sábado, 30 de abril de 2011

FALTAN 15 DÍAS



Estas son algunas de las medidas que, en cuanto ciudadanos, consideramos esenciales para la regeneración de nuestro sistema político y económico. ¡Opina sobre las mismas y propón las tuyas en el foro!

1. ELIMINACIÓN DE LOS PRIVILEGIOS DE LA CLASE POLÍTICA:

  • Control estricto del absentismo de los cargos electos en sus respectivos puestos. Sanciones específicas por dejación de funciones.
  • Supresión de los privilegios en el pago de impuestos, los años de cotización y el monto de las pensiones. Equiparación del salario de los representantes electos al salario medio español más las dietas necesarias indispensables para el ejercicio de sus funciones.
  • Eliminación de la inmunidad asociada al cargo. Imprescriptibilidad de los delitos de corrupción.
  • Publicación obligatoria del patrimonio de todos los cargos públicos.
  • Reducción de los cargos de libre designación.

2. CONTRA EL DESEMPLEO:

  • Reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada y la conciliación laboral hasta acabar con el desempleo estructural (es decir, hasta que el desempleo descienda por debajo del 5%).
  • Jubilación a los 65 y ningún aumento de la edad de jubilación hasta acabar con el desempleo juvenil.
  • Bonificaciones para aquellas empresas con menos de un 10% de contratación temporal.
  • Seguridad en el empleo: imposibilidad de despidos colectivos o por causas objetivas en las grandes empresas mientras haya beneficios, fiscalización a las grandes empresas para asegurar que no cubren con trabajadores temporales empleos que podrían ser fijos.
  • Restablecimiento del subsidio de 426€ para todos los parados de larga duración.

3. DERECHO A LA VIVIENDA:

  • Expropiación por el Estado de las viviendas construidas en stock que no se han vendido para colocarlas en el mercado en régimen de alquiler protegido.
  • Ayudas al alquiler para jóvenes y todas aquellas personas de bajos recursos.
  • Que se permita la dación en pago de las viviendas para cancelar las hipotecas.

4. SERVICIOS PÚBLICOS DE CALIDAD:

  • Supresión de gastos inútiles en las Administraciones Públicas y establecimiento de un control independiente de presupuestos y gastos.
  • Contratación de personal sanitario hasta acabar con las listas de espera.
  • Contratación de profesorado para garantizar la ratio de alumnos por aula, los grupos de desdoble y los grupos de apoyo.
  • Reducción del coste de matrícula en toda la educación universitaria, equiparando el precio de los posgrados al de los grados.
  • Financiación pública de la investigación para garantizar su independencia.
  • Transporte público barato, de calidad y ecológicamente sostenible: restablecimiento de los trenes que se están sustituyendo por el AVE con los precios originarios, abaratamiento de los abonos de transporte, restricción del tráfico rodado privado en el centro de las ciudades, construcción de carriles bici.
  • Recursos sociales locales: aplicación efectiva de la Ley de Dependencia, redes de cuidadores locales municipales, servicios locales de mediación y tutelaje.

5. CONTROL DE LAS ENTIDADES BANCARIAS:

  • Prohibición de cualquier tipo de rescate o inyección de capital a entidades bancarias: aquellas entidades en dificultades deben quebrar o ser nacionalizadas para constituir una banca pública bajo control social.
  • Elevación de los impuestos a la banca de manera directamente proporcional al gasto social ocasionado por la crisis generada por su mala gestión.
  • Devolución a las arcas públicas por parte de los bancos de todo capital público aportado.
  • Prohibición de inversión de bancos españoles en paraísos fiscales.
  • Regulación de sanciones a los movimientos especulativos y a la mala praxis bancaria.

6. FISCALIDAD:

  • Aumento del tipo impositivo a las grandes fortunas y entidades bancarias.
  • Eliminación de las SICAV.
  • Recuperación del Impuesto sobre el Patrimonio.
  • Control real y efectivo del fraude fiscal y de la fuga de capitales a paraísos fiscales.
  • Promoción a nivel internacional de la adopción de una tasa a las transacciones internacionales (tasa Tobin).

7. LIBERTADES CIUDADANAS Y DEMOCRACIA PARTICIPATIVA:

  • No al control de internet. Abolición de la Ley Sinde.
  • Protección de la libertad de información y del periodismo de investigación.
  • Referéndums obligatorios y vinculantes para las cuestiones de gran calado que modifican las condiciones de vida de los ciudadanos.
  • Referéndums obligatorios para toda introducción de medidas dictadas desde la Unión Europea.
  • Modificación de la Ley Electoral para garantizar un sistema auténticamente representativo y proporcional que no discrimine a ninguna fuerza política ni voluntad social, donde el voto en blanco y el voto nulo también tengan su representación en el legislativo.
  • Independencia del Poder Judicial: reforma de la figura del Ministerio Fiscal para garantizar su independencia, no al nombramiento de miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial por parte del Poder Ejecutivo.
  • Establecimiento de mecanismos efectivos que garanticen la democracia interna en los partidos políticos.

8. REDUCCIÓN DEL GASTO MILITAR

viernes, 29 de abril de 2011

Sugerencias a los medios alternativos

Sabemos que el tahúr hace trampas en el juego como sabemos que el prestidigitador saca un conejo blanco de su mágica chistera valiéndose de trucos, pero no es lo mismo saberlo que descubrirlo.

Constatar cómo se hace la trampa, verla, provoca una impresión mucho más consistente y reflexiva que el mero hecho de saber que hay truco.

Tampoco ignoramos que los grandes medios de comunicación nos mienten. Averiguar cómo lo hacen, qué instrumentos usan para urdir la patraña, de qué herramientas se valen para servirnos el engaño, añadiría a ese conocimiento una percepción mucho más trascendente y honda.

Con independencia de los intereses que determinan qué es noticia y qué no lo es, consideración que necesitaría un especial apartado, los medios emplean infinidad de técnicas para manipular nuestras impresiones, emociones y criterios, y conseguir que secundemos o rechacemos sus propuestas según sea su interés.

Desde la noticia que no es verdad a la verdad que no es noticia, son innumerables los procedimientos que utilizan para que no sólo pensemos lo mismo sino que lo pensemos de la misma forma.

De ahí la importancia de que los medios de comunicación alternativos incluyan todos los días en sus páginas algún espacio dedicado a revelarnos las trampas, los trucos a los que apelan los grandes medios para merecer nuestra credibilidad. Algunos periódicos electrónicos ya lo están haciendo y hasta tienen secciones fijas sobre el particular, pero urge que en este desmontaje de la patraña, se involucren más medios y lo hagan todos los días. Como sería oportuno que cuando un medio sea sorprendido transformado en letrina, al igual que se hace en algunos temas, se anexe la habitual cronología de sus excrementos para que la fetidez alerte hasta al más cándido lector.

Incluso, podrían establecerse premios anuales a la Letrina Multimedia en algunas de sus más características versiones: A la mentira más elaborada, al silencio más sonoro, al mejor error infográfico... Y los consabidos homenajes por su larga y exitosa carrera a algunas meritorias empresas del mercado.

No es la única sección que sugiero. Otro espacio que hace tiempo requiere su cotidiana presencia en los periódicos, sea en lugar del horóscopo o de la cotización de la Bolsa, es el diccionario.

En los muros de una calle alguien escribió una vez: “Cuando teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas”. Ahora también nos han cambiado los conceptos.

Todos los días aparece uno nuevo mientras vamos olvidando aquellos que aprendimos.

Las guerras, por ejemplo, ahora son humanitarias; los soldados, contingentes de paz; a la democracia le han ido agregando tantos apellidos que ni familia son los descendientes: popular, representativa, formal, participativa, parlamentaria, liberal, totalitaria…Tampoco a la verdad le faltan guiños. Las hay sinceras, a medias, crueles, amargas, hasta putas pueden serlo a veces.

