sábado, 30 de junio de 2012

La crisis de las crisis

En los últimos tiempos nos hemos visto obligados a centrarnos en lo que ocurre en nuestro más cercano alrededor. Los golpes propiciados por el poder económico y financiero y sus fieles administradores políticos nos han ubicado en una realidad cruda, difícil, que siempre habíamos creído lejana, endémica de los llamados países del sur. Esos que, principalmente en América Latina y, especialmente, en las décadas de los 80 y 90 del ya pasado siglo, sufrían los ajustes estructurales, los graves problemas de la deuda, la pérdida continuada de derechos sociales, políticos o laborales y las privatizaciones dictadas por entidades como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Qué lejos nos parecía aquello que, fácilmente, podíamos casi ignorar y seguir mirando nuestro ombligo y respirando hondo, satisfechos, por haber tenido la suerte de no haber nacido en esos países. 

Hoy, todo eso nos golpea, ya no en nuestra puerta sino en nuestros propios cuerpos y mentes. Todo eso y más está aquí, se ha instalado y la crisis que la vieja clase política calificaba en el 2008 como algo coyuntural, cíclico en el capitalismo y que no podía traernos nada más grave que alguna medida de ajuste pasajero, se nos muestra como una crisis estructural. En realidad como una crisis de crisis y, por tanto, añadiendo a ese carácter estructural, sistémico, la característica de civilizatoria. Por que l a suma de todas las crisis constituye la crisis civilizatoria del modelo socio-político, económico, cultural e ideológico occidental que, por su carácter dominante, aunque en declive, se encarna como crisis planetaria. 

Nos acostumbraron en los últimos tiempos al uso de la palabra crisis en singular, haciendo referencia única y exclusivamente a la denominada como la crisis económica, como si ésta fuera la resolutiva respecto a nuestra mejora o pérdida de las condiciones de vida. Pareciera que todas nuestras esperanzas sobre la vida y la de quienes sentimos cercanos giran en torno a la solución o agudización de la crisis de las finanzas. Sin embargo, esa estrategia de presentación única nos desvía y distrae (una vez más) de lo realmente importante, de la pluralidad de las crisis que vivimos y su carácter estructural, sistémica, radical en cuanto que atañe a la raíz del modelo de capitalismo neoliberal dominante que muestra su agotamiento. A los poderes instalados no les conviene que la ciudadanía perciba la profundidad real de las crisis de este modelo a fin de que no se plantee las posibles alternativas al mismo y su necesidad urgente de ponerlas en marcha. Es más seguro para el sistema que vivamos en el pesimismo y zozobra sobre nuestro inmediato presente y futuro, pues eso nos inmoviliza y reasegura sus opciones de seguir siendo el modelo dominante. 

Las crisis ocultas, a las que nadie parece atender, se minimizan y, por lo tanto, se obvian en un intento de prestidigitación que las haga desaparecer . La realidad, sin embargo es diferente y terca, y nos muestra permanentemente que esas crisis se profundizan y se nos muestran como elementos acusatorios de la testaruda verdad que supone la crisis estructural del sistema capitalista. Crisis ambiental, energética, climática, de valores, alimentaria.., además de la financiero-económica y la política, se rebelan en un agravamiento continuo y profundo que en algún momento puede hacer imposible su abordaje y resolución. 

Ese distraimiento general hacia la crisis financiera como la única existente es consciente por parte del sistema pues así nos difumina, nos oculta, su creciente debilidad. Y esto le permite seguir atacando las bases sustentables, éticas e ideológicas de los otros ámbitos de la vida social, política y cultural que está destruyendo o agotando. En el mejor de los casos, este neoliberalismo, que se cree fuerte en su agonía y que como todo moribundo tiránico se vuelve más agresivo en sus últimos momentos de vida, solo plantea opciones de mitigación de los efectos de las crisis, pero sin alterar sus bases estructurales. Bien al contrario, se reitera, en lo que sabe que es la insostenibilidad de sí mismo como sistema, profundizando las raíces de su propia crisis y afectando a cada vez más sectores. Ámbitos que incluso en la lógica del mercado, un día se consideraron intocables, hoy se tratan de explotar para la obtención enloquecida de más y más beneficios. Este es el caso de, por ejemplo, el comercio del carbono, la privatización del agua y su desaparición como derecho humano básico, la existencia y extensión de productos transgénicos o, la vuelta de las mujeres a la casa obligándolas a abandonar el espacio público, en suma, la mercantilización de la vida y de su cuidado en prácticamente todas sus facetas humanas y naturales. 

Nos vendieron el logro de una mejor calidad de vida si aceptábamos los paradigmas del capitalismo neoliberal (individualismo y mercado) y mirábamos hacia otro lado mientras el expolio de la tierra y de la mayoría de sus habitantes se extendía. Y hoy avanzamos en un acelerado deterioro de la vida (infelicidad, soledad, pérdida de derechos sociales y laborales, destrucción de la naturaleza, aumento incesante del desigual reparto de la riqueza, ...). 

Esos paradigmas también se nos traducían como promesas de desarrollo y progreso ilimitados, aunque fuera a costa del empobrecimiento de las grandes mayorías sociales en el mundo. Construirse como arquetipo del desarrollo-consumismo en el que los mercados mundiales ya no pueden expandirse más y la capacidad del consumo se ha visto ampliamente superada por la oferta. Este paradigma ha llevado al desequilibrio irrecuperable de la vida y la pregunta es si seguiremos permitiendo este proceso que nos lleva a la destrucción o empezamos a transformar radicalmente el sistema. Porque, como dijo A. Einstein “callar en la crisis es exaltar el conformismo”. Y si al principio citábamos la situación de crisis aguda de América Latina en las últimas décadas del siglo XX, ahora recuperamos nuevamente ese continente recordando que han sabido plantarse ante la crisis para empezar a construir la posibilidad de algo realmente nuevo, diferente y más justo y equitativo. Ante todo esto, ¿la ciudadanía de este viejo continente seguiremos mirándonos el ombligo y apretándonos contra la pared pensando que así las consecuencias de esta situación pasarán de largo, sin desposeernos de nuestros derechos a la vida plena?. 
 
Jesús González Pazos y Mugarik Gabe
Rebelión

jueves, 28 de junio de 2012

¡Basta de pedir migajas!

Hay que enfrentarse a la realidad: este sistema nos limita el imaginario. Pedimos (con razón) un mayor presupuesto para educación, sanidad, investigación, solidaridad, etc. También solemos pedir que se retire el último avance del capital, sea este el retraso de la edad de jubilación, la privatización de servicios públicos, como la sanidad o la educación, las reformas laborales, los recortes en educación, sanidad, investigación, subvenciones, etc. Pero siempre estamos a la defensiva, luchando contra una medida mientras se preparan diez más que limitarán todavía más nuestro bienestar… Tenemos que tomar consciencia que todas estas medidas se encuentran dentro del mismo marco, el capitalismo, y que dentro de éste, cada reivindicación victoriosa solo es temporal y se consigue a costa de las demás.

Por lo tanto, si lo que limita el horizonte es el capitalismo, pues la solución es clara: dinamitar este sistema. Descartando la solución violenta, ya que esta se enfrenta al estado donde está mejor preparado, nos queda la opción pacífica, más lenta pero más efectiva, a través de la movilización ciudadana. Pero para poder conseguir esta movilización, hace falta un horizonte emancipador, en oposición a matices deseables al sistema, pero que solo son parches que no lo ponen en peligro. Aquí comparto propuestas que me parecen responder (de manera no exhaustiva) a este propósito.

Una primera manera de dinamitar este sistema es repudiar la deuda. Con consecuencias inmediatas: nos libramos de la tutela invasiva de los acreedores, y sacamos recursos para cambiar la sociedad. Pero para librarnos verdaderamente de la tutela de las finanzas, también hace falta llevar a los responsables del sobreendeudamiento del estado ante la justicia. Para ello, la auditoría de la deuda es una herramienta perfecta, ya que permite sacar a la luz las circunstancias del endeudamiento. Además, la mayor parte de la deuda proviene de rebajas fiscales a grandes empresas y personas acaudaladas, y de tomar dinero prestado para pagar deudas antiguas e intereses en aumento. Todo ello a cambio de medidas que van degradando el nivel de vida de la población, por tanto no hay duda de que una auditoría concluirá a la calificación de la mayor parte de la deuda del estado como ilegítima u odiosa |1|. Nos dará argumentos jurídicos para repudiarla, con el beneficio adicional de poder llevar a la cárcel a las personas responsables del desastre actual.

