miércoles, 26 de agosto de 2009

Fútbol y globalización

La progresiva eliminación de fronteras a través de la integración de los mercados no solo se da en la teoría económica, sino también en la disciplina del fútbol. La pretensión de aumentar la cobertura y difusión de los clubes, se extiende para alcanzar una dimensión global. Se trata de un fenómeno que borra las fronteras nacionales, ya que la migración de jugadores de un lugar a otro es un fenómeno común y corriente en el mundo actual.

La expansión del fútbol en el mundo se inició a mediados del siglo XIX gracias al colonialismo británico a través de sus marinos que navegaban por todas partes del mundo. Pronto el fútbol se impregnó en la sociedad y su popularidad fue muy fácil de adoptar debido a la simplicidad de su juego y a su espíritu colectivo. Se podía jugar en cualquier campo, sólo bastaba una pelota. Lo jugaban tanto estudiantes de universidades como obreros industriales. Inicialmente los jugadores tenían actividades paralelas, el fútbol no era remunerado, luego se construyeron estadios que se convirtieron en un espacio de entretenimiento. Mucho después con el desarrollo del capitalismo, el fútbol se transforma en una actividad empresarial que traspasa las fronteras. Según una encuesta publicada por la FIFA en el año 2006: existen 300,000 clubes de fútbol, 265 millones de jugadores activos y 38 millones de jugadores registrados por las 208 asociaciones afiliadas. La FIFA tiene más países afiliados que la propia ONU.

Con el fin de tener un mayor alcance mundial del fútbol, la FIFA, ha sabido descentralizarse en “satélites” llamadas Confederaciones. Estas Confederaciones instauradas por Continentes, organizan sus propias competiciones, tanto a niveles de Clubes como de Selecciones Nacionales. Sin embargo, considero que tres procesos fueron claves para la aceleración de la globalización en el fútbol en la era moderna: El desarrollo vertiginoso de las telecomunicaciones, la implementación de la ley Bosman en Europa y la profesionalización de la gestión de los Clubes de fútbol.

En primer lugar, gracias a la apertura del mercado y la difusión de la televisión a nivel mundial, el fútbol es visto en todos los rincones del planeta. Campeonatos como la UEFA Champion Legue, la Copa Libertadores de América, la Premier League Inglesa, la Liga Española o la Serie A Italiana son transmitidas en muchos países. Es tal la difusión, que los consumidores de fútbol de los países en desarrollo no sólo crean un vínculo afectuoso con sus clubes preferidos de su localidad sino también con algunos de los grandes clubes que concentran los mejores jugadores del mundo. No es extraño ver en estos países, aficionados con camisetas del FC Barcelona, del Manchester United o del Real Madrid.

La comercialización de los derechos de televisión en el fútbol como espectáculo ha traído como consecuencia que los ingresos por televisión sean más importantes que los ingresos por taquillas. Pasamos de un mercado local concentrado en un estadio a un mercado global de millones de espectadores. Para entender la envergadura de la televisión, basta observar lo que sucedió en el último Campeonato Mundial organizado por la FIFA en Alemania 2006. La cobertura de la final por televisión fue vista por 715.1 millones de espectadores y se transmitió en 214 países por 376 canales de televisión.

La Ley Bosman en 1995, en pleno proceso de integración de la Unión Europea, también contribuyó a la globalización en el fútbol. Desde la promulgación de esta ley los jugadores de países pertenecientes a la U.E. dejaron de ocupar plaza de extranjero en los clubes europeos. Este proceso originó una mayor migración de futbolistas. En Inglaterra prácticamente no hay impedimento para poder jugar en los clubes de fútbol profesional. Los que no pertenecen a la U.E. pueden solicitar un permiso de trabajo. Para darnos una idea cuando se inició el nuevo formato de la Premier League en los años 92-93 contaba con 11 jugadores extranjeros. Este año tiene 337 jugadores extranjeros de 66 países. El Arsenal FC, considerado “el Club menos inglés”, en la temporada 2008-2009 tuvo en su plantilla 29 jugadores de los cuales 3 fueron ingleses. Solo uno, el joven Theo Walcott alternó como titular. Argentina cuenta con más de 1,000 jugadores registrados en campeonatos de diferentes ligas del mundo. Solo en el último campeonato de este año en La Liga Española hay 36 futbolistas argentinos.

Ahora bien, no es extraño ver en estos últimos tiempos que los clubes fichan jóvenes menores de edad con mucho potencial donde los forman para ser jugadores profesionales como fue el caso de Lionel Messi que a los 13 años se incorporó a La Masía, la residencia para los jugadores menores del FC Barcelona hasta llegar al primer equipo o el caso del peruano Pier Larrauri de también 13 años del Club Esther Grande de Bentín fichado por el Bayern de Munich.