La solidaridad se especula, el amor se compra, la justicia se hereda, la paz se impone, el progreso se saquea. Se vive en nombre de la muerte y se mata en nombre de la vida.

Necesitamos recuperar esas palabras, esos viejos conceptos que nos hacen humanos, esas palabras que hemos ido olvidando.

A ello también podrían contribuir los medios alternativos abriendo un espacio al diccionario donde poder reencontrarnos con todas esas definiciones originales de conceptos que nos han prostituido y secuestrado, y así reconfirmar que seguimos siendo y que tenemos derecho a ser. Debería incluirse un especial apartado con las definiciones de los términos económicos que faciliten su digestión en los estómagos más sensibles, y una cabal traducción del galimatías a un lenguaje desprovisto de eufemismos, de palabras-trampa.

Y puestos a sugerir nuevas secciones… ¿Y por qué no un poema? antes o después de los deportes… ¿O un breve relato?... arriba o debajo del precio del barril o del mercado de metales de Londres. Por muy pocos lectores que se animen a compartir los versos, siempre serán más que los interesados en los metales londinenses o en el costo del Brent.

Y me apunto a la campaña abierta por el triunfal retorno a los medios de comunicación de la gráfica más impactante, de la fotografía más precisa, del más infalible objetivo: la caricatura.

Ni siquiera necesita apoyarse en satélites que transmitan al instante una instantánea real vista en todo el mundo… una vez ha sido seleccionada, restaurada, corregida, reformada y editada. Si nada como la viñeta gráfica para, en un par de trazos y palabras, resumir el día mejor que el editorial, nada como la caricatura para plasmar la esencia de un rostro con más rigor y fidelidad que la fotografía.

Koldo Campos Sagaseta
Rebelión


lunes, 25 de abril de 2011

25 de Abril


Revolución de los claveles,
Portugal, 25 de abril de 1974

http://www.youtube.com/watch?v=z_H1pYcI_l0


Para quienes seguimos creyendo que es posible ver como los claveles pueden llegar a florecer en los cañones...

sábado, 23 de abril de 2011

Autómatas de la información

Identificar lo que el público quiere leer con base en los términos ingresados en los motores de búsqueda y alistar grandes cantidades de redactores para producirlo: éste es el principio de las “granjas de contenidos” que se multiplican en internet. Nace así un nuevo periodismo, cuya fórmula es la de “artículos a pedido” que satisfagan las necesidades comerciales de sus clientes y hagan felices a sus lectores.

La búsqueda de rentabilidad lleva a los medios de comunicación a interrogarse más que nunca acerca del tipo de informaciones que le gustaría leer al público. Parten de una constatación: a la mayoría de la gente le interesa verdaderamente menos del 15% de lo que publican los diarios. Habría entonces un problema de oferta, que no se correspondería, o no suficientemente, con la demanda. Se plantean entonces dos preguntas: ¿qué tipo de informaciones brindar?, ¿y cuándo hacerlo exactamente?
Preguntas tan antiguas como los medios masivos, a las que internet podría permitir responder, por primera vez, con la ayuda de algunos nuevos instrumentos. Entre otros, Google Trends, un servicio que ofrece la posibilidad de “conocer la frecuencia con que un término ha sido escrito en el motor de búsqueda de Google, con la posibilidad de conocer esos datos por región y por idioma” (1). Así, es posible saber, en tiempo real, cuáles son los temas de actualidad que más interesan a los internautas en un momento dado.

Partiendo de esta información, Google News puso a punto un servicio gratuito, agregador de informaciones en línea, que presenta, de manera automatizada, artículos extraídos en forma permanente de innumerables fuentes de la red y, en particular, de los demás medios. (…) [Pero] el gran pionero de una fórmula nueva de “artículos a pedido” es el sitio estadounidense Demand Media (www.demandmedia.com) creado en 2006. Según su “Manifiesto”, se ha fijado la “misión” de “satisfacer la demanda mundial de contenidos de valor comercial”. Pero no de cualquier contenido, dado que su muy ambicioso objetivo es “crear contenidos que resuelvan problemas, respondan a los interrogantes, permitan ahorrar dinero, hagan ganar tiempo y hagan feliz a la gente” (2). ¡El medio-felicidad!

Contenidos low cost

¿Cómo lo hace? Es muy simple, explica una periodista: “Para determinar qué temas deben ser tratados, el algoritmo de Demand Media toma en cuenta los términos más buscados en internet, las palabras clave más solicitadas por los publicitarios, y la existencia o no de artículos relativos a esos temas en la red. Pone sobre la balanza lo que quieren saber los internautas y hasta qué punto los anunciantes están dispuestos a pagar para aparecer junto a esos temas. Una vez que la demanda ha sido identificada por el algoritmo, los temas a tratar se ponen en línea en Demand Studio, la plataforma por la que pasan los 10.000 redactores y videastas freelance que suministran a la sociedad artículos y videos. A estos últimos les basta con inscribirse en el sitio internet del Studio y esperar los pedidos de los temas que allí se exhiben; a veces 62.000 sugerencias en un solo día. Se les paga por artículo (10 dólares) o por video (20 dólares)” (3).

Demand Media ha inventado así, con la industrialización masiva de la producción de contenidos en línea, la información low cost. A título de ejemplo, durante el segundo trimestre de 2010, sus 10.000 colaboradores produjeron, en promedio, cerca de 6.000 artículos escritos o videos, ¡por día! (…) Por supuesto, a semejante ritmo, no debe esperarse una información de calidad. Pero este sitio se ha convertido en el más importante contribuyente de YouTube, al que le provee entre 10.000 y 20.000 videos por mes, que generan alrededor de 1,5 millones de páginas vistas por día… Y, fenómeno raro aún en el ámbito de los medios de comunicación en línea, Demand Media es un negocio que funciona: en 2009 su facturación se estimaba entre 200 y 300 millones de dólares.

Con el mismo espíritu, uno de los portales más populares de la red y gran rival de Google, Yahoo!, creó en Estados Unidos, en julio de 2010, un sitio de información, The Upshot, en el que los temas tratados tampoco están determinados por periodistas sino únicamente por las estadísticas de búsqueda de los internautas en el conjunto de la red Yahoo!, y particularmente en su sitio agregador de informaciones Yahoo! Noticias (4). Por otra parte, en mayo de 2010 Yahoo! compró una empresa estadounidense especializada en la producción de contenidos low cost a pedido, Associated Content. “Sus trabajadores pasan revista a más de 50.000 artículos, imágenes, sonidos y videos propuestos, cada mes, por unos 380.000 contribuyentes independientes que producen todo tipo de artículos sobre los temas más variados” (5). A los internautas que desean escribir y ser publicados, Associated Content les explica que, además, pueden ganar algo de dinero, porque la empresa ha sido creada “con la idea de que cualquiera que ofrezca informaciones instructivas, críticas, guías, entrevistas, editoriales y otros, debe poder ser pagado y remunerado por su pericia” (6).

De alguna manera, se trata de una “masificación planetaria” de la colaboración a destajo. A estas plataformas se las denomina “granjas de contenidos” o “fábricas de información”. ¿Quién compra esas informaciones “a tarifas reducidas”? “Asociaciones, sociedades, sitios de internet, revistas y grupos de prensa, empresas que desean aumentar su audiencia natural y por lo tanto sus ventas, sus ingresos publicitarios o la cantidad de potenciales clientes” (7).

