del enorme desprestigio de la clase política del país.

Vicenç Navarro
 

martes, 22 de noviembre de 2011

Demasiada gente, muy pocas personas

Recientemente hemos sabio que ya somos 7.000 millones de personas las que habitamos en el planeta tierra. Algunas voces, profundamente interesadas, hablan de superpoblación, es decir, que en el mundo hay demasiada gente presionando sobre los recursos existentes, y de qué este ritmo de crecimiento de la población es insostenible económicamente. 

Esta afirmación es absolutamente falsa, el problema no reside, ni mucho menos, en la cantidad de habitantes del globo, ni siquiera en el carácter finito de nuestros recursos naturales. La raíz del problema de la falta de recursos con la que tienen que sobrevivir gran parte de la población mundial no se encuentra en los miles de millones de habitantes de China o India… La verdadera causa del problema la debemos buscar mucho más cerca, en los alrededores de casa y en la casa de nuestros vecinos, en los países más avanzados del mundo. 

De esos 7.000 millones de personas que compartimos vivienda, es muy posible que más de 6.500 millones no llegue a consumir ni la mitad de los recursos naturales por hectárea y habitante que les pudieran corresponder, en cambio, los otros 500 millones, entre los cuales nos encontramos todas y cada una de las personas que estamos leyendo esto, consumimos tres, cuatro y hasta diez veces más de los recursos que nos corresponden. 

La huella ecológica es un indicador del impacto que generamos en los recursos existentes del planeta con lo que consumimos y con nuestros desechos. Evidentemente, la huella ecológica que dejamos no es la misma para todas las personas, ni en todos los lugares. 

Se ha calculado que a cada habitante nos correspondería por año utilizar los recursos naturales generados en 1,8 hectáreas de terreno. Actualmente utilizamos de media alrededor de 2,5 hectáreas por persona. La diferencia no parece tan exagerada sino fuera porque los habitantes de países como los Estados Unidos de Norteamérica hacen uso de 9,5 hectáreas por persona y los habitantes de Honduras únicamente de 1,3 hectáreas. Pero si queremos observar los extremos, tenemos que los habitantes de Emiratos Árabes Unidos hacen uso de 11,8 hectáreas y que los habitantes de Afganistán apenas llegan a las 0,5 hectáreas. 

Por cierto, la huella ecológica de los habitantes de China e India es de 2,1 ha y 0,9 ha respectivamente; y el impacto de la ciudadanía del Reino de España es de 5,7 hectáreas por persona y año, casi el triple de lo que nos corresponde. 

Con todo esto podemos decir que menos de 1.000 millones de personas consumimos el 95% de los recursos naturales del planeta, dejando para esos 6.000 millones restantes únicamente las sobras, o ni siquiera eso, ya que consumimos mucho más de lo que el planeta es capaz de generar y producimos más desechos de los que puede asimilar. 

El ritmo que es insostenible no es el del crecimiento de la población mundial, sino el del consumo que tenemos los habitantes y las empresas multinacionales del “el mundo occidental”, que son, somos, realmente quienes estamos esquilmando los recursos del planeta. 

El planeta está superpoblado, efectivamente, está superpoblado de empresas multinacionales que agotan los recursos naturales sin que les importe en absoluto las consecuencias ecológicas de sus acciones. Superpoblado de consumo capitalista indiferente al desigual reparto de los recursos. Superpoblado de neocolonialismo y neoliberalismo, de agresiones a la naturaleza y de guerras con el único fin de apoderarse y explotar indiscriminadamente recursos naturales. 

Lo dicho, demasiada gente y muy pocas personas. 

Igor Navarro es Militante de Alternatiba y candidato al congreso por Amaiur 
Rebelión
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=139779&titular=demasiada-gente-muy-pocas-personas-

sábado, 19 de noviembre de 2011

Origen y recorrido del movimiento 15M español

El ciclo de protesta que comenzó en España en la primavera de 2011 ha pasado la prueba del verano irrumpiendo con fuerza en las manifestaciones de otoño. .¿Qué es exactamente el llamado movimiento 15M1? ¿cuál es su futuro? No es tan fácil responder a estas preguntas. En primer lugar no es uniforme y en ningún caso se debe extrapolar su realidad en Madrid o Barcelona al conjunto de las ciudades españolas. 

