Existen dos historias sobre el
comportamiento animal que pueden resultarnos muy sugerentes para
aplicar al comportamiento humano en la situación política actual.
Una de ellas es la parábola de la rana y el agua hirviendo, una
historia, no sé cuánto de verdadera, que se utiliza en seminarios y
cursos de autoestima. Relata que, si se echa una rana a una olla con
agua hirviendo, ésta percibe la mortal temperatura, salta
inmediatamente hacia afuera y consigue escapar de la olla sin
quemarse. En cambio, si inicialmente en la olla ponemos agua a
temperatura ambiente y echamos la rana, ésta se queda tan tranquila
dentro del recipiente y, si comenzamos a calentar el agua poco a
poco, la rana no reacciona bruscamente sino que se va acomodando a la
nueva temperatura del agua hasta perder la conciencia y terminar
muerta por el calor. Esta historia nos debería evocar la forma en
que, desde el poder, logran que terminemos aceptando situaciones que
deberían provocar nuestra sublevación mediante el método de ir
poco a poco poniéndolas en práctica y de esta forma terminamos
sufriéndolas gradualmente sin darnos cuenta de lo que nos están
haciendo. Sin duda, las medidas económicas aprobadas en Europa
contra los ciudadanos son un ejemplo claro. Basta recordar que hace
unos años utilizábamos el término mileurista para
referirnos al joven que se encontraba con un contrato de trabajo
malamente remunerado y hoy cuántos quisieran encontrar una oferta
así.
La otra historia es del sacerdote
polaco Benedykt Chimielowski, quien vivió en el siglo XVIII. Está
recogida en su enciclopedia sobre Polonia, titulada La nueva Atenas,
de la siguiente forma: “El delfín, cuando quiere dormir, flota en
la superficie del agua; una vez dormido, empieza a caer suavemente
hasta el fondo del mar, donde se despierta al sentir del el golpe de
su propio cuerpo contra las rocas; cuando esto se produce, vuelve a
subir a la superficie del agua; una vez allí, vuelve a dormirse para