El grupo estadounidense AOL, uno de los pioneros de internet, hoy separado del grupo Time Warner y en fase de fuerte reestructuración, decidió a su vez “reposicionarse como empresa de información” (8); con este propósito compró, en febrero de 2011, el diario en línea The Huffington Post. AOL lanzó en 2010 su propia “granja de contenidos”, Seed.com, que recibe artículos de jóvenes nóveles en el periodismo, la literatura o la fotografía sobre temas extremadamente diversos (entretenimientos, salud, deportes, animales domésticos, nuevas tecnologías, economía y finanzas, viajes, política) para difundirlos en sus numerosos sitios especializados (Daily Finance, Stylelist.com, AOL Travel, Moviefone, Wow.com, AOL Food, etc.). Como explica Saul Hansell, uno de los responsables de Seed.com, ex reportero de The New York Times, “se trata simplemente de retomar el modelo de las colaboraciones periodísticas tal como siempre ha existido, y de hacerlo mucho más eficaz” (9). (…)

“Economía del click”

También en Europa comienzan a crearse este tipo de “granjas de contenidos”. Populis, de origen italiano, es la plataforma líder, cuyo presuntuoso eslogan proclama: “Cuando la creación de contenido se encuentra con la ciencia de la web”. Reivindica más de 18 millones de visitantes únicos por mes. Sus responsables establecieron una base de datos de unos 16 millones de temas que interesan tanto a los internautas como a eventuales anunciantes cuyas publicidades serían exhibidas junto con los artículos. Éstos no están escritos por periodistas profesionales sino por “redactores freelance”, aficionados apasionados por un tema preciso, que saben escribir correctamente y cuyas candidaturas son solicitadas por el sitio. La tarifa de las colaboraciones varía de 5 a 150 euros según la dimensión del artículo y la calidad de la escritura.

En Francia también surgen sitios de contenidos a pedido (10). Así, Wikio, portal europeo de indexación de flujos de información, seduce a alrededor de 3 millones de visitantes únicos por mes. Su sitio LesExperts (www.les-experts.com) presenta artículos –sobre todo de vida práctica (11)– establecidos en función de los temas plebiscitados por los internautas. Su ambición es ofrecer alrededor de 100.000 artículos por mes redactados por un ejército de blogueros remunerados con un fijo al momento de la aceptación del artículo, más un complemento variable en función de la audiencia de los artículos, de los ingresos publicitarios y de la experiencia del bloguero.

En cambio, la revista en línea canadiense Suite101, presente en Francia desde septiembre de 2009 (www.suite101.fr), no paga por artículo a sus colaboradores freelance. Sólo les paga lo que denomina “ingresos publicitarios” cuando los avisos publicitarios, vendidos a tarifas muy ventajosas, y difundidos con los artículos, son “cliqueados” por los internautas. Ahora bien, una encuesta estadounidense sobre la economía en línea mostró, en 2010, que el 79% de los lectores de informaciones en la red no cliquean nunca, o muy raramente, una publicidad (12). Ávidos de “reducir costos” a expensas de los periodistas, los grupos de prensa tradicionales comienzan a mostrar interés por estos nuevos métodos de producción “participativa” de contenidos. Así, el grupo de prensa alemán Hubert Burda Media, propietario de 186 revistas en una decena de países, adquirió entre el 35 y el 40% del capital del sitio Suite101.

¿Pueden estas “fábricas de información” competir con los medios de información clásicos o los sitios “en línea” producidos por periodistas profesionales? La mayor parte de los dueños de estas “granjas de contenidos” piensan que no, por dos razones: en primer lugar, consideran que el nicho de los sitios de actualidad está saturado; luego, afirman que de ninguna manera buscan insertarse en ellos. Los artículos que ofrecen (cortos, fáciles, consensuales) se refieren sobre todo a la vida práctica, a la “manera de vivir mejor cotidianamente”, a los consejos de tipo self help (auto-ayuda), a las recomendaciones en materia de salud, dinero, empleo, entretenimiento, viajes… Estos sitios de contenidos low cost buscan sobre todo grandes volúmenes de audiencia para vender publicidad a muy bajos precios y apostar a una “economía del click”. Presidente y fundador de Populis, Luca Ascani piensa que su sitio puede, de todas maneras, revelarse como complementario: “En internet, 20 a 25% de la información consumida proviene de los medios tradicionales, 60 a 65% de búsquedas, y alrededor del 15% de los contenidos compartidos a través de las redes sociales. Nosotros intentamos cubrir esas tres zonas y aportar respuestas adecuadas” (13).

Sin embargo, con la crisis de los medios, algunos sitios gratuitos de información en línea observan de cerca el éxito de las “granjas de contenidos” (…) Incluso ciertos diarios de referencia piensan en ellas. El grupo estadounidense The Washington Post Company, editor del célebre diario, adquirió en julio de 2010 iCurrent, una start-up que propone a los internautas consultar un “diario adaptado a sus centros de interés”. Está concebido automáticamente mediante la agregación de los contenidos de 27.000 sitios de prensa y de blogs ofrecidos al internauta, que puede afinar esas propuestas (14). Esta perspectiva espanta especialmente a Bill Keller, director de The New York Times: “No dejaría el destino de la información en las manos de Google” (15).

Notas
1 Artículo “Google trends” de Wikipedia, consultado el 10-2-11.
2 “Our Manifesto”, www.demandmedia.com
3 Caroline Boudet, “Demand Media, l’usine à infos du Web”, Les Echos, París, 23-11-09.
4 Véase Cécile Ducourtieux y Xavier Ternisien, “Quand les internautes dictent l’actualité”, Le Monde, París, 13-7-10.
5 Agence France Presse, 18-5-10.
6 L’Expansion.com, 19-5-10.
7 “Fermes de contenus: business plan et métriques”, diciembre de 2010, www.tubbydev.com
8 L’Expansion.com, 17-3-10.
9 Ibid.
10 Nicolas Rauline, “Les ‘fermes de contenus’ à la demande se lancent à la conquête du marché français”, Les Echos, 21-12-10.
11 Ejemplos de temas: “¿Cómo tener éxito en una entrevista de trabajo?, ¿Cómo vender el departamento?, ¿Qué shampú usar para cabellos grasos?, ¿Dónde comprar claveles baratos?”.
12 Le Monde, París, 20-3-10.
13 Nicolas Rauline, art. cit.
14 Maris-Catherine Beuth, “Les nouvelles ‘ficelles’ des sites d’infos américains”, 18-7-10, www.lefigaro.fr
15 “Yo no dejaría el destino de las noticias en manos de Google”, El País, Madrid, 25-7-10.

Ignacio Ramonet es Director de Le Monde diplomatique, edición española. Este texto se ha extraído de su libro L’Explosion du journalisme. Des médias de masse à la masse de médias, Galilée, París, marzo de 2011.

Traducción Lucía Vera

Fuente original: www.eldiplo.org
Tomado de: http://www.e24n.com.ar/ini/index.php?option=com_content&view=article&id=802:automatas-de-la-informacion-por-ignacio-ramonet&catid=40:cultura&Itemid=60

miércoles, 20 de abril de 2011

Análisis. ¿Hay alternativas al sistema occidental imperante?

Hay quien trata de analizar la actual crisis económica como si fuese un accidente pasajero en el normal desarrollo del sistema económico. Sin embargo, quienes hacen eso ignoran que esta crisis no sólo es económica sino que también es ecológica, política, social, de valores y, por tanto, sistémica. Y en tanto crisis sistémica, que abarca todos los aspectos y componentes del modo de organizar esta sociedad, los ciudadanos tienen más que nunca la oportunidad de proponer alternativas que permitan construir otro mundo posible. Siempre y cuando, por supuesto, se considere que dicha tarea es o bien deseable o bien incluso necesaria.

Nosotros consideramos ambas cosas. Creemos que el sistema económico actual es responsable de grandes males que afectan a la humanidad y que la solución de estos pasa irremediablemente por transformar el sistema. Con esa aspiración presente, en este artículo nos dedicamos a describir someramente las alternativas políticas y económicas actuales, así como también nos preguntamos por el sujeto social que tendría que dirigir y apoyar dicho proceso transformador.