Sin embargo en las transferencias internacionales se han dado casos de explotación de menores o aprovechamiento de la pobreza familiar en jugadores africanos o sudamericanos por empresarios inescrupulosos. Para evitar la explotación de menores, la FIFA ha reglamentado este tipo de transferencias como por ejemplo que los padres del jugador cambien de domicilio al mismo país sede del club o que el club deba cumplir una serie de requisitos a parte de la formación futbolística como garantizar al jugador una formación académica y óptimas condiciones de vivienda.

No solo este fenómeno migratorio de futbolistas se ha dado en estos tiempos sino también de capitales extranjeros. La Premier League, es un buen ejemplo de cómo ha atraído inversionistas de afuera. Tal el caso del norteamericano Malcom Glazer en el Manchester United (también dueño del Tampa Bay Bucanneer de Florida), el ruso Roman Abramovich en el Chelsea o los norteamericanos George Gillette y Tom Hicks en el Liverpool.

Otro aspecto importante que ha influido en acelerar la globalización es la profesionalización de los clubes. La industria del fútbol sigue evolucionado y los clubes requieren de organizaciones altamente profesionales. Estas organizaciones consideran al espectáculo de fútbol como el producto central. Este se complementa con todas las actividades relacionadas al mismo, desde la comercialización de los derechos de televisión, hasta la venta de merchandising, tours, consumo en el estadio, actividades no deportivas en las instalaciones, etc. Además entienden que los simpatizantes son sus clientes y como tal deben responder a sus necesidades y expectativas.

Bajo este concepto, los clubes más importantes del mundo están desarrollando verdaderos modelos de negocios y planes de marketing agresivos con el fin de buscar nuevos mercados para explotar su marca. Este esfuerzo ha hecho que por ejemplo el Manchester United tenga más simpatizantes fuera que dentro de Inglaterra. La consultora de marketing TNS Sport estimó por ejemplo que el club inglés cuenta con 333 millones de simpatizantes en el mundo, base mayor que toda la población de Estados Unidos. Solo en el Asia cuenta con 190 millones de simpatizantes. Por eso no es casualidad que por séptima vez el Manchester United realizará este año su gira por Asia (China, Corea del Sur y Malasia) éste año. He sido testigo real de la popularidad del Manchester United fuera de Inglaterra cuando estuve en un pequeño pueblo llamado Mezaira’a en el desierto de Liwa, en los Emiratos Árabes el año pasado viendo la final de la Champion League entre el Manchester United y el Chelsea. Estuve en un pequeño local viendo el partido y bebiendo té con aproximadamente 20 lugareños y me sorprendió que todos fueran simpatizantes del Manchester United. Este mismo club cuenta con una escuela de fútbol en Dubai.

En este espectro mundial, Europa le ha sacado una gran ventaja al resto de los continentes. Sudamérica y África se han convertido en exportadores de talentos para los Clubes de Europa, Asia en productores de indumentaria deportiva y consumidores de fútbol. Además la brecha entre Clubes ricos y pobres ha aumentado. Esta tendencia se observa también en Clubes dentro de un mismo país. Los 4 clubes grandes de Inglaterra: Manchester United, Liverpool, Arsenal y Chelsea dominan la Premier League desde hace 14 años. En España El Real Madrid y FC Barcelona en los últimos años comparten los campeonatos de la liga española. Como diría Szymanski y Kuypers en su libro “Winners & Losers – The Business Strategy of Football”, demuestra de forma estadística que a mayor inversión, mayor probabilidad de éxito deportivo.

Algunas personas como Jorge Valdano, actual Director General del Real Madrid, considera que la búsqueda de mayores ingresos y nuevos mercados de los grandes Clubes Europeos, podría traer en el futuro un campeonato entre estos Clubes de fama mundial. Del mismo modo en Play the Game, la sexta conferencia mundial sobre el deporte globalizado celebrado en Coventry este año, la socióloga Katarina Pijetlovic, de la Escuela de Leyes de Tallinn y Simon Gardiner de la Universidad de Leeds, pronostican la creación de una Super-Liga Europea, en la que estos clubes y no la UEFA, sean los que decidan las reglas.

¿Qué es lo que nos depara el fútbol en la aldea global? Se seguirá ampliando la brecha entre los clubes de fútbol como en cualquier actividad empresarial debido a las enormes diferencias económicas a menos que la FIFA proponga alguna solución para equilibrar la competitividad. Es muy probable que en el futuro los grandes clubes busquen filiales en mercados atractivos como China. Será muy difícil que existan fusiones entre clubes consolidados porque hay un ingrediente muy fuerte de identidad. Los simpatizantes de un club no se irán a otro club que lo compra como un portafolio de clientes de una empresa. Por otro lado, los clubes que quieran crecer y ser competitivos tendrán que formalizarse adaptando sus organizaciones a una gestión empresarial con profesionales calificados siguiendo el circulo: Inversión - éxito deportivo - mayores ingresos - consumidores leales.