El“precariado” (Robert Castel) existe en muchos países europeos desde hace décadas sin que se haya producido un fenómeno similar en ninguno de ellos. El desempleo sí es mucho más elevado en España que en otros países de la OCDE pero esto no ha convertido a los desempleados en los principales protagonistas del movimiento. El deseo de otra forma de participación política y el desprestigio de los partidos mayoritarios entre sectores amplios de la población urbana tampoco es una novedad. Los Foros Sociales Europeos estuvieron fuertemente marcados por una crítica de las formas delegadas de participación política. Todos estos síntomas se observan en muchos países occidentales donde se han dado numerosos ciclos de protesta, pero hay algo propio en el movimiento 15-M español.

La mejor forma de contestar a esta pregunta es combinando dos niveles de análisis: (1) el de las tendencias profundas que se vienen acumulando desde hace años en España y que han venido configurando nuevos sujetos políticos y (2) las coyunturas político-económicas que prendieron la mecha de la protesta. Les añadiremos una tercera parte en la que describiremos el estado del movimiento en la actualidad (noviembre de 2011) aventurando algunas hipótesis sobre su futuro. Las estructuras no se transforman directamente en acciones sino sólo algunos de sus signos o manifestaciones externas. La propia acción se deriva de la interpretación subjetiva de dichos signos o señales que a su vez depende

1 El concepto de “indignados”, acuñado por Stéphane Hessel y difundido por los medios de comunicación españoles, no es el que ha dado nombre al movimiento desde el principio. Predomina el uso de los términos de “Movimiento 15-M” o de movimiento de “Democracia Real Ya”. Con el paso de los meses, la diversificación del movimiento y el aumento de la influencia de los medios de comunicación, se observa, sin embargo, cierta consolidación del uso del término “indignados” de valores, representaciones y “universos de significados” (Pierre Bourdieu). Todo esto obliga a completar el análisis de las estructuras con el de los valores y las actitudes de los actores. Para el desarrollo del primer punto nos basamos preferentemente en trabajos propios publicados en los últimos años y en una sociología política del país aparecida recientemente

En estos trabajos apuntamos la acumulación de contradicciones de fondo que ha resultado decisivas para el surgimiento la ola de protestas en España. Para el segundo nos basaremos en nuestra experiencia como testigo directo así como en los hechos mismos reconstruibles a partir de la prensa diaria. Para la tercera parte nos basamos en una pequeña encuesta realizada entre actores directos del movimiento repartidos en varios territorios del Estado así como en algunos datos aportados por Cuesta et al (2011).

1. El surgimiento de nuevos actores políticos

Armando Fernández Steinko – Consejo Científico de ATTAC

De las hipotecas a la colectivización

En nuestra casa hablar de vivienda es hablar de propiedad privada, indiscutiblemente. Y hablar de acceso a la vivienda para la mayoría de personas, significa hablar de uno de los gastos más importantes que carga una familia de clase media.

Otros modelos de acceso a la vivienda son inexistentes y ni tan solo de vivienda de protección oficial (HPO) solucionan la problemática. Aunque el modelo de acceso a la vivienda no es igual en todas partes. En Dinamarca entre el 20 y el 25% de los hogares forman parte de Cooperativas de cesión de uso y esto les otorga el derecho a vivir en su vivienda toda la vida., pagando solo 300 € mensuales, lo cual vendría a ser únicamente no más del 15% de la renta familiar de la clase media. En Suecia las viviendas cooperativistas son en la mayoría de los casos bajo diversas modalidades y con costos mensuales similares respecto a los países vecinos. Aunque en estos países también existe la compra-venta de viviendas en el mercado libre, este negocio se ve duramente limitado, puesto que los precios que pagan los cooperativistas y otros modelos de vivienda social, consiguen mantener unos precios relativamente bajos en comparación con otros países.

La crisis actual, si la sabemos aprovechar, es una enorme oportunidad para transformar el modelo de acceso a la vivienda en nuestro país. Todos sabemos de los miles de viviendas vacías que existen. En los últimos meses se suman otros edificios enteros que no se han podido poner a la venta antes de que la crisis llegara. Hay muchos de ellos acabados y a medio construir. Estas viviendas no han podido salir a la venta por los precios a los que estaban acostumbrados hasta ahora (por suerte) y por lo tanto esta crisis es una excelente oportunidad para que la gente que necesita vivienda se organice para comprar edificios desde una cooperativa por los mismos precios que se pagaría en una inmobiliaria y haciéndolo de esta forma se podrían reducir los costos para una familia a más de la mitad. Es además muy necesario, desde el punto de vista de los que luchamos por transformar la sociedad, que estas cooperativas sean de las características del modelo de cesión de uso, (MCU), que es la forma que permite impedir la especulación y la reventa particular de estas viviendas, cosa que significa un hecho significativo pasar de la propiedad privada a una propiedad colectiva. Opino que en el marco de un Estado capitalista el MCU se trata de una forma de propiedad más realmente pública de una vivienda, teniendo en cuenta que aquello que normalmente es público está en la práctica bajo el control de unos intereses partidistas y corporativos.