LA NECESIDAD DE SUPERAR EL CAPITALISMO

El capitalismo siempre está sometido a continuo cambio, si bien nunca deja de operar bajo las mismas leyes de funcionamiento, y no cabe ninguna duda de que hoy es sustancialmente diferente al capitalismo que existía hace cincuenta, cien o doscientos años. Y en todo este tiempo el capitalismo ha conseguido multiplicar la capacidad productiva de la sociedad y nos ha permitido acceder a un sinfín de nuevos productos y experiencias. Sin embargo, tampoco cabe ninguna duda de que históricamente el capitalismo ha mostrado ser una forma de organización social con grandes deficiencias y, lo que es más preocupante, con deficiencias que son cada vez mayores.

La concentración de la riqueza y el consecuente incremento de la desigualdad, ya no sólo entre los llamados tercer y primer mundo sino también incluso dentro de este último, son procesos que vienen acompañados de al menos tres graves fenómenos más: una extensión generalizada de la lógica mercantil que anula los aspectos puramente sociales y humanos; un creciente deterioro del medio natural en el que la actividad económica se inserta; y la decadencia y abandono de la democracia como sistema ideal de coordinación entre los miembros de una sociedad. La evidencia de todos estos males siempre ha despertado un gran número de protestas y ha dado lugar a la creación de numerosos movimientos sociales en todo el mundo y en todas las épocas.

De hecho, la reciente crisis económica generó esperanzas en gran parte del movimiento contestatario, el cual pensó que esta crisis era la demostración de que o bien la deriva neoliberal del capitalismo debía ser corregida, dando paso a una etapa más social y equitativa, o bien el capitalismo llegaba con esta crisis estructural a su fin definitivo y tendría que ser sustituido por algo nuevo. También algunos dirigentes políticos, como Sarkozy, debieron de pensar de forma parecida cuando se vieron obligados a anunciar la necesidad de “refundar el capitalismo”.

Sin embargo, la evolución de la crisis ha demostrado que aquello eran ilusiones y que, al contrario, la tendencia actual del capitalismo es la de acentuar sus rasgos más puros. Y hoy estamos frente a una nueva ola de neoliberalismo radical que pretende sacar al sistema económico de la crisis a través de viejas fórmulas de política económica que nos llevarán sin duda a un nuevo escenario socioeconómico de mayor regresión social. Con ello presente no es extraño pensar que la transformación o sustitución del capitalismo es aún más necesaria que nunca.

EL SUJETO DEL CAMBIO SOCIAL

Si somos conscientes de que tiene que haber un cambio, el siguiente paso es preguntarnos por el sujeto social que lo tendrá que llevar a cabo. En efecto, la historia ha demostrado que “sin base social suficiente no hay sociedad que pueda existir de forma duradera, por muy atractiva que sea en apariencia” (Tablas, 2007), de lo que se deduce que necesariamente el cambio tiene que estar dirigido o, al menos, apoyado por un espectro suficientemente grande de hombres y mujeres.

La versión clásica del sujeto social por excelencia es el movimiento obrero y la organización socialista. En esta opción el colectivo obrero, que en sus inicios hacía referencia a los trabajadores asalariados de las grandes e incipientes industrias, tendría la capacidad suficiente de organizarse y alcanzar el poder del Estado. Y desde allí podría tomar todas las decisiones necesarias para “cambiar al mundo de base”. En una versión alternativa el movimiento obrero puede tomar directamente las decisiones necesarias, sin necesidad de alcanzar el poder del Estado, a través de la colectivización de los medios de producción, es decir, las empresas que determinan la producción de una sociedad. En ambos casos, no obstante, subyace la lógica de enfrentamiento entre capital y trabajo, esto es, entre clases sociales.

Pero el capitalismo, en su desarrollo, ha modificado también la forma en que se relacionan las clases sociales. El movimiento obrero no es hoy en día un colectivo homogéneo y cohesionado, y tampoco es suficientemente numeroso como para guiar un cambio de esta magnitud. En su lugar tenemos un amplio espectro de clases sociales que mantienen muy distintas y divergentes preferencias. De esa forma, incluso aunque en un sentido abstracto pudieran finalmente asociarse cada una de ellas a algunos de los polos de la dicotomía capitaltrabajo, y por ejemplo hablásemos de los “asalariados en general”, no podríamos hacerlo sin perder la homogeneidad y cohesión necesarias como grupo.

Otras posibilidades sobre cuál es el sujeto social del cambio se pueden encontrar en los conceptos de “multitud”, “movimientos de movimientos” o “ciudadanía”. En el primero de los casos nos encontramos con un sujeto social conformado por la totalidad de personas explotadas directa o indirectamente (en un sentido económico) bajo el sistema capitalista. Este colectivo, similar pero todavía más amplio que el de los asalariados, tendría –según los teóricos de este concepto– que construir el nuevo mundo desde la experimentación práctica; desde la calle se comenzaría a sentar las bases de la nueva sociedad a la que empujaría la “multitud”.

En el segundo y tercero de los casos se haría alusión a las diferentes corrientes de oposición al capitalismo que han ido surgiendo en los últimos años y que en un sentido amplio han sido definidos como “antiglobalización” o “alterglobalización”. Aquí se incluirían todos los colectivos que llevan a cabo luchas más o menos sectoriales, como las organizaciones feministas, los sindicatos, los estudiantes, los partidos políticos, las comunidades indigenistas, etc. Hablaríamos entonces de una unión basada en el malestar generado por el capitalismo y por la necesidad de construir “otro mundo posible” sin que ello signifique necesariamente que ya se sabe qué tipo de sociedad se desea crear.

En cualquier caso, sea cual sea el sujeto social que finalmente deba apoyar el cambio social, no parece probable que pueda transformar la sociedad únicamente por medio de la negación del sistema actual. Es necesario un programa estructural.

MODELOS ALTERNATIVOS DE CONFIGURACIÓN SOCIAL

Desde la concepción tradicional de democracia representativa se considera que el Estado es el espacio de encuentro de las diferentes sensibilidades ideológicas y que, por tanto, tras una adecuada y justa suma de las preferencias de los ciudadanos es allí donde tienen que tomarse las decisiones relacionadas con el futuro de la sociedad. En esta concepción el Estado es un mero intermediario entre la voluntad popular y la toma de decisiones final.

No obstante, para entender mejor el proceso político de toma de decisiones no podemos limitarnos a hablar de poder social, referido al que emana del conjunto de los ciudadanos, y poder estatal, el que emerge por los representantes –legítimos o no– de esos ciudadanos. También es necesario hablar del poder económico, aquel que bajo el capitalismo es ejercido por las grandes empresas maximizadoras de ganancias. Esta tríada entre los tres poderes, y las diferentes relaciones institucionales entre ellas, es la que determina la configuración final del sistema social (Wright, 2006).

Si atendemos a las diferentes combinaciones entre estos distintos poderes encontramos entonces bastantes posibilidades. Todas ellas han sido descritas en Wright (2006), y nosotros sólo vamos a destacar aquí algunas de las que nos parecen más interesantes de acuerdo con los propósitos de este documento.

En primer lugar tenemos la opción del “socialismo estatista”, objetivo clave del pensamiento marxista ortodoxo. En esta opción el poder económico no existe y el poder estatal es el que toma las decisiones relativas a la producción. El poder estatal emana de las preferencias del poder social, el cual ha podido dirigirlas a través de unos mecanismos plenamente democráticos.

En segundo lugar tenemos la opción de la “socialdemocracia estatista”, donde el poder estatal influye en la economía a través de su interferencia en el poder económico. Aquí el poder estatal es también una institución representativa del poder social.

En tercer lugar podemos examinar el “capitalismo social”, también llamado en algunos ámbitos el “capitalismo popular”. En esta configuración el poder social influye en las decisiones de producción con intermediación del poder económico, y no teniendo el Estado ningún rol. Los trabajadores asumirían la administración de las empresas, a través de las acciones u otros mecanismos de coparticipación, pero el sistema seguiría manteniendo la lógica de maximización de las ganancias.