Otra manera de dinamitar este sistema es la convocación de una asamblea constituyente. Nuestra constitución esta carcomida por la intrusión del capital en todos los niveles del Estado. Y la mejor manera de tratar con un marco carcomido es cambiar el marco. Esta asamblea constituyente debe ser representativa de la población que vive en el estado, razón por la cual mi preferencia va al sorteo de la asamblea entre la población inscrita en el padrón, pero como todas las decisiones de este nuevo marco, se deberá tomar colectivamente, y no dejarlo solo en manos técnicas y especialistas. Un punto fundamental de esta nueva constitución debe ser la garantía efectiva de la igualdad. Y digo igualdad a secas, ya que cualquier palabra adicional solo limita su campo. Simplemente, significa que cualquier persona tiene exactamente los mismos derechos y deberes que otra persona, sea cual sea su origen, género, etnia, capacidad financiera, cargo de responsabilidad. Para ello, es necesaria una educación en la igualdad, que obviamente no puede conseguirse fuera de la educación pública y gratuita, alcanzando a toda la población de manera similar. Según la misma lógica, la sanidad también tiene que ser pública y gratuita, con la ventaja adicional de la cual se olvida el capitalismo, que es que te enfermas menos en una sociedad donde todo el mundo tiene acceso completo a la salud.

Para cambiar el sistema, también debemos cambiar nuestros valores. Y como entre esos valores, el sistema actual prioriza el trabajo, o mejor dicho la entrega voluntaria y obligatoria de su fuerza de trabajo, también tenemos que transformar el trabajo. Una manera de modificar en profundidad el trabajo es el salario universal |2|. Este salario consiste en una paga desvinculada completamente del trabajo efectuado, accesible a cada persona (en general a partir de cierta edad). Se podría comparar a una pensión de jubilación (pero permitiendo que la persona viva bien, no como las actuales), sin tener que vivir explotado durante las décadas anteriores. Esto permitiría a cualquier persona vivir, sea cual sea la manera que ella haya elegido para ocupar su tiempo. También permitiría la eclosión de la creatividad de las personas, a través de tareas elegidas por ellas mismas, que suelen ser mucho más emancipadoras que las horas dedicadas al trabajo forzoso en el sistema actual. Y, de paso, provocaría una reconsideración de nuestras necesidades reales, ya que pocas personas estarían dispuestas a ocupar su vida con actividades dañinas para su salud, por ejemplo. Este salario universal implica obviamente un salario máximo, considerando que una vez una persona tenga cubiertas sus necesidades vitales (agua, comida, techo, etc.), sus necesidades financieras reales son limitadas.

Para concluir, creo que el marco general de un nuevo sistema debe basarse en el decrecimiento. Un decrecimiento no visto como una austeridad triste, sino como un “socialismo goloso” |3|, donde compartir las riquezas es la base de la felicidad. El crecimiento es el otro nombre del capitalismo, donde lo primordial es que crezca el dinero. Pero vivimos en un mundo finito, donde nuestra influencia sobre la naturaleza ya se ha hecho dañina para nuestra propia supervivencia. Entonces, debemos disminuir considerablemente nuestra depredación de la naturaleza, con vistas a mejorar nuestras interacciones sociales, las cuales no hacen más que menguar en este sistema. Es vital reexaminar tanto nuestro consumo o nuestra producción como nuestra manera de vivir. Y no solo a nivel individual, sino también a nivel colectivo y político. No nos queda otra opción que compartir las posibilidades de nuestro planeta con todos los seres vivos, y a ser posible, aprovechando la oportunidad para mejorar como personas y como sociedad.


Yves Julien, Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda – País Valencià
En www.cadtm.org/
Notas
|1| Sobre las circunstancias del endeudamiento, ver http://patasarribavlc.blogspot.com…., y sobre el endeudamiento del estado, ver http://patasarribavlc.blogspot.com…..
|2| Sobre las circunstancias del endeudamiento, ver http://patasarribavlc.blogspot.com…., y sobre el endeudamiento del estado, ver http://patasarribavlc.blogspot.com…..
|3| Para más detalles sobre el “socialismo goloso”, ver: Le socialismo gourmand, Paul Ariès, Ed. La Découverte, 2012.

miércoles, 27 de junio de 2012

La urgente caligrafía de lo imposible

Ignoro si en chino cantonés existe una máxima similar a nuestro convencimiento de que nunca es tarde si la dicha es buena. En cualquier caso, ese debió de ser el pensamiento que rondó por la cabeza del anciano calígrafo Quian Jian el día que comunicó a su familia su decisión de transformarse a sus 84 años en la bella Yiling. Su historia ha transcendido estos días a los periódicos con esos tintes morbosos que suelen caracterizar a los relatos sexuales en las secciones de sociedad. Y, sin embargo, su decisión se ha convertido, sin duda, en una de las pocas noticias esperanzadoras que hallamos en unos medios convertidos a golpe de crisis e informes de Standard and Poor’s en una especia de obituario social cotidiano.

Posiblemente, Yiling nunca leyó los trabajos de Judith Butler, ni está al tanto de la producción teórica de Beatriz Preciado. De hecho, es más que probable que nunca haya oído hablar de la teoría queer. Sin embargo, el ancestral arte de la caligrafía le enseñó a descubrir que la belleza de los pictogramas no tenía otro origen que no fuera el trazo firme y preciso que iba componiendo su mano. Una belleza construida a fuerza de voluntad, trabajando el movimiento de los dedos para que ningún temblor involuntario desviara el pincel, calibrando la tinta precisa que asegurara la ausencia de borrones indeseados. Y esa misma meticulosidad caligráfica dedicó Qujian Jian a la realización de su más delicado trabajo: la construcción de Yiling.

Para ello, el calígrafo decidió primero, hace más de treinta años, llevar pelucas y vestirse con ropas lo suficientemente ambiguas que le permitieran liberarse de una indumentaria que reafirmaba una sexualidad social que él cuestionaba. Después, al cumplir los 60 años, comenzó a tomar hormonas que le permitieran acercar las formas de su cuerpo a la percepción de su propia automirada. Finalmente, en 2009, envió una carta a sus superiores y compañeros de trabajo para comunicarles la liberación de su nueva identidad como mujer, anhelada desde que tenía tres años. Ahora, aunque mantiene sus temores ante la decisión de dar un último paso quirúrgico, Yiling ha tomado las riendas de su identidad y, con el respaldo de su esposa, proyecta sin tapujos al mundo su identidad.

La lucha de Quian Jian por liberar a Yiling es tal vez el mejor referente que podamos tener en estos tiempos marcados por el determinismo asfixiante de la angustia. Desde hace décadas el capitalismo realmente existen se ha vanagloriado del fracaso de cualquier alternativa posible, presumiendo del monopolio de una supuesta libertad y asegurando que las pesadillas más atroces se escondidas detrás de las pretensiones de igualdad. 

Hoy ha llovido mucha hipocresía, cinismo y desesperanza desde la caída del muro de Berlín. Quienes nos advertían del final de la Historia tras el fracaso de aquel socialismo, enmudecen ahora ante el derrumbe del que nos anunciaron como el mejor de los mundos posibles. Su sistema ha fracasado y ya no sirve el complaciente consejo de que nada será mejor que esto. Ahora, solo les queda el recurso lastimero de alabar la madurez con que los ciudadanos encajamos cada vuelta de tuerca., como una vez más volvió a recordar Mariano Rajoy en su comparecencia ante la CEOE mientras Luis de Guindos solicitaba oficialmente la colonización financiera de España.

