Perdonen que me haya levantado existencialista, es lo que tiene
despertarse en un país donde cada Consejo de Ministros te recorta la
vida más que la tijera del tiempo. Pero no se asusten, no voy a tratar
de resolver el abrumador problema ontológico sobre el sentido de nuestra
presencia en el mundo, Rouco me libre.
Me conformo con encontrar algunas respuestas a la masiva presencia de
la gente en las calles un año después del 15 de mayo de 2011. Por qué
vuelven a estar ahí. O dicho de otro modo: por qué estamos de nuevo en
las plazas 365 días después de que millones de personas le dijeran a su
Gobierno que les devolviera la democracia que le estaban regalando a los
mercados. Es posible que respondiendo a estas preguntas, algunos
encontremos buenos motivos para estar en este mundo haciendo algo más
que pasar el Rato. Veamos.
Por qué estamos aquí. Hace un año, los periodistas les
preguntamos con insistencia a cientos de los millones de manifestantes
del 15M por qué estaban ahí, por qué habían tomado las plazas. Estaban
ahí porque un Gobierno socialista incompetente y pasivo había negado la
crisis hasta que la crisis ya nos había engullido y cuando empezaba a
devorar a sus primeras víctimas, lejos de intentar salvarlas, se dedicó a
afilarle los dientes a la bestia y servirnos como carnaza para
tiburones en un anzuelo envenenado.
Lamentablemente, lo que ahora hay que preguntarse es cómo el 12 de
mayo de 2012 los motivos no sólo se repiten sino que se han recrudecido a
pesar de que, en este año y especialmente en los últimos meses, no han
parado las movilizaciones. Ahora hay que preguntarle al Gobierno de
turno por qué estamos aquí, cómo han llevado un año después a los
ciudadanos al mismo grado de indignación, si no mayor, que el que
provocaron sus enemigos políticos, tantas veces denostados por ellos.
Ahora hay que preguntarle al Gobierno por qué comete los mismos errores
que tanto criticaron. Ya sabemos que ellos responderán que es la
herencia recibida la responsable. Pero precisamente prometieron cambiar
la herencia recibida. Mintieron. Por eso estamos aquí.
Por qué estamos aquí. Muchos se preguntan qué ha hecho el
15M en este último año, como si el 15M tuviera la obligación de
salvarles, como si el 15M fuera la solución que no procuran los
gobernantes. Paradójicamente, los mismos que hacen esta pregunta son los
que le niegan la legitimidad al movimiento. Y sin embargo, le piden
cuentas como si fuera un partido político. Aclárense. Si no le reconocen
ni la sombra, no le pidan que les dé luz.
Luces ha encendido muchas, a pesar de sus claroscuros. Para empezar,
dio la voz de alarma del desmantelamiento de la democracia y el Estado
del Bienestar que se estaba produciendo, lo que no es poco. Después ha
propiciado otras mareas de gente, profesores, médicos, alumnos, que
están saliendo a las calles para impedirlo. Ha contagiado una conciencia
política y crítica a la población y a los medios de comunicación que ha
llegado incluso a quienes le niegan sus logros. Y ha servido de
vehículo para canalizar pacíficamente una rabia ciudadana que amenazaba
con estallar como un polvorín. Hasta el poder debería agradecerle que le
haya evitado más disgustos.
Le critican que no ha concretado nada. Es incierto. El 15M ha
concretado en menos tiempo mucho más que algunos partidos en muchos
años. No sólo ha impedido que muchos españoles se vean en la calle y que
hasta el Gobierno le plantee a los bancos como medida voluntaria la
“dación en pago”, además ha puesto en marcha una red de cooperación
ciudadana en los barrios que no existía en España desde los movimientos
vecinales del principio de la democracia. Eso es mucho más útil para el
país que agitar una banderita.
Por eso, más que preguntarle al 15M qué ha hecho por nosotros y cómo
ha concretado sus propuestas, tenemos que preguntarnos qué hacemos
nosotros por lograr algunas de las propuestas planteadas en el 15M. Si
algo nos han enseñado el movimiento y este último año, es que nadie va a
hacer por nosotros más que nosotros mismos. Por eso estamos aquí.
Por qué estamos aquí. Son los gobiernos central y
autonómicos los que deberían contestar a esa pregunta, los que deberían
preguntarse qué han hecho para que se les vuelvan a llenar las plazas. Y
también, qué no han hecho.
Lo que han hecho es sabido: una subida de impuestos que prometieron
que no harían, la reforma laboral más sangrante para el trabajador de
toda la democracia, criminalizar la legítima protesta democrática hasta
equiparla en penas con la “kale borroka”, decretar el mayor recorte en
Sanidad y Educación que ha sufrido este país, instaurar el repago de
medicinas y hasta de sillas de ruedas, expulsar al inmigrante sin
papeles del sistema sanitario y dejar que los bancos sigan expulsando
cada día a 200 personas de sus casas por impago mientras le regala un
total de 80.000 millones de euros a una entidad financiera, Bankia,
gestionada por políticos y sindicalistas desde sus Consejos de
Administración. Eso es lo que han hecho. Lo que no han hecho es escuchar
a la calle ni dar la cara ni explicar ni uno sólo de sus pasos de forma
convincente. Por eso estamos aquí.
Por qué estamos aquí. Estamos aquí porque este Gobierno no
cumple sus promesas ni para desalojar una plaza. Dijeron que no dejarían
que la manifestación de Madrid del 12M durase más allá de las 10 de la
noche. Hasta las 5 de la mañana del día siguiente no dieron orden a la
policía de desalojar a los escasos manifestantes que aún quedaban. Por
no cumplir, no cumplen ni con su electorado que no acierta a explicarse
cómo un Gobierno que se dice liberal sube impuestos y nacionaliza bancos
y no desaloja las plazas como Dios manda. Por eso también los electores
del Gobierno deberían estar aquí. Por los que no están, estamos aquí.
Estamos aquí porque algunos no tienen otro sitio donde estar. Estamos
aquí porque si no estamos, no quiero ni imaginar dónde estaremos el 15
de mayo de 2013. Y estamos aquí porque si no es aquí, no estamos en
ninguna parte.
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