La ocupación es otra vía legítima y ya veterana para acceder a viviendas fuera del mercado tradicional, pero es una salida que hasta ahora no se ha podido generalizar, por los riesgos que comporta y la dificultad de darle continuidad en el tiempo. Si nos organizamos colectivamente y de forma masiva, si que podríamos extender esta práctica, tal como está sucediendo en los grandes movimientos sin techo de grandes metrópolis de América Latina, como Sao Paulo. En este caso ocupación y MCU podrían formar parte de una buena alianza para ir colectivizando solo y por todos los medios.

Volviendo al MCU fijémonos un poco más en las ventaja económica y lo que significa en relación  con las hipoteca: Si mientras que una familia hipotecada al comprar una vivienda, de 200.000 € puede llegar a pagar 500.000 durante 40 años, de manera que la mayor parte de esta renta es decisiva hacia los bancos, estado, constructoras y inmobiliarias, a través de una cooperativa MCU, el precio en una situación como la actual, podría llegar a estar en 100.000 o 120.000 €, y con el capital social de la cooperativa y el financiamiento por parte de la banca ética y cooperativa, el costo total de la operación no superaría los 200.000 €, de los cuales solamente 100.000 o 120.000 serían desviados de renta hacia las hacia entidades capitalistas, el resto se quedaría en ámbitos cooperativos para ser reinvertidos en nuevas acciones similares. Estamos hablando de 4 o 5 veces menos de de desviación de renta por cada familia hacia capitalistas. Es para mirarlo, ¿no? Familiarmente sería una diferencia entre pagar 300 € al mes con los costos de la comunidad y las reparaciones incluidas o pagar 800 o 1.000 como están pagando muchas familias hipotecadas actualmente.

Además existe otro factor estratégico que es de vital importancia a destacar como global anticapitalista y es que las viviendas en cesión de uso, como son de propiedad cooperativa no se pueden embargar, aunque sus miembros sean embargados. Por otro lado la situación económica hace que muchas personas no puedan llegar a fin de mes, y son amenazadas por los bancos con embargarlos y por otro también la reciente medida de las penas de multa aprieta a los y las activistas por el lado económico: organizarnos de manera que en el lugar donde vivamos no nos puedan embargar es un elemento de vital importancia que nos puede hacer camino. Podemos empezar ya… a corto o a largo plazo, y abandonar el capitalismo, para siempre. Para completar el panorama vale la pena decir que la cesión de uso es un derecho que se puede traspasar de padres a hijos, a nivel generacional, cosa que ya no se puede hacer con el alquiler desde el decreto Boyer desde el año 1984 en nuestro país.

La primera cooperativa catalana de vivienda bajo el MCU ya está en marcha y ha estado creada por las asociaciones de sostre cívic, que ha estado preparando esta propuesta desde el año 2004. Sus primeras promociones previstas son de obra nueva, aunque la situación actual los ha motivado a preparar campañas de reconversión de propiedad privada hacia el MCU. Desde el colectivo crisis al que pertenezco, se inició desde mediados de noviembre del 2008, la llamada y las preinscripciones para una huelga de usuarios de bancos. Y desde ahora queremos implicarnos también en lo que pensamos que ha de ser una campaña para reconvertir edificios vacíos y en las viviendas hipotecadas, hacia un modelo cooperativo de habitar y vivir.

Finalmente quiero animar a todas las familias con muchos años de hipoteca por delante a informarse de este nuevo modelo de acceso a la vivienda y deseo también invitar a todos los anticapitalistas a apostar por la extensión de MCU, conjuntamente con la ocupación, como alternativa a la propiedad privada o a un solo estado. ¡Es necesario que pasemos de las hipotecas a la colectivización!

 Enric Duran
 Traducción del catalán al castellano: Marietasdeamor
Grupo de comunicación de la Cooperativa Integral catalana.