En cuarto y último lugar tendríamos la “economía social”, en la que ni el poder económico ni el poder estatal juegan rol alguno. En este caso los colectivos se organizan para coordinar la producción de forma directa pero sin atender ni a la maximización de beneficios ni a la tecnocracia estatal.

Todas estas posibilidades son opciones teóricas ideales de los diferentes grupos políticos, pero algunas tienen más apoyo que otras. A continuación vamos a examinar qué grupos se encuentran actualmente detrás de estas opciones y en qué forma se distinguen los diferentes proyectos.

LAS OPCIONES CON MÁS FUERZA EN LA ACTUALIDAD

Dentro del escenario político actual podemos observar tres grandes opciones que, en abstracto, actualmente aglutinan a gran parte de las personas que se consideran contestatarias al capitalismo o, al menos, a su versión más radical. Las salidas a la crisis que cada uno de estos grupos propone quedan, por tanto, condicionadas por el tipo de sociedad que se postula como ideal.

La configuración de la “socialdemocracia estatal” es probablemente la que más adeptos tiene, y es también un lugar común entre los partidos políticos mayoritarios de derechas y de izquierdas. Las divergencias entre ambas posiciones dentro de esta configuración suelen residir en el papel que juegan los salarios y otras variables económicas en el buen funcionamiento del sistema, pero en ningún caso se realiza una crítica al sistema en sí.

Las medidas progresistas que se proponen para salir a la crisis desde estas coordenadas ideológicas tienen que ver con medidas de distribución de la renta, equidad y justicia social y crecimiento económico sostenible. Se reconoce que un sistema económico capitalista tiene que funcionar con agentes privados –las empresas– que necesitan tener mercados rentables. Por lo tanto, se trata de asegurar esa rentabilidad a través de mecanismos justos y eficientes. En este punto los salarios juegan un rol crucial, y es necesario asegurar tanto que son suficientemente altos como para estimular el crecimiento económico como que están suficientemente repartidos, bien de forma directa como indirecta (a través de los mecanismos de redistribución del Estado). Aunque se reconoce la necesidad de la rentabilidad, se trata de minimizar los efectos perjudiciales de la lógica mercantil a través de la acción del Estado. Así, se deben regular los mercados de trabajo, el sistema financiero y se debe coordinar adecuadamente la actividad económica para evitar que el medio ambiente sufra las consecuencias del crecimiento económico.

Bajo este paraguas se pueden englobar a los partidos políticos socialdemócratas clásicos, a los partidos comunistas que han asumido el marco capitalista y a algunos movimientos sociales que creen en estas opciones.

La configuración del “socialismo estatista” apuesta por una reversión de los postulados marxistas clásicos, donde el Estado asumía el rol de la planificación central y podía desprenderse de la coerción de la rentabilidad. Así, la actividad económica ya no queda subordinada al criterio de la rentabilidad y puede planificarse en el sentido que la comunidad desee.

A pesar del fracaso de sistemas basados en esta misma configuración, se arguye que las nuevas tecnologías y una cultura democrática mucho más avanzada pueden evitar que los Estados pierdan su conexión real con el poder social. Hablamos por tanto de una democracia radical, no simplemente representativa, donde la influencia del poder social sobre el poder estatal es perfectamente directa. Dado que el poder social controla democráticamente la asignación de recursos puede frenar la destrucción medioambiental y llevar a cabo políticas de redistribución económica, acabando con la pobreza y la desigualdad extrema.

Esta opción es defendida explícitamente hoy en día por partidos políticos minoritarios y segmentos de los partidos comunistas que operan en el marco democrático capitalista. De forma implícita es probable que numerosos movimientos sociales que promueven la democracia directa y otras formas de democracia radical se pudieran clasificar en este apartado.

La tercera opción, de más reciente aparición, es una visión particular de lo que antes hemos denominado “economía social”. Aquí podríamos incluir las recientes teorías sobre el “decrecimiento” y el “buen vivir”. En esta configuración lo económico también queda subordinado a la voluntad popular de forma directa, pero con una preocupación acentuada por la evolución del medio ambiente.

En las posturas del decrecimiento se reconoce la incompatibilidad entre capitalismo y sostenibilidad ecológica, y se propone un cambio radical en los modos de producción y consumo. La orientación de la producción debe quedar, bajo esta configuración, subordinada a las necesidades sociales y a una nueva ética del consumo basada en la “frugalidad voluntaria”. Los deseos y motivaciones deben cambiar en un proceso de “deconstrucción de las necesidades” (Sempere, 2010).

En las posturas, similares en todo caso, del “buen vivir” el objetivo es reformular la relación entre Estado y ciudadanía para que los últimos sean los auténticos poseedores de la soberanía. El cuestionamiento del crecimiento económico como sinónimo del desarrollo y la necesidad de adecuar los modos de producción y consumo a las capacidades del medio natural es también un punto central (Acosta, 2010). Aquí se critica el concepto de democracia como “simple rito electoral” y se apuesta por una salida que combine un concepto más amplio de democracia y la libertad de expresión. Sólo con esa combinación es posible conseguir eficiencia económica (respecto a los objetivos del “buen vivir”).

Mientras las teorías del decrecimiento están teniendo una gran aceptación entre los movimientos ecologistas más radicales y gran parte del electorado de los partidos políticos comunistas clásicos, el “buen vivir” está siendo la columna vertebral de los movimientos políticos y ciudadanos que en América Latina se están levantando contra el sistema capitalista.

CONCLUSIONES

En este repaso somero ha podido notarse que las salidas propuestas por las teorías del decrecimiento, el buen vivir y la teoría de democracia radical del “socialismo estatista” no difieren demasiado. De hecho, los únicos matices que pueden encontrarse tienen que ver con la formulación teórica que se esconde detrás y con las diferentes intensidades de preocupación por los problemas. Así, en el “socialismo estatista” podemos encontrar una preocupación menor por la ecología y una mayor por las desigualdades y la pobreza, mientras que en las otras dos teorías sucede al revés.

En nuestra opinión es necesario actualizar y reconciliar ambas ideas, recogiendo la filosofía que se encuentra detrás de ambas y proponiendo salidas conjuntas a la crisis y al actual sistema económico. El principio fundamental, en todo caso y bajo cualquier concepto, debe ser la renuncia a que el criterio de la rentabilidad organice no sólo la producción sino toda la sociedad en su globalidad. En su lugar es necesario insertar en el sistema económico un criterio ecológico y humanista que ponga la satisfacción de las necesidades básicas de la humanidad y la libertad de expresión y creatividad en el centro de la organización social.

Por otra parte, el debate sobre qué sujeto social debe ser el motor del cambio sigue abierto. No podemos confundir, no obstante, el descubrimiento de dicho sujeto social con las estrategias políticas encaminadas al cambio social. Qué duda cabe de que ninguna estrategia política sería exitosa si no se dirige al público adecuado, y que por tanto la revelación del sujeto social es tarea primordial. Sin embargo, incluso aunque descubriéramos al sujeto social objetivo, faltaría redescubrirlo como sujeto social subjetivo, es decir, haría falta desarrollar su conciencia como sujeto social. Y ese paso, muy probablemente, no puede llevarse a cabo sin tener un determinado proyecto de sociedad en el horizonte.