Finalmente el fútbol dada su trascendencia e inserción en la sociedad seguirá siendo la fuente de entretenimiento más importante del mundo. El fútbol es el reflejo de la identidad de cada País, de cada Club y la identidad se construye sobre el amor a los colores y escudos. En términos de marketing, el cliente apasionado y leal es el mejor cliente, el fanático de fútbol lo es.

José Antonio Bacigalupo
Fuente: Le Monde Diplomatique

martes, 25 de agosto de 2009

Los debates mediáticos, una guerra perdida

Si es cierto que, parafraseando a Mark Twain, las noticias de la muerte de la izquierda son muy exageradas (y algo interesadas), éstas no se encuentran en el momento más fácil de su historia. La izquierda consigue tomar posiciones claras en muchos asuntos puntuales, pero no comunicar un proyecto político global. Hay que reconocer que en este momento la derecha consigue comunicar con el electorado moderado mucho más que la izquierda.

Las razones de esta falta de comunicación son muchas, pero aquí nos interesa una, poco analizada, mas muy importante: en los últimos 20 años la derecha de mercado ha conquistado el poder semiótico. Es decir, el control de las formas simbólicas y las estructuras en que se enmarca el debate político.

Hoy estas formas son sobre todo las de la televisión comercial, creadas en una ideología de mercado y, por tanto, adecuadas para transmitir mensajes de mercado. El problema que aquí se plantea no es el control político de los contenidos (aun si éste existe), sino el control simbólico de los sistemas de significación que producen mensajes públicos. El aforismo de McLuhan “el medio es el mensaje” es una simplificación algo grosera, pero la estructura semiótica de comunicación sí determina los mensajes que se pueden (o no) enviar.

La televisión pone el debate político en un contexto espectacular y competitivo. Lakoff y Johnson, en su libro Metaphors we live by, llaman esta metáfora “el debate es guerra”. Se debate para ganar, para dejar al adversario sin argumentos. En el debate televisivo, rápido y conflictivo, vale sobre todo la inmediatez de afirmaciones aisladas; el debate no tiene memoria.

Las prácticas discursivas de tipo industrial que presiden a la producción de opinión política imponen intercambios rápidos, frases lapidarias que no se adaptan a la elaboración de una teoría política.

La importancia del titular

Los periódicos fueron, en el pasado, un vehículo importante para el discurso político de izquierdas. Pero, a medida que aumentaba la dependencia de la publicidad y por tanto entraban en la lógica del consumo, haciendo de las empresas sus clientes y de los lectores su producto, los periódicos también cambiaron su modelo comunicativo.

Los artículos se han hecho más cortos y esquemáticos, y la comunicación se ha desplazado a los titulares. Hace 100 años éstos apenas ocupaban espacio, hoy, a veces, la mitad del espacio disponible para las noticias. En esta estructura simbólica es más fácil aceptar el statu quo que cuestionarlo.

Hoy en día todo análisis de la comunicación debe tener en cuenta internet y las redes sociales. Los movimientos sociales tienen el mérito de haber comprendido enseguida las posibilidades de internet como instrumento de acción política y social. Ya en 1999 la protesta del movimiento antiglobalización en Seattle se organizó sobre todo a través de la red. Las nuevas redes sociales, tales como Facebook, proporcionan formas aún más directas de participación.

Parece que la izquierda ha encontrado un sistema de comunicación y una estructura simbólica para su mensaje, pero internet también tiene sus limitaciones y tendencias peligrosas. Con su creciente comercialización, internet va simplificando su semiótica.

Es emblemático el caso de Twitter, un servicio de intercambio de mensajes muy cortos. Internet es un instrumento precioso para los movimientos con sus mensajes claros y limitados, y con sus necesidades sobre todo de proselitismo y organización. No es tan claro, sobre todo en vista de su evolución, si internet conseguirá superar esta fragmentación, esta especificidad y transformarse en un instrumento de elaboración de una teoría política.

El mercado ha creado unas estructuras simbólicas adecuadas para el discurso político de la derecha de mercado, pero que no se adaptan bien al discurso tradicional de la izquierda. En el largo plazo, la izquierda deberá utilizar los medios de comunicación, sobre todo los nuevos, de manera original, deberá construir amplias redes de recepción y debate, nuevas formas de codificar su discurso político, una nueva esfera pública no sujeta a la simplificación y la espectacularización del mercado.

En el corto plazo, hay que moverse en un mundo en que el poder semiótico está bajo el control de la derecha. Ganar una guerra de comunicación en estas condiciones es imposible, pero sí se pueden desarrollar estrategias de “guerrilla semiótica”, utilizando los instrumentos simbólicos de la derecha de mercado para evidenciar sus contradicciones.

Simone Santini.

Fuente: Diagonal