Por ello, hemos llegado al punto de buscar lo nuevo. No será fácil. Tendremos que recurrir a la firmeza de las cuencas mineras, recordar los antiguas resistencia de las fábricas, redescubrirlas con la imaginativa mirada de los jóvenes que toman las plazas. Y aprender a escribirla con perseverancia y paciencia, aunque tengamos que desechar muchos papeles emborronados por el camino. Aprender a disñar sus contornos con la misma meticulosidad y belleza con que Quian Jian compuso su mejor caligrafía.

José Manuel Rambla
Rebelión

lunes, 25 de junio de 2012

"Cacerolada-Pitada". Contra el secuestro de los mercados. Jueves 28. Murcia


"Cacerolada-Pitada". 
Contra el secuestro de los mercados
#Por un Plan de Rescate Ciudadano  
Jueves 28 junio, 21h. Banco de España
Murcia


Desde la Red de Movimientos Sociales, se ha convocado una concentración/pitada para el jueves 28 de junio a las 21h, en el Banco de España

El anuncio del último rescate a la “Banca Española” es una muestra más de que están SECUESTRANDO NUESTRA DEMOCRACIA.

Bajo la dictadura de los mercados y gobiernos somos nosotros, los ciudadanos, los que terminamos pagando las consecuencias, se legitiman para vender el país.

¡Nos hipotecan el futuro!
¡Que no decidan por ti!

Nota.
Attac Murcia apoya esta convocatoria


domingo, 24 de junio de 2012

Protocolos finales del capitalismo

La crisis financiera europea no tiene fondo y apunta hacia el cumplimiento de las predicciones más extremas, aquellas censuradas por la gran prensa y negadas, cual comentario insano, por financistas y gobernantes. Pero en un mundo enloquecido, controlado por los mercados y toda laya de especuladores, las únicas posibles verdades hay que sondearlas entre algunos académicos honestos, entre activistas e imparciales observadores. En la superficie, en los medios de comunicación corporativos, la información fluye con el mismo sesgo e interés que un aviso publicitario.

El curso que ha seguido la maraña financiera es mantener, por el tiempo que sea posible, un modelo que ha favorecido de forma inmensurable a las grandes finanzas y corporaciones. Mantenerlo a costa de lo que venga, que son alzas de impuestos a las personas, recortes salariales, eliminación de todos los beneficios sociales y represión, hasta el momento dosificada. Mantenerlo, si cabe, a costa de la clausura de toda la economía.

Es eso precisamente lo que vivimos en estos días. Si el tosco y desteñido discurso oficial intenta enmascarar la catástrofe económica con más y más endeudamiento, hay otras fuentes que revelan el inminente colapso global. Todas las miradas más o menos agudas están observando no solo el hundimiento de una variante extrema del capitalismo, sino de algo aún más pesado: el sistema capitalista mismo, por lo menos en su versión original occidental, aun cuando también ya comienzan a llegar oscuras noticias desde China. Lo que hace décadas, incluso años, parecía un delirio anticapitalista, hoy se destapa como una rara y cruda realidad.
Las políticas oficiales están cristalizadas y sus gestores enceguecidos. El poder financiero, fundido con el poder político, ha cooptado también a los mismos Estados burgueses. La institucionalidad es una extensión de los poderes más ocultos que se resisten a cualquier merma, modificación y suspensión. El poder financiero, que ha buscado su amplificación bajo el discurso del crecimiento económico y el progreso, hoy, extraviado por su propio fracaso, sólo busca la supervivencia. Lo hará aun cuando en el proceso destruya al cuerpo económico y a todo el tejido social.

Este proceso podemos observarlo en el sentido maldito que tienen los rescates financieros, los que degradan a rescatadores y rescatados. El poder financiero, imbricado por todas las ranuras políticas y económicas, es como un virus que sólo vela por su propio beneficio. A corto plazo, enferma al sistema económico y productivo, a todos los trabajadores y ciudadanos; a mediano plazo, lo hará con los mismos Estados.

Tenemos el ejemplo inmediato de la crisis europea. ¿Cuál es el destino de los rescates financieros a los países del sur de Europa? Simplemente, sostener una banca insolvente. ¿Quienes han de pagar esos rescates? Todos los ciudadanos europeos, incluso los griegos, portugueses y españoles a través de sus impuestos o mediante recortes salariales y eliminación de la seguridad social: políticas públicas para mantener un statu quo económico que favorece al sector financiero.

Esta es la primera degradación. La otra tal vez tardará un poco, pero sin duda llegará. Los recortes salariales y las alzas de impuestos debilitan el consumo y la producción, lo que coloca en un círculo vicioso recesivo a la economía supuestamente rescatada. Algunos observadores y organismos ya le han dicho a la Unión Europea y Alemania que detengan los rescates, aun cuando ya ha aparecido en el horizonte un nuevo candidato. Si Italia sigue el mismo rumbo que España, lo que es bastante posible, el problema ya no estará solamente entre los rescatados, sino en el rescatador. 

Cuando el gobierno español quiso convertir el salvavidas financiero que le entregaba la Unión Europea en un gran triunfo, mucha gente sabía que aquello era un engaño, una gran mentira. Lo dijo de inmediato el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, para quien la “economía vudú” o la magia no resulta cuando no se tiene un proyecto de saneamiento económico. Tampoco le creyó a los españoles el ministro de Hacienda chileno, Felipe Larraín, y ninguno de los zorros y aves de rapiña de los mercados financieros. A las pocas horas del rescate, el riesgo país español siguió subiendo. 

El problema financiero de occidente no tiene salida. Cuando Stiglitz habla de la “economía vudú” se refiere también a políticas económicas que han demostrado reiteradamente su fracaso. Es cosa de ver qué ha pasado con la economía estadounidense después de los gigantescos rescates a los bancos de inversión en 2008. Lo que hacen esos gestores económicos es administrar una especie de bestial bicicleta financiera que oculta la falta de producción y empleo. Puro ilusionismo que puede desaparecer, así como un resplandor en el aire, de la noche a la mañana.

Aquí todo se viene abajo. Es un asunto de tiempo. Desde el fin de la segunda guerra mundial Europa no vivía una degradación como la que hoy padece, una percepción que también comparten los estadounidenses. Hay desencanto y frustración con un sistema económico incapaz de cumplir con sus promesas. Se está sin trabajo, sin dinero, llenos de deudas. Sin un presente y, lo que es aún peor, sin esperanza en un futuro. 

Cuando los financistas y oficiantes del mercado dicen que hay bancos demasiado grandes para dejarlos caer, lo que hacen es infundir miedo en los gobiernos y ciudadanos sobre un eventual caos económico y político. Pero cuando el sistema capitalista no tiene ya mucho más que ofrecer, cuando acumula deudas y dolor, lo mejor es abandonarlo antes que el estallido sea demasiado grande. La sanación económica será difícil, pero aún más lo será la gran conflagración.

Paul Wilder
Punto Final
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 760, 22 de junio, 2012.

ATTAC España ante la emergencia nacional. Comunicado

Comunicado de ATTAC España.
ATTAC España ante la emergencia nacional:
 
Desde su mismo inicio ATTAC España ha denunciado el proceso de construcción de una Europa neoliberal a espaldas y contra los ciudadanos, gobernada con mano de hierro por los intereses de los ricos bajo la dirección impersonal de los llamados “mercados”.

El catálogo de problemas que enfrentamos es intimidatorio.
1– Este próximo julio entra en funcionamiento el más perverso mecanismo de dictadura económica en Europa que garantice la irreversibilidad de las políticas antisociales, el conocido como MEDE y que asegura que las perdidas se socialicen mientras el casino especulativo sigue su juego perverso.

2– Por otro lado la UEM sigue siendo incapaz de garantizar en el area económica más poderosa del planeta derechos humanos como son la sanidad, la educación e incluso la alimentación.

3– Esta misma UE es uno de los mayores contribuyentes a la destrucción de las condiciones planetarias que  permiten la supervivencia de la especie y sigue estando entre los mayores productores y exportadores de instrumentos de destrucción que alimentan las guerras de rapiña en los países más pobres del planeta.