Alberto Garzón Espinosa
Éxodo

La obsolescencia precoz pone en peligro la memoria colectiva

No soy un coleccionista de libros antiguos, pero tengo en mi biblioteca algunos libros impresos hacia la mitad del siglo XIX. Después de 150 años desde su impresión, cualquiera puede leerlos sin el menor problema, incluso las notas al margen que manos desconocidas han dejado en este siglo y medio. Por otro lado, tengo en casa algunos discos floppy de 5 pulgadas y media con algunos de los primeros programas que escribí durante la carrera. Casi 20 años después de su escritura, me resulta imposible leer estos programas. Por falta de dispositivos que puedan leer los discos, y por el natural desgaste del soporte magnético, es como si no hubieran existido nunca. Otros programas están, por el momento, a salvo en CD y pen drives, pero ya sé que las leyes de la mecánica cuántica harán que en 50 años todos estos datos desaparezcan. En la era de la informática (lo declaró en una entrevista el director de cine Jean-Claude Carrière) no hay nada más efímero que un soporte permanente.

Por primera vez en 3.000 años, la mayor parte de la producción cultural de nuestra época se ve entregada a soportes con una vida muy limitada, ya sea por la obsolescencia intrínseca de estos medios, ya sea porque los cambios impuestos a la informática están transformando todos nuestros estándares en lenguas muertas en el plazo de pocos años. ¿Cuáles serán las consecuencias culturales y sociales de este proceso de desaparición, de este olvido forzoso?

Hay que poner la cosa en perspectiva. La inestabilidad de la memoria colectiva no es algo nuevo, ni mucho menos. Hasta el siglo XX, la memoria se entregaba a libros y documentos escritos que, si bien en principio son más duraderos que los soportes informáticos, no ofrecían garantía de durabilidad. En la antigüedad y en la época medieval, los frecuentes incendios de bibliotecas causaron pérdidas masivas de libros y documentos, a veces de manera definitiva. La censura también ha hecho estragos, y hoy casi todo lo que sabemos sobre los estoicos nos llega a través de Sextus Empiricos, que escribía para refutarlos.

El olvido, casual o intencional, también sirve para forjar una cultura, aun si a veces una cultura intolerante es culpable de tragedias como la desaparición completa de los escritos Maya y Azteca. El problema es el ritmo de la destrucción. Miles de copias de libros antiguos se han quemado en las biblioteca medievales, pero a un ritmo bastante lento como para permitir que nuevas copias aparecieran. Libros que habían desaparecido de la Cristiandad han sido preservados por la obra independiente de los copistas árabes, y viceversa. Pero no está claro que una cultura como la nuestra, que produce una cantidad inmensa de información y que la destruye en pocas décadas, tendrá el tiempo de filtrar adecuadamente, de establecer lo que merece la pena preservar. Lo que está cambiando en nuestra época no son el olvido y la destrucción (que siempre han existido), sino los actores que los controlan.

Sólo pocas empresas hoy tienen el dinero y el interés para mantener operativos los pocos aparatos que pueden leer una cinta de ordenador grabada hace 50 años y, con el control cada vez más estricto de los formatos de datos y su siempre más rápida obsolescencia, la situación empeorará. En el momento en que sólo Adobe u Oracle puedan leer el corpus completo de las leyes de un Estado, ¿quién detendrá el poder efectivo? ¿Si los libros se publicarán sólo en versión electrónica, quién controlará su permanencia en la memoria colectiva? Si los libros se encuentran en una situación difícil, mucho peor es la situación de todos esos documentos menores, que muchas veces son esenciales para la recuperación de la memoria.

Mucha de la información que nos llega y que constituye nuestra memoria colectiva se encuentra en documentos secundarios no destinados explícitamente a la conservación, que han conseguido de alguna manera evitar la destrucción. ¿Conseguirá nuestra época preservar esta información banal pero imprescindible? En su libro Diario mínimo, Umberto Eco imagina un antropólogo del futuro que consigue encontrar unos pocos documentos de nuestra época: se trata de algunas líneas de canciones pop. Por falta de información de contexto, el antropólogo construye una imagen completamente falsa (y muy divertida) de la época, interpretando las canciones como descripciones exactas del mundo actual.

Si los documentos banales desaparecen por obsolescencia precoz, y sólo algunos documentos cuidadosamente seleccionados permanecen, el escenario que plantea Eco podría ser el destino histórico del siglo XXI. Quien selecciona los documentos podrá decidir la imagen de nuestra época que pasará a las generaciones futuras. Como escribió Orwell en 1984: “Quien controla el pasado controla el futuro, y quien controla el presente controla el pasado”.

SIMONE SANTINI es Profesor de informática de la Universidad Autónoma de Madrid

jueves, 14 de abril de 2011

Faltan 30 días ---> 15 M

¡ Rebélate !

Este artículo es una reflexión sobre el presente tomando el pasado como guía de a dónde debiéramos ir. Después de todo, los valores republicanos son la máxima expresión de los valores democráticos que tendríamos que sostener en un sistema político, en el cual cada ciudadano tuviera la misma capacidad decisoria en la gobernanza del país, sin cortapisas o leyes electorales que den más peso a unos que a otros, como está ocurriendo en España. La Transición inmodélica de la dictadura a la democracia produjo una cultura escasamente democrática y un proceso electoral que estaba diseñado –como han reconocido algunos de sus diseñadores– para debilitar a amplios sectores de las izquierdas. Ello ha determinado que, aun cuando las encuestas muestran que la mayoría de la población española está en el centro-izquierda e izquierda, las políticas de izquierda (a pesar de grandes avances) no han dominado la mayoría del comportamiento legislativo durante el proceso democrático. El sustancial retraso del Estado del bienestar español (con el gasto público social per cápita más bajo de la UE-15), 30 años después de la democracia, es un indicador de ello.

Nuestro sistema electoral es poco representativo y se nota. Y esta escasa representatividad en las Cortes españolas (que se reproduce en los parlamentos autonómicos) va acompañada de unos partidos, la mayoría de los cuales están enormemente influenciados por los mayores medios de información y por grupos de presión, entre los cuales, el capital financiero es esencial. Así, hemos visto cómo se ha desarrollado casi un consenso en los establishments políticos y mediáticos del país sobre la necesidad de retrasar la edad de jubilación de 65 a 67 años, propuesta legislativa del Gobierno que fue aprobada casi por unanimidad en las Cortes españolas. Este casi consenso contrasta con la enorme impopularidad de tal medida entre la ciudadanía, la gran mayoría de la cual se opone. Según la Constitución española, el poder del Estado deriva de la voluntad popular. Pero, si comparamos qué es lo que la ciudadanía desea por un lado y lo que las distintas ramas del Estado (y, muy en especial, la rama legislativa y ejecutiva del Estado) aprueban por el otro, el contraste es significativo.

Otro ejemplo de ello son las medidas que el Estado ha tomado para salir de la crisis (desde la congelación de las pensiones a los recortes radicales que se están aplicando a los ya subfinanciados servicios del Estado del bienestar). Las cotas de impopularidad de estas medidas son muy altas, lo cual no es obstáculo para que se realicen, promovidas por la mayoría de los medios de mayor difusión. Tales medios editorializan y repiten machaconamente que no hay otras medidas posibles en respuesta a factores “externos”, en este caso, los mercados financieros. Acentúan con gran intensidad lo de “externos” a fin de diluir las responsabilidades internas. Pero lo externo es una mera excusa para realizar lo que los establishments financiero, empresarial, político y mediático han deseado siempre: debilitar al mundo del trabajo para optimizar los intereses del capital. Es lo que solía llamarse “lucha de clases”.

Naturalmente que las clases sociales van variando y su conflicto se expresa de muchas formas. Pero hoy este conflicto es de la gran mayoría de la población (clase trabajadora y la mayoría de las clases medias) frente a una enorme concentración de poder financiero y económico español que, en alianza con sus aliados extranjeros, está imponiéndose a la mayoría de la ciudadanía. Por ejemplo, para reducir el déficit, en lugar de congelar las pensiones y recortar los gastos en sanidad, educación, servicios domiciliarios y otros, se podrían haber conseguido 35.000 millones de euros mediante las cargas impositivas de los sectores más privilegiados (sin afectar a la mayoría de la población), tal como han sugerido los inspectores de Hacienda del propio Ministerio de Economía. Es más, mediante la corrección del enorme fraude fiscal –que beneficia primordialmente a la banca, a las grandes empresas y a las rentas superiores (eliminando, por ejemplo, los paraísos fiscales), así como revirtiendo las reducciones fiscales regresivas llevadas a cabo en los últimos 15 años– podrían obtenerse 80.000 millones de euros más.

No es, pues, lo “externo”, sino lo “interno” lo que está obstaculizando la expresión del proceso democrático. Y la ciudadanía es consciente de ello. Encuesta tras encuesta muestra el desapego de la ciudadanía hacia la clase política y hacia los gobernantes. Nuestra democracia está seriamente amenazada. De ahí la urgencia de movilizaciones para continuar la lucha iniciada por las generaciones anteriores en defensa de la democracia. Nuestros padres lucharon para defender la democracia y fueron brutalmente reprimidos como consecuencia de su derrota. Mi generación luchó en los difíciles años cincuenta, sesenta, y más tarde en los setenta, oponiéndose a la dictadura. Fue esta lucha y otras las que fueron responsables del fin de la dictadura. No hay que olvidar nunca que, aun cuando Franco murió en la cama, la dictadura murió en la calle.

Y es ahora cuando hay que luchar para recuperar la democracia que está siendo secuestrada, en la que el Estado está tomando posturas sistemáticamente en contra de la mayoría de la población y en contra de su deseo. Esto es indignante y requiere movilizaciones populares basadas en los valores republicanos que exijan al Estado que responda a la sociedad y no, como está ocurriendo ahora, que se imponga a ella.

Vicenç Navarro. Attac
Fuente: Público

martes, 12 de abril de 2011

Obsolescencia programada. Artículo

La obsolescencia programada supone la planificación consciente por parte del fabricante de un producto de la vida útil del mismo de modo que pierda funcionalidad, calidad o utilidad tras un periodo de tiempo determinado por motivos comerciales.

Si bien este hecho puede mantener girando la rueda de consumo que caracteriza a nuestra sociedad también supone un problema para nuestros bolsillos y para el medio ambiente. No obstante, la obsolescencia forma parte de nuestro sistema económico y nos afecta en todas las ramas de nuestra vida. ¿Sabríamos vivir sin la obsolescencia programada?

¿Vivir sin consumismo?

En Livermore, California, existe una bombilla que lleva encendida cerca de 110 años que puede verse mediante una webcam en internet. Curiosamente, en el tiempo que lleva emitiéndose la señal, la primera cámara dejó de funcionar a los tres años y debió ser sustituida.

Parece una metáfora sobre el interés de la humanidad por hacer productos cada vez menos duraderos y es que esta bombilla no es la única centenaria que sigue dando luz. Duele pensar la cantidad de bombillas que hemos cambiado en nuestra vida.

Imaginemos un mundo donde las bombillas no tuviesen que ser sustituidas al ritmo actual. ¿Qué pasaría con la producción y con los empleos derivados? ¿y con los precios?

La bombilla fue perfecta. Llegó un momento en el que la lucha entre empresas competidoras tocó techo y no se podían hacer bombillas más duraderas. Entonces los fabricantes se reunieron para programar meticulosamente la calidad de la misma para darle una duración determinada que permitiera mantener el negocio. No querían matar a la gallina de los huevos de oro y comenzaron una dinámica que formaría parte de la estrategia productiva del futuro.

Sin programar la obsolescencia la demanda sería muy baja y no se podría mantener el nivel actual de producción (oferta). ¿Por qué comprar bombillas si las mías duran 100 años?

Los fabricantes no podrían mantener plantillas numerosas para adecuar los gastos con los ingresos (demanda) y por otro lado los precios aumentarían para mantener la estructura de costes fija difícilmente soportado por las ventas. Los bajos beneficios no permitirían la existencia de un gran número de competidores y podría acabar en prácticas monopolísticas.

Además de los empleos directos también afectaría a puestos administrativos, comerciales, logísticos… y en cierto grado a otros niveles de consumo soportados por estos trabajadores.

Ahora extendamos esto a todos los productos/servicios y pensemos lo que pasaría si todos crearan productos con la máxima vida útil posible: ¿sería un mundo perfecto? Somos consumidores pero también trabajadores y personas sustentadas por el consumo. No sé si sería un mundo perfecto pero sin duda debería ser un mundo distinto.

Tenemos que concretar algo sobre la obsolescencia y es que no solo se basa en lo que tarda una bombilla en fundirse sino en el tiempo en que ésta queda anticuada. Compramos un ordenador y los fabricantes ya tienen la siguiente generación en el horno. La van descubriendo poco a poco creando productos complementarios no aptos para la generación anterior y dejándonos inmediatamente desfasados.

Cuanto más sencillo es el producto más posibilidades tiene de ser duradero pero para ello también tenemos la obsolescencia psicológica, es decir, hacernos pensar que lo que tenemos ya no vale. La moda es un buen ejemplo ya que hay pocas cosas cuya caducidad esté más basada en nuestra percepción.

No sabemos vivir sin una rueda de consumo en continuo movimiento y valoramos más los costes que la calidad. En un mundo donde los productos fueran perfectos nuestro nivel de gasto personal estaría más concentrado y limitado pero también lo estaría nuestro nivel de ingresos y la tasa de empleo tal y como los conocemos. El ritmo actual se refleja en China, que aún siendo un país comunista, tiene una economía basada en gran parte en principios consumistas que luego exportan a otras sociedades.

Para nosotros puede ser difícil imaginar un mundo distinto. Personalmente estoy tan involucrado en esta realidad que no puedo plantearme una sociedad basada en normas distintas aunque en el fondo lo desearía. Creo que a todos nos gustaría acabar con esa rueda incesante pero ya no sabemos funcionar sin ella.

Un problema para mi bolsillo

Imaginemos que hoy compro un pan, una camisa, un ordenador y un móvil. A parte de haber limpiado mi cuenta corriente pensemos ¿cuanto me durará cada producto? Bastante menos que hace unos años, eso seguro. Los fabricantes limitan la duración de los bienespara mantener su sistema y nos introducen en un ciclo de actualización que multiplica los gastos.

El móvil tendrá problemas de batería en un año y en dos posiblemente sea descontinuado, el ordenador probablemente ya esté desfasado y me dará problemas en dos años, cuando termine la garantía. Sobre la camiseta dependerá de donde la compre pero no sería extraño que en 4 meses tenga peor aspecto que algunas prendas de hace 10 años. Si el pan antes me duraba días ahora se me pone duro de la mañana a la noche si lo compro en una gran superficie.

A largo plazo mis gastos se replicarán ante la necesidad de cambiar mi vestuario, tener un ordenador que soporte el nuevo software que necesito para trabajar, disponer de un móvil cuya batería dure más de 3 horas… y me cuesta imaginar la cantidad de barras de pan que podría haberme ahorrado.

Más allá de los resultados que podrían derivarse de la inexistencia de la obsolescencia programada no cabe duda de que supone un gran agujero negro para nuestros bolsillos.

Un drama para el medio ambiente

Queremos que este gasto incesante sea lo menor posible mientras que a los productores les interesa ante todo que sea continuo y para ello programan la duración de los bienes. Esto solo puede lograrse pagando un alto precio indirecto. Por ejemplo: las medias son más baratas que antes pero duran menos al usar tejidos poco resistentes. Esto se traduce en una cantidad de residuos nada desdeñable.

El usar y tirar parece valernos mientras no nos llegue la basura a la puerta de nuestra casa. El problema es que el medio ambiente es el que paga las consecuencias y nosotros formamos parte de él. Es algo innegable. Todo esto tiene un precio más alto que el dinero que sale de nuestra cartera y parece a todas luces insostenible.

¿Un vicio que en realidad nos gusta?

Pese a todo parece que disfrutamos de la continua sustitución de nuestros bienes y estamos deseando que los productos queden obsoletos. Nos parece mal que programen su duración de forma consciente y que se nos ofrezca el futuro en pequeñas entregas. Sabemos que esto produce una replicación futura de nuestros gastos pero nos conformamos pues no podemos hacer nada.

Podría aconsejar comprar productos de calidad cuya duración sea mayor, y de hecho lo hago, pero creo que la gran mayoría acepta el juego de la obsolesencia programada: consumidores y fabricantes.

Pagamos bajos precios sabiendo que la duración será muy inferior a la habitual tiempos atrás pues nos gusta estar a la última sea cual sea el precio… eso parece. Creo que no sabemos vivir sin este sistema o lo que es más peligroso: no sabemos imaginar un mundo sin él.

German R. Urdiz.

Fuente: http://www.actibva.com/magazine/consumo/sabriamos-vivir-sin-la-obsolescencia-programada


lunes, 11 de abril de 2011

Estado del Malestar


http://malestar.org/


Sobre nosotr@s

logo malestar.orgNo somos ningún partido político, ni ningún sindicato.
Somos un movimiento ciudadano desvinculado de cualquier organización, que RECHAZA FRONTALMENTE todo tipo de discriminación, sea por el motivo que sea, así cómo la apropiación de Estado de Malestar o su identidad por parte de cualquier grupo y/o ideología, sea del signo que sea.

Simplemente somos ciudadanos de todas las edades y con diversidad ideológica, pero con un denominador común: la indignación y el cabreo ante un sistema político y financiero por el que nos sentimos traicionados y que, en nuestra opinión, no da más de sí.

Somos las generaciones engañadas a las cuales se les vendió un gran futuro, con un sólido bienestar y las que iban a tener el mundo a sus pies. En cambio somos las generaciones estafadas, infravaloradas y olvidadas, las cuales creen estancadas en el sofá delante del ordenador o de la TV.

Este grupo de personas no está dispuesto a quedarse parado viendo como a pasos agigantados destrozan un futuro que es nuestro. No estamos de acuerdo con la gestión política, la gestión sindical ni con un sector empresarial que sólo contempla su propio beneficio sin ética alguna. Esta situación insostenible nos ha llevado a salir a la calle y asumir, por fin, nuestra responsabilidad con nuestro futuro y el de nuestros vecinos, amigos y familiares.

No somos invisibles,somos muchos los que nos sentimos igual. Ya que vivimos en una democracia queremos ser escuchados y nos vamos hacer oír. Por ello nos reunimos en diferentes ciudades españolas todos los viernes de forma pacífica y sin tolerar acto violento alguno.

Dando un ejemplo de respeto y coherencia nos unimos desde la indignación dejando de lado nuestras diversas formas de pensar y exigimos una verdadera y transparente actuación de todos los actores sociales de nuestro pais, basada en los DERECHOS y las LIBERTADES FUNDAMENTALES.

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domingo, 10 de abril de 2011

“Indignaos” contra “Imputaos”

Carta abierta a José Luis, Mariano, Cayo, Josep, Rosa y al resto de nuestros dirigentes políticos

No sé a vosotros, pero a mí lo que me está quitando el sueño estos días no es la saga sucesoria recién abierta, ni siquiera el reventón del Sporting a la Liga. Lo que de verdad me produce insomnio es pensar en la gran final que los ciudadanos jugaremos el 22 de Mayo, y en los miles de representantes que van a gestionar nuestros gobiernos municipales y algunos autonómicos durante los próximos cuatro años.

No es que me asuste el ejercicio de la ciudadanía. Lo que me preocupa es veros a algunos avalando candidaturas de imputados por graves delitos de corrupción y buscando la paja en el corrupto ajeno mientras ignoráis la viga podrida en casa propia.

Me inquieta no oiros hablar más del verdadero impacto de la corrupción en nuestras vidas, de cómo el enriquecimiento de unos pocos socava nuestra economía y erosiona nuestros servicios públicos. Me indigna que algunos sigáis dando crédito a aquéllos que usan nuestro mandato democrático para arrasar con el medio ambiente y las arcas públicas.

¿Por cuánto tiempo más permitiremos que los corruptos blinden su impunidad a golpe de laguna legal y plazos prescriptivos?

Imagino que habréis leido alarmados que 8 de cada 10 españoles pensamos que nuestras instituciones y representantes políticos son ‘corruptos’ o ‘muy corruptos’. Quizás esta percepción cambiaría si algunos os dedicaseis a apoyar más a los muchos políticos y funcionarios honestos con los que contamos, en vez de cerrar filas en torno a los deshonestos.

Cierto que, en esto del mangoneo, el siglo XXI no es nada original. Nos avalan cuatro mil años de prebendas, corruptelas y trapicheos. Pero algo está cambiando. ¿Lo notáis? Y es que una buena parte de la ciudadanía estamos sacudiéndonos poco a poco la modorra conformista y prevaricadora del “siempre fue así”, del “todos son iguales” o del “en su lugar yo haría lo mismo”.

Los alegatos de Hessel y Sampedro llegan en el mejor momento. Ya se ven atisbos de una nueva conciencia ciudadana a punto de ebullición: desde las nuevas plataformas de jóvenes dispuestos a movilizarse en busca de ese futuro que los políticos no sabéis, no podéis o no queréis brindarles; hasta los que piden un voto de castigo para penalizar a los grandes partidos, pasando por la plétora de organizaciones y grupos que siguen luchando por la transparencia y por la defensa de una justicia social incompatible con la plaga de la corrupción.

En Avaaz, ya somos casi 100.000 ciudadanos los que os estamos exigiendo medidas eficaces contra la corrupción: Ahora, a pocos días del cierre oficial de vuestras candidaturas para Mayo; pidiéndoos que os ganéis nuestro voto, no a base de palabrería y celebraciones populistas, sino a base de liderazgo y coraje político, excluyendo de vuestras listas a todos aquellos candidatos imputados o condenados por graves irregularidades y delitos asociados con la corrupción.

Aún insomne, me despido con la convicción de que muy pronto serán nuestras voces y acciones ciudadanas las que os quiten el sueño a vosotros. Por el bien de nuestra democracia.

Atentamente.

P.D.: José Luis, Mariano y el resto, imagino que después de leer esta carta estaréis deseando uniros a esta campaña. ¡Firmad aquí y reenviad a todos vuestros conocidos!

Luis MoragoEl País -Blogs-.

jueves, 7 de abril de 2011

Manifestación contra el recorte de las Pensiones‏. Viernes 8 de abril


Manifestación contra el "Pensionazo"

Viernes 8 de abril, a las 20,00 horas

Jardín Floridablanca (Murcia)


El pasado mes de febrero, el Gobierno, CCOO, UGT, CEOE y CEPYME, firmaron el Acuerdo Económico y Social, en el que se pactó una reforma de las pensiones para aumentar la edad de jubilación hasta los 67 años, pasar de los 35 a los 37 años cotizados para cobrar el 100% de la pensión y aumentar el periodo para el cálculo desde los 15 hasta los 25 años, con lo que disminuiría la cuantía de la pensión. De aprobarse esta reforma en el Parlamento, nos jubilaremos más tarde, tendremos que trabajar más tiempo para cobrar una pensión más baja. Al mismo tiempo, se originará un problema con el empleo, aumentando el paro y retardando la incorporación al trabajo: jóvenes en paro y personas ancianas trabajando. Para hacer oír nuestra voz contra esta insensatez, La Intersindical, junto a otras organizaciones, ha convocado una manifestación para el próximo viernes. Por unas pensiones dignas y contra este nuevo recorte de derechos que pretenden imponer, no nos queda más remedio que decir NO.