4– Los mismos autores de este desastre siguen dirigiendo a las sociedades pretendiendo que no existe otra forma de solucionar estos problemas que reincidir en las políticas  que nos han llevado al estado actual de emergencia en un ejercicio de desmemoria e incluso demencia que ralla en el comportamiento suicida.

Por ello desde ATTAC ESPAÑA nos negamos a aceptar como inevitable este estado actual de cosas y apelamos a los ciudadanos a enfrentar esta intolerable situación poniendo los valores humanos de la igualdad la solidaridad y la democracia por encima del lucro y el ansia de poder que nos llevan a un desastre de proporciones planetarias.

Otro mundo no solo es posible sino que es deseable y completamente necesario, trabajemos juntos por llevarlo a cabo.

Attac España. Junio 2012

Crisis del pensamiento

Con frecuencia me pregunto quién o quiénes de los que formamos parte de las generaciones que convivimos ahora pasarán a la historia del pensamiento, al estilo de los pensadores que, antes o después, han adquirido fama, aunque nunca sabremos si fueron los mejores. El poder y, tal vez, la casualidad hayan jugado un papel determinante en esa selección. Una especie como la nuestra, con una inevitable inclinación a la simplificación, ha acuñado el término “intelectual” para referirse a los que por su esfuerzo, por los servicios prestados a los que mandan o por el azar, adquieren o han adquirido esa fama. En unas sociedades en la que todo se compra y se vende es difícil discernir cuáles son los verdaderos motivos por los que hemos conocido la obra de Platón, de Kant, de Descartes, de K. Marx o de E. Fromm, por poner algunos ejemplos. 

En una afirmación simplista, cierto día escuché decir, en el uso de esa tendencia a la reducción, que una persona adquiere la condición de “intelectual” cuando ha elaborado una obra y ese trabajo es socialmente reconocido. A mi entender, se le olvidaba lo fundamental, es decir, que esa obra debe incorporar elementos renovadores, por no tildarlos con mayor precisión como revolucionarios. De esa manera, Marx en su obra “Las tesis sobre Feuerbach” desmonta la concepción del materialismo de este último, dando un giro trascendental en el terreno de las ideas.

El pensamiento es pieza clave en cualquiera de los acontecimientos que han supuesto un avance en la trayectoria de la humanidad. F. Engels afirma que “en la Alemania del siglo XIX, la revolución filosófica fue el preludio de la política”. Por lo general, los cambios socioeconómicos han estado precedidos de un debate entre defensores de unas ideas conservadoras y las de otros que han roto con lo establecido hasta entonces.
Pero ¿qué podemos esperar ahora de aquellos que, con mayor o menor acierto, piensan, analizan, escriben o hablan sobre las causas o las consecuencias de los acontecimientos que estamos viviendo? Por descarte, iremos despejando el panorama en estos tiempos en los que el sistema, con todos los resortes a su alcance, se ha encargado de transformar lo que se conoció como pensamiento único en pensamiento nulo, lo que, en aras de mantener la actual correlación de fuerzas a favor de los ostentan el poder, da lugar a uno más de los estrangulamientos o contradicciones del propio sistema al evitar que, con la irrupción de nuevos análisis, tenga lugar un auténtico debate ideológico que dé salida a esta situación de agotamiento.

Para enmascarar lo que pudiera ser un espacio del pensamiento serio y riguroso, se ponen en marcha esperpentos como las tertulias y los tertulianos que tienen su origen en la más rancia manera de hacer radio encabezada por un locutor torpe y reaccionario que se vanagloria de haber establecido esta fórmula. Unas cuantas decenas de pseudotertulianos a sueldo recorren las diferentes cadenas de radio y TV, sin discriminar las públicas de las privadas, las de corte moderado de las de extrema derecha, etc., convirtiendo sus intervenciones en “realities” más que en discusiones de interés. Hablan de todo sin tener idea de nada. El plantel que con tanta frecuencia nos presentan suele estar compuesto por un sector verdaderamente reaccionario y de otro que en apariencia es más progresista, pero, en sintonía con los anteriores, comparten un bajo nivel intelectual. Además, a todos ellos les une una jugosa retribución por el sucio papel que desempeñan.

Por otro lado, nos torturan con las declaraciones de los supuestos “expertos” que son entrevistados individualmente dando lugar a esa ceremonia de la confusión a la que los sufridos espectadores asistimos atónitos. Sus intervenciones se reducen a una especie de verborrea confusa e imprecisa para salir del paso, en la que ponen de manifiesto su incapacidad para comprender, para analizar con rigor y para dar respuesta a una situación de agotamiento. Aunque convenientemente recompensados, son víctimas del sistema y, la mayoría, somos víctimas de todos ellos.

Los “filósofos” de procedencia docente, han entrado a formar parte de este negocio, asistiendo a estos pseudodebates o entrevistas en los medios. No existe ningún trabajo, tratado o estudio de este grupo que innove o remueva los pilares de una tendenciosa ideología al servicio del poder.

Por último, las mayorías, convertidas en masa, se mueven entre el miedo y la confusión, esperando cualquier acontecimiento deportivo para olvidarse, aunque sea de esa manara tan efímera, de su triste realidad. Por ese carácter de eventualidad, el sistema se encarga de encadenar unos actos con otros sin dar respiro. El interés cultural de algunos queda satisfecho con la lectura de esos best seller que narran un mundo absurdo e irreal, sin que esta simple actividad tenga una proyección eficaz en el desarrollo intelectual o cultural de los lectores. Es esta una manera más de entretener y embelesar a una sociedad que interesa mantener inactiva.

Por lo tanto, en los momentos de incertidumbre en los que vivimos ahora, que sin lugar a dudas son tiempos de agotamiento del sistema en su conjunto, se echa en falta la existencia de corrientes de pensamiento que, alejado de la dogmática, la metafísica o las disquisiciones filosóficas analicen la situación y pronostiquen el cambio o la transformación hacia una nueva forma de vida. Se observa un tremendo vacío en el terreno de la reflexión y el análisis, que, como he señalado, es suplantado por la banalidad y el mercantilismo de la palabra y la discusión. Por esa razón, los individuos de este tipo de sociedades vagan aturdidos sin saber con certeza hacia donde nos dirigimos. 

A pesar de esa ausencia generalizada del pensamiento, hay quienes tienen algo interesante que decir, pero el sistema, a través de los potentes medios de comunicación, manipulación y enajenación, anula la publicación o difusión de los trabajos de esos que, a título personal, buscan salidas de progreso e igualdad, o que intentan crear conexiones con otros para establecer verdaderos debates.

Por fortuna, las grandes redes informáticas juegan a favor de esas minorías que se enfrentan al sistema. La difusión de escritos y textos a través de este medio es imparable y pone en cuestión la política clientelista y sectaria de los mass media, convertidos en una potente herramienta de embelesamiento.

Antonio José Gil Padilla
Rebelión

lunes, 18 de junio de 2012

¿Las deudas siempre deben pagarse?

LA AUDITORÍA DE LA DEUDA COMO SALIDA PARA CAMBIAR EL RUMBO DE LA GESTIÓN DE LA CRISIS.

Alguien dirá que las deudas siempre deben pagarse. De hecho, al pago de una deuda también se lo denomina “honrar” una deuda, ya que parece que se trata de algo más que de un mero retorno: se trata, ante todo, de cumplir con una palabra dada. No obstante, en realidad, la exigencia del pago de una deuda –sobre todo cuando se trata de una deuda soberana– debería depender de cómo se originó, de quién la contrajo, bajo qué condiciones y para qué beneficios. En caso contrario, sería injusto reclamar al pueblo que se hiciera cargo de deudas que en ningún caso contrajo y/o que no le aportaron beneficio alguno. Injusto y tal vez ilegítimo.

En el caso de la deuda pública española parece, como en tantos otros tantos casos (léase Grecia, por no citar a cualquiera de los países empobrecidos) que nos encontramos con deudas públicas que podrían considerarse ilegítimas (por cuanto todavía no se las puede considerar ilegales). Ilegítimo es un término que conlleva connotaciones morales o éticas, pero que a veces pueden tener más fuerza que el mismo peso de la ley. Ilegítimo es recortar los presupuestos de educación y sanidad en 10.000 millones de euros y pocos días más tarde salir al rescate de Bankia estando dispuesto a condonarle deudas por valor de casi 4.500 millones de euros y apoyarle con más de 19.000 millones. Ilegítimo es estar dispuesto a nacionalizar deudas que fueron contraídas por promotores, constructores y banqueros, que se beneficiaron con la especulación inmobiliaria, y no honrar el pago de servicios sociales básicos. Ilegítimo es avalar el pago de deudas que fueron contraídas por aquellos que nos llevaron a esta situación de bancarrota por el simple hecho de que las contrajeron con la banca alemana, francesa o norteamericana (avales que en el caso de Bankia se estiman en casi 30.000millones) y no garantizar derechos sociales básicos que creíamos garantizados de por vida. Ilegítimo es permitir que el señor Blesa y el señor Rato hagan negocios con el ladrillo con sus colegas de partido (léase Esperanza Aguirre, Juan JoséOlivas o Francisco Camps), de forma totalmente irresponsable, y que ahora, cuando el castillo de naipes se está desmoronando, no se les exija responsabilidad alguna –ni a unos ni a otros– por este desaguisado. Ilegítimo es que el Gobierno esté mezclado y viciado con aquéllos que tienen intereses económicos y que parezca que ahora tan sólo le preocupe encontrar la manera de cómo ayudarles a pagar los platos rotos de su fiesta con nuestro dinero.

Por todo ello, parte de la sociedad española está reclamando la suspensión unilateral de pagos, acompañada de una auditoría de la deuda que permita conocer su origen, repudiar toda la deuda ilegítima y encausar a los responsables, tanto nacionales como extranjeros, que han llevado al país a la bancarrota. Esta parte de la sociedad civil, organizada bajo la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda ¡No debemos, no pagamos!, es consciente de la necesidad de construir un camino ciudadano por el que sea posible un cambio en la correlación de fuerzas para poder auditar la deuda.

Así, al igual que se ha hecho en otros países que llevan años sintiendo el golpe de la deuda, como es el caso de Ecuador, se hace necesaria una auditoría que explique cómo y por qué la deuda pública se ha más que doblado en tan sólo cinco años, pasando del 36% del PIB de 2007 al 80%estimado para finales de 2012. Una auditoría que pueda decidir soberanamente qué es legítimo pagar y qué no, para conocer cuánto del aumento de la deuda pública ha servido para salvar al sistema financiero español y ayudar a sus ejecutivos a evadir sus responsabilidades. Una auditoría de la deuda que pueda dirimir si es justo y legítimo que en el año 2012 el Estado tenga que pagar más de 28.848 millones de euros en intereses que provienen de deudas de las que desconocemos su origen. Una auditoría de la deuda que nos permita exigir responsabilidades políticas y judiciales a aquellos que se han enriquecido ilegalmente con dinero público. Una auditoría ciudadana comomedida de presión y de contención para evitar que el Gobierno transfiera toda la deuda privada bancaria a deuda pública (tal y como ya sucedió en Argentina en 2001, en Islandia en 2008, en Irlanda en 2010 y en Portugal en 2011). Una auditoría social para controlar el agujero de la deuda privada española. Una auditoría de la deuda como excusa, y como una pieza más en el camino, que ayude a concienciar y politizar a la ciudadanía, con el objetivo de que hagamos nuestro el futuro y no volvamos a dejar en manos de banqueros y políticos profesionales corruptos nuestro destino y el de las generaciones que están por vivir en nuestro país. Tal y como están las cosas, ésta parece la única salida que permitirá al pueblo recuperar el poder de su soberanía económica, social y política; es decir, la única salida realmente “honrosa”.

Daniel Gómez-Olivé I Casas. Investigador / Observatorio de la Deuda en la Globalización
Diagonal
http://www.diagonalperiodico.net/Las-deudas-siempre-deben-pagarse.html

domingo, 17 de junio de 2012

Movilización contra el rescate financiero. Murcia. Lunes 18 junio 19h .


Movilización contra el rescate financiero.
(Y en apoyo a los mineros)
 Lunes 18 junio 19h . 
Plaza de Sto Domingo. Murcia


¡CONTRA EL RESCATE FINANCIERO Y SUS CONSECUENCIAS!: RECORTES SOCIALES, PÉRDIDAS DE DERECHOS, REFORMAS LABORALES... Y EN APOYO A LA LUCHA DE LOS MINEROS EN LEÓN Y EN ASTURIAS.

No podemos dejar que uno de los momentos más cruciales de nuestra historia se quede sin respuesta por parte de la ciudadanía. Vienen tiempos que serán cada vez más duros, y como parte más perjudicada que somos, debemos de mostrar nuestro desacuerdo y hacerlo más patente que nunca en la calle.

¡No dejes que dentro de un tiempo te arrepientas de no haber intentado hacer nada para evitarlo!

¡ÚNETE A LA MOVILIZACIÓN QUE TENDRÁ LUGAR EN TODO EL PAÍS ESTE PRÓXIMO LUNES 18 DE JUNIO!

Conferencia de ARCADI OLIVERES en la Universidad Politécnica de Cartagena, 13 Junio 2012


Conferencia de ARCADI OLIVERES en la Universidad Politécnica de Cartagena, 
13 Junio 2012



Conferencia de ARCADI OLIVERES en la Universidad Politécnica de CARTAGENA, el 13 de Junio de 2012, organizada por:

• Colectivo de Educación de Personas Adultas "CARMEN CONDE" y el
• Comité "OSCAR ROMERO" de CARTAGENA,

dentro de las actividades del Seminario Permanente "LA VOZ Y LA PALABRA"; contó con la colaboración, para este acto, de:

• UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE CARTAGENA (UPCT),
• Asamblea 15M de CARTAGENA,
• Asociación ATTAC MURCIA,
• Plataforma SOMOS EDUCACIÓN PÚBLICA, y
• Federación de AAVV de CARTAGENA y Comarca (FAVCAC)

Bajo el título "RETOS A LA CRISIS ACTUAL, OTRO ANÁLISIS, OTRO DISCURSO", Arcadi desveló las claves de la crisis que, no está limitada a lo, estrictamente económico, como de forma interesada se nos pretende "vender". Nos habló de crisis medioambiental, crisis alimentaria, crisis energética, crisis institucional, crisis de valores, ... No dejó "títere con cabeza" en su denuncia de la manipulación mediática y de las agresiones de que somos objeto.

Durante algo más de dos horas, ARCADI OLIVERES, mantuvo viva y entusiasmada la atención de un auditorio que dejó ver, en el generoso turno de preguntas, la necesidad de que se produzca la obligada reacción en defensa de los intereses de la mayoría de la población, ante las agresiones de que estamos siendo objeto por el poder financiero internacional.

Referencia obligada, al respecto, la cita de Antonio Gramsci:
"Instrúyanse porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia, conmuévanse porque necesitaremos de todo nuestro entusiasmo y organícense porque necesitaremos de toda nuestra fuerza".

La grabación, montaje y edición del vídeo han corrido a cargo de Enrique Escudero, Antonio Ruiz y Jacinto Ruiz.

jueves, 14 de junio de 2012

" Hay alternativas"

En 1978, el presidente del sindicato más poderoso de Estados Unidos, Douglas Fraser, de la federación de los trabajadores de la industria del automóvil United Auto Workers (UAW), condenó a los “dirigentes de la comunidad empresarial” por haber “escogido seguir en tal país la vía de la guerra de clases (class war) unilateral, una guerra de clases en contra de la clase trabajadora, de los desempleados, de los pobres, de las minorías, de los jóvenes y de los ancianos, e incluso de los sectores de las clases medias de nuestra sociedad”.

Fraser también los condenó por haber “roto y descartado el frágil pacto no escrito entre el mundo empresarial y el mundo del trabajo, que había existido previamente durante el período de crecimiento y progreso” en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, conocido como la “edad dorada” del capitalismo de Estado.

El reconocimiento de la realidad por parte de Fraser fue acertado aunque tardío. Lo cierto es que los dirigentes empresariales y sus asociados en otros sectores de las elites dominantes estaban constantemente dedicados a una siempre presente guerra de clases, que se convirtió en unilateral, sólo en una dirección, cuando sus víctimas abandonaron tal lucha.

Mientras Fraser se lamentaba, el conflicto de clases se iba recrudeciendo y, desde entonces, ha ido alcanzando unos enormes niveles de crueldad y salvajismo en Estados Unidos que, al ser el país más rico y poderoso del mundo y con mayor poder hegemónico desde la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido en una ilustración significativa de una tendencia global.

Durante los últimos treinta años, el crecimiento económico ha continuado –aunque no al nivel de la “edad dorada”–, pero para la gran mayoría de la población la renta disponible ha permanecido estancada mientras que la riqueza se ha ido concentrando, a un nivel abrumador, en una facción del uno por ciento de la población, la mayoría de los ejecutivos de las grandes corporaciones, de empresas financieras y de alto riesgo, y sus asociados.

Este fenómeno se ha ido repitiendo de una manera u otra a nivel mundial. China, por ejemplo, tiene una de las desigualdades más acentuadas del mundo. Se habla mucho, hoy en día, de que por el hecho de que “Estados Unidos esté en declive” hay un cambio en las relaciones de poder a nivel global. Esto es parcialmente cierto, aunque no significa que otros poderes no puedan asumir el rol y la supremacía que ahora tiene Estados Unidos.

El mundo se está convirtiendo así en un lugar más diverso en algunos aspectos, pero más uniforme en otros. Pero en todos ellos existe un cambio real de poder: hay un desplazamiento del poder del pueblo trabajador de las distintas partes del mundo hacia una enorme concentración de poder y riqueza. La literatura económica del mundo empresarial y las consultorías a los inversores súper ricos señalan que el sistema mundial se está dividiendo en dos bloques: la plutocracia, un grupo muy importante, con enormes riquezas, y el resto, en una sociedad global en la cual el crecimiento –que en una gran parte es destructivo y está muy desperdiciado– beneficia a una minoría de personas extraordinariamente ricas, que dirigen el consumo de tales recursos. Y por otra parte existen los “no ricos”, la enorme mayoría, referida en ocasiones como el “precariado” global, la fuerza laboral que vive de manera precaria, en la que se incluyen mil millones de personas que casi no alcanzan a sobrevivir.

Estos desarrollos no se deben a leyes de la naturaleza o a leyes económicas o a otras fuerzas impersonales, sino al resultado de decisiones específicas dentro de estructuras institucionales que los favorecen. Esto continuará, a no ser que estas decisiones y planes se reviertan mediante acción y movilizaciones populares con compromisos dedicados a programas que abarquen desde remedios factibles a corto plazo hasta otras propuestas a más largo plazo que cuestionen la autoridad ilegítima y las instituciones opresivas entre las que reside el poder.

Es importante, por lo tanto, acentuar que hay alternativas. Las movilizaciones del 15M (los “indignados” españoles) son una ilustración inspiradora que muestra qué es lo que puede y debe hacerse para no continuar la marcha que nos está llevando a un abismo, a un mundo que debería horrorizar a todas las personas decentes, que será incluso más opresivo que la realidad existente hoy en día.

Noam Chomsky. Escritor, lingüista y filósofo estadounidense. De CCS (Centro de Colaboraciones Solidarias).
Pagina12

martes, 12 de junio de 2012

" VIVIR SIN BANCOS". Taller ATTAC Altereconomía. Martes 19 de junio. Murcia


"VIVIR SIN BANCOS"
Taller participativo
ATTAC Altereconomía

Facilitado por Luis A. Bermejo
Economista y miembro de Attac Murcia

Martes 19 de junio a las 20h
Plaza de la Universidad (La Merced)
Murcia

Asistimos en los últimas semanas a un bombardeo continúo de noticias sobre los bancos españoles. Con Bankia a la cabeza y con las decisiones que el ejecutivo está tomando para “salvar” al sistema financiero español “asegurando” de esa forma que el crédito fluya a familias y empresas, se hace más conveniente que nunca una profunda reflexión sobre el funcionamiento de los bancos y de las relaciones que mantenemos con ellos.

Por este motivo, desde ATTAC Altereconomía hemos creído que era necesario organizar un taller dedicado a los bancos y, más específicamente, a revisar críticamente su funcionamiento y presentar alternativas al modelo actual.

Vivir sin bancos puede parecer un sueño utópico y para muchos así será. Sin embargo es necesario contemplar ese escenario como posible ya que, desde nuestras acciones individuales construimos el sistema que, o bien no libera, o bien nos encadena a un modo de vida absurdo, injusto, insostenible e ineficaz. Son múltiples las experiencias individuales y colectivas que en los últimos años se han desarrollado en este terreno. Conocerlas, debatir sobre ellas y evaluar nuestra capacidad individual de adoptarlas es uno de los objetivos del taller.

Para aquellos que no pueden concebir esta hipótesis (vivir sin bancos), existen modelos alternativos que suponen un menor coste social y que pueden apoyar un cambio de rumbo del sistema actual. Los modelos de banca ética, las comunidades autofinanciadas, los modelos mutualistas y la banca pública, entre otros, estarían englobados en este grupo de iniciativas de transición. Al igual que con la hipótesis principal, en el taller pretendemos dar a conocer estos modelos para, desde el debate y la participación, permitir a cada uno analizar la posibilidad de adoptarla.

No existe cambio colectivo sin cambios individuales, así como tampoco existen soluciones globales que no impliquen una reflexión y una decisión individual. Esperamos contar con tu participación en este taller y, a partir de ahí, que te decidas a llevar a cabo los cambios que esperas ver en todos los demás.

Enlaces relacionados:

domingo, 10 de junio de 2012

Capitalismo del desastre: ayer y hoy

No es descabellado plantear que nos encontramos en pleno proceso de shock económico, mediante el cual se está planteando una salida a una crisis económica por la vía del neoliberalismo más salvaje. Esta situación es más perceptible en los estados que conforman la Unión Europea, en los que hasta ahora primaba un modelo en el que ciertas garantías sociales eran prácticamente incuestionables. En este sentido no parece excesivo observar la actual crisis como un colapso provocado, al menos en cierta medida. No son pocos los autores de prestigio aseveran que esta situación se debe a un proyecto más o menos planificado para desmantelar los estados del bienestar. Dicho esto apunto que el eje sobre el que se estructurará este ensayo será el de la situación presente lanzando, al mismo tiempo, una mirada retrospectiva sobre otros shocks económicos pretéritos. 

Si observamos la actual coyuntura europea y en particular la de España resulta inevitable acordarse de lo ocurrido en Argentina hace poco más de una década. Entonces, como ahora, la crisis económica parecía plantearse ‘‘como si fueran oportunidades de hacer negocio’’ [1]. Sirvan como ejemplo en este sentido los múltiples proyectos de privatizaciones ya en marcha. Claro que en Argentina la influencia directa de Estados Unidos era palpable desde el Golpe de 1976. En el caso español es necesario mirar en el papel ejercido por la Unión Europea, y en la aceptación acrítica de todas y cada una de sus imposiciones. Desde la firma del Tratado de Maastricht en 1992 se ha venido haciendo patente una cesión constante de soberanía, continuada con la integración en el Euro y la firma del Tratado de Lisboa (2007), y culminada con la actual crisis económica. Sin embargo esto puede ir todavía más lejos a la vista de una más que posible intervención sin ambages. 

Observando a lo largo del enrevesado camino que nos ha conducido a esta situación tan complicada entran en escena múltiples interrogantes. Resulta difícil comprender, desde un punto de vista racional, como pudo impulsarse de una manera tan entusiasta y durante tantos años un modelo económico claramente insostenible. Contando éste con el máximo consenso institucional y mediático hasta incluso después de que se demostrase inoperante. Parece evidente que los intereses económicos que maniobraban en estos desajustes repercutían en el beneficio económico de gente muy poderosa. 

En este sentido es reveladora una afirmación del premio Nóbel de economía Paul Krugman quien señala que ‘‘ la defensa de la austeridad en el Reino Unido no tiene en realidad nada que ver con los déficits; tiene que ver con usar el pánico al déficit como excusa para desmantelar programas sociales. Y esto es, por supuesto, exactamente lo mismo que ha estado pasando en EE UU’’. Al mismo tiempo que asevera: ‘‘cuando se tenga un problema de déficit a largo plazo, recortar drásticamente el gasto mientras la economía está profundamente deprimida es una estrategia contraproducente porque no hace más que agravar la depresión’’ [2]. Esto lleva a plantearse seriamente hasta qué punto la crisis pueda haber sido provocada y profundizada a conciencia. No obstante, en el caso de España esta posibilidad queda difuminada por la endémica corrupción e incompetencia demostrada por los dos partidos de gobierno, por no hablar directamente de un país corrompido institucionalmente a casi todos los niveles.

Por su parte, y dejando a un lado la incompetencia de nuestros dirigentes, el profesor Vicenç Navarro habla sin rodeos de una pretendida transformación de la Europa social en la Europa liberal, impulsada por las élites económicas pensando únicamente en sus intereses de clase. Para ello la crisis vendría a ser un mecanismo para vencer las resistencias populares y por tanto, dice, ‘‘ han creado una gran recesión, imponiendo tales políticas [neoliberales] (imponiendo porque no hay ningún gobierno que las aplique que tuviera tales políticas en su programa electoral) con el argumento de que no hay alternativas’’ [3]. Como instrumentos para provocar la crisis podemos tomar, por ejemplo, las privatizaciones que se han ejecutado en las últimas décadas, así como las políticas fiscales claramente regresivas que se han impuesto. A su vez estas políticas fiscales ‘‘obligaron a las administraciones públicas a endeudarse con las familias acomodadas y con los mercados financieros para financiar los déficits creados de ese modo’’ [4] con los lógicos intereses que eso genera; por tanto estas políticas fiscales habrían acabado por beneficiar por partida doble a las clases adineradas. Una vez consumado este atropello se procedió a convencer a la opinión pública, mediante los medios de comunicación de masas al servicio de los mismos intereses, de que los culpables del déficit eran los receptores de ayudas sociales y empleados públicos. 

Por todo ello la crisis se nos presenta como un producto de la voracidad y codicia de las élites más que como consecuencia de una serie de errores, dando por sentado que estos puedan haber influido en mayor o menor medida. Y por supuesto el hecho de culpar de ella a las clases subalternas no es más que una miserable e interesada falacia.

Si observamos el paquete de medidas económicas conocido como el Consenso de Washington, el cual se impuso en América Latina y en otras partes del mundo durante los años 90, no cabe duda que nos es bastante familiar, a saber: freno al déficit presupuestario, reducción del gasto público, liberalización financiera, liberalización comercial, promoción de la inversión extranjera directa, privatización de las empresas estatales, desregulación de la economía y protección de los derechos de propiedad [5]. Visto esto parece claro que las medidas que se promocionan desde el poder para salir de la crisis son la acentuación de las mismas que nos han llevado a ella. Podrían sorprender, en primera instancia, las escasas y en todo caso muy matizadas críticas que se vierten desde la prensa a este modelo, pero lo cierto es que la inmensa mayoría de los grandes medios de comunicación (por no decir todos) pertenecen o están bajo influencia directa de las grandes corporaciones empresariales. Además el neoliberalismo, como ideología de la clase dominante que es, arrastra consigo a ‘‘periodistas de prestigio, especialistas en relaciones públicas, intelectuales que escriben para públicos amplios, gente del espectáculo, artistas, funcionarios estatales y políticos’’ [6]. Si a todo esto le sumamos las condiciones específicas que se dan España, donde se dan cita una masa social particularmente aletargada, una oligarquía especialmente feroz y una ínfima pluralidad mediática, el cóctel resultante es aterrador.

Si miramos al pasado constatamos que los métodos mediante los que se han llevado a cabo los shocks económicos neoliberales, y sobre todo sus resultados, son poco menos que inquietantes. El caso más llamativo es el de Rusia dónde, tras desmantelarse el modelo socialista por una vía escasamente democrática, la cifra de personas que vivían bajo el umbral de la pobreza se disparó a los 74 millones frente a los dos millones de 1989. Asimismo, según UNICEF, había en el país 3,5 millones de niños sin hogar en el año 2006, cuando se suponía que ya gran parte de los efectos del shock estaban en claro retroceso [7]. Al margen de estas sobrecogedoras cifras, no parece que los ideólogos y ejecutores de la doctrina del shock tengan demasiados remilgos morales a la hora de imponer sus criterios en vista de cómo los implantaron en los países del llamado Cono Sur americano: Brasil, Argentina, Chile y Uruguay. En todos ellos se instituyeron sangrientas dictaduras corporativistas que aplicaron un modelo económico neoliberal al mismo tiempo que se torturaba salvajemente y asesinaba a los disidentes. Y todo ello con la complacencia, cuando no con el apoyo directo, de Estados Unidos.

Un caso análogo al europeo actual es el que se produjo en Asia oriental en los 90, en concreto en 1997, entonces ‘‘los años de apogeo terminaron de manera súbita cuando sobrevino la crisis financiera (…) cuyos devastadores efectos se dejaron sentir en la región durante años’’ [8]. La vía para paliar esta crisis fue mediante la aplicación de rescates internacionales combinada con la venta de activos comerciales a inversores extranjeros a precios bajísimos. Lo que se hizo, en pocas palabras, fue aprovechar la crisis para proceder al saqueo de la región. Y aunque, en efecto, muchos de estos países lograron remontar la crisis, lo cierto es que sus devastadoras consecuencias políticas y sociales continúan siendo palpables, afectando especialmente a las capas más desfavorecidas de estas sociedades. Concretamente en Japón, cuando la economía empezó a deteriorarse a marchas forzadas, comenzaron a imponerse programas de reforma de fuerte contenido neoliberal alimentados por presiones externas, especialmente de EEUU, para que liberalizaran sus protegidos mercados. 

También en China se implementaron desde finales de los años 80 reformas de carácter neoliberal que tuvieron una fuerte contestación popular. El paradigma de este descontento fueron las manifestaciones de 1989 que culminaron con la masacre de Tiananmen. Los manifestantes reclamaban que la apertura económica fuese acompañada de una apertura democrática, lo que el régimen chino no estaba dispuesto a aceptar de ningún modo. El resultado de estas medidas ha sido un crecimiento espectacular de la economía china a costa de un acentuadísimo incremento de las desigualdades sociales y de un deterioro significativo de las condiciones de trabajo de los asalariados.

Otro pasmoso ejemplo de la mentalidad de de los terapeutas del shock y sus acólitos lo encontramos en su habilidad para aprovechar catástrofes naturales para su propio beneficio económico, o incluso para provocar y aprovechar desastres humanitarios tales como guerras para hacer negocios.

Es paradigmático el caso del tsunami que asoló Sri Lanka en 2004, el cual fue aprovechado por empresas internacionales para ejecutar ambiciosos planes referidos a la explotación de la industria turística, que de otro modo hubieran sido prácticamente inviables debido a la frontal oposición de la población local. Estos planes de desarrollo privado suelen usarse como condicionante para la concesión de ayudas para la reconstrucción, lo que en pocas palabras viene a ser un chantaje. De todos modos la administración de estas ayudas acaba siendo, por norma general, bastante deficiente al estar sujetas al control de las corruptas elites autóctonas; además de que suelen ser escandalosamente insuficientes. En el caso de Sri Lanka, en 2006, ‘‘la mayoría de los hogares golpeados por el tsunami estaban aún en ruinas, la única excepción era el propio distrito electoral del presidente en el sur, donde un milagroso 173% de los hogares habían sido reconstruidos’’ [9].

Pero estas prácticas de rapiña no se limitan a países exóticos y subdesarrollados. En Nueva Orleans (EEUU), tras el paso del huracán Katrina, las propias élites estadounidenses aprovecharon el desastre para hacer negocios y llevar a cabo ambiciosos planes de reestructuración neoliberal, siempre a costa de los más desfavorecidos. Sirva como ejemplo que antes del huracán ‘‘la junta estatal se ocupaba de 123 escuelas públicas; después, solo quedaban 4’’[10]. Asimismo se aprovechó la situación para despedir a los profesores sindicados, concretamente a nada menos que 4700. Por si esto fuera poco acabaron desviándose los fondos destinados a la reconstrucción de hogares e infraestructuras hacia la privatización del sistema educativo. A la vista de semejantes atropellos contra la población de su mismo país llego a la conclusión de que esta gente es, valga la expresión, capaz de cualquier calamidad con tal de llenarse los bolsillos.

Otro caso espeluznante es el de la invasión de Irak de 2003 liderada por Estados Unidos, cuyo enfrentamiento genuinamente bélico fue relativamente rápido y poco traumático. Sin embargo aquí los verdaderos problemas no se iniciaron con la propia invasión sino cuando se procedió a reconstruir el país. Se dieron cita entonces múltiples intereses entrecruzados, entre los que primaron los de las empresas estadounidenses subcontratadas para la reconstrucción que pretendían desmantelar todo el sistema productivo iraquí, tanto público como privado, previamente existente; y por supuesto los intereses referidos a la explotación del premio gordo de la invasión: el petróleo. Todo ello además sin contar apenas con trabajadores iraquíes, condenando a éstos al paro y a la miseria. El objetivo era obtener los máximos beneficios a costa de privar a los iraquíes de la posibilidad de una vida digna, y para ello no se dudó en suspender todas las promesas democráticas e incluso en someter a las más salvajes torturas a los insurgentes.

Cambiando de tercio, el historiador Josep Fontana retrotrae el inicio de la actual ofensiva de las élites al año 1973, cuando ya parecía imposible que la Unión Soviética ganara la guerra fría. Entonces se dejaron de hacer concesiones y pactos con los trabajadores motivados, hasta entonces, por el miedo a una revolución proletaria: ahora era el momento de ‘‘restaurar la plena autoridad del patrón’’ [11]. El principal resultado de esta ofensiva a largo plazo ha sido un aumento de las desigualdades sociales. En el periodo 1973-2011 la productividad en Estados Unidos creció en un 80,4%, mientras que el salario medio solo lo hizo en un 10,7%; esto evidencia que el reparto de la riqueza no ha sido, ni mucho menos, equilibrado entre empresarios y trabajadores. Lo que sostiene Fontana es que este modelo se ha exportado sin tapujos a Europa después del estallido de la crisis en el año 2008.

Centrándonos en las particularidades de España, nos encontramos con que durante los años del conocido como boom económico (1994-2006) también se acentuaron las desigualdades. Mientras que el PIB experimentó un crecimiento del 62% el salario medio retrocedió un 2,4% en términos de poder adquisitivo. En 2005, en un tiempo de supuesta de bonanza económica, un 27% de los habitantes tenía dificultades para llegar a final de mes, al mismo tiempo que aproximadamente un 35% llegaba bien a fin de mes pero sin ninguna capacidad de ahorro. Mientras, en el periodo 1993-2005, pese al continuo aumento del PIB, el gasto social se redujo en un 3,5%, alejándonos progresivamente de la media del la UE de los 15. Mientras que en 1994 la diferencia era del 38%, en el año 2005 esta brecha se ensanchó hasta el 40%. Todo esto fue acompañado de políticas fiscales regresivas, que beneficiaban los que más tenían y que, junto a las privatizaciones, acabó repercutiendo seriamente en la capacidad de recaudación del Estado. Otras medidas alentadas desde Europa como las orientadas a estimular la reconversión y deslocalización industrial han terminado provocando una merma en la independencia de la economía española, al mismo tiempo que los empresarios se beneficiaban instalando sus fábricas en países más pobres en los que podían someter a los trabajadores a unas condiciones mucho más duras a un menor coste [12]. 

El profesor Carlos Taibo habla, sin tapujos, de que ‘‘no nos encontramos delante de un problema de impericia técnica o de meros errores en el diseño de las políticas: nos hallamos ante una premeditada, interesada y turbia mezcla de inmoralidad e intereses privados. Ante una operación tramada y teledirigida en la que nada hay de improvisación, o al menos nada lo hay en lo que respecta a la conducta de los grandes poderes económicos’’ [13]. Decisiones como la de nacionalizar deudas privadas ilustran perfectamente esta afirmación. Dentro del panorama español es ineludible referirse a la burbuja inmobiliaria la cual provocó un fuerte endeudamiento privado y un exagerado incremento del valor del patrimonio inmobiliario, con los inevitables desajustes que eso conlleva. Se estima, en definitiva, que pese al bombo que se suele dar a la deuda pública, ésta supone solo el 18% del capital total que se debe desde España, el resto correspondería a la deuda privada, de la cual casi la mitad recaería sobre los bancos.

Tampoco podemos pasar por alto la enorme incidencia del fraude fiscal en España, cuyo monto anual se estima en una cifra cercana a los 70.000 millones de euros, dándose la circunstancia de que según un informe de los técnicos de Hacienda más del 70% de este fraude recae sobre las grandes fortunas y grandes empresas [14]. En este sentido el 86% de las empresas del Ibex 35 operan en paraísos fiscales y además esta tendencia continúa incrementándose año tras año [15]. Resulta alarmante que las distintas administraciones no tomen apenas medidas para castigar estas prácticas, sino que más bien hacen lo contrario. Desde el gobierno de España se ha propuesto premiarlas permitiendo blanquear el dinero a los estafadores previo pago de un 10%, cifra muy inferior a la que les correspondería pagar si lo hiciesen por los cauces hasta ahora establecidos; por si esto fuera poco resulta que pretenden reducir el número de inspectores de Hacienda. Por otro lado son muchos los especialistas que afirman que estas prácticas podrían combatirse efectivamente a escala europea a través de una armonización fiscal a nivel comunitario. Visto todo esto parece obvio que no hay mucho interés desde las diferentes administraciones en perseguir el fraude fiscal a gran escala, lo que refuerza la tesis de que el poder político se halla postrado ante los intereses del gran capital.

En conclusión, es evidente que nos hallamos inmersos en un círculo vicioso de difícil salida a través de las recetas neoliberales. Si miramos en el Manifiesto de economistas aterrados, publicado en 2010 por especialistas franceses, observamos que mediante una serie de medidas no demasiado radicales podrían haberse neutralizado, al menos en gran medida, los efectos más dramáticos que está teniendo la crisis. Como destellos de esperanza podemos mirar a determinados países de América Latina que se han sacudido el yugo de la deuda y han procedido a aplicar políticas socializantes mediante la renacionalización de recursos y empresas previamente saqueadas. No obstante las diferencias estructurales ente los dos continentes impiden copiar el modelo; se trataría, en todo caso, de adaptarlo a nuestras propias circunstancias. La situación actual de Grecia, en donde un partido moderadamente revolucionario tiene visos de ganar las elecciones, también proporciona esperanzas, aunque acompañadas de no pocas incógnitas. Lo que parece claro es que los mismos agentes y las mismas políticas que nos han hundido en la crisis no son los que nos van a sacar de ella, y menos de una manera justa.

Notas:
[1] Klein (2012, p.594)
[4] Askenazy et ál. (2011, p.34)
[5] Steger y Roy (2011, pp. 42-43)
[6] Steger y Roy (2011, p. 30)
[7] Klein (2012, p.319)
[8] Steger y Roy (2011, p.127)
[9] Klein (2012, p.526)
[10] Klein (2012, p.26)
[12] Taibo (2012)
[13] Taibo (2012, p.258)

Bibliografía
ASKENAZY, P. et ál.; Manifiesto de economistas aterrados; Pasos Perdidos, Madrid, 2011.  
KLEIN, N.; La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre; Editorial Planeta, Madrid, 2012.
STEGER, M. y ROY, R.; Neoliberalismo. Una breve introducción; Alianza Editorial, Madrid, 2011.
TAIBO, C.; España, un gran país. Transición, milagro y quiebra; Catarata, Madrid, 2012.

Borja Ribera
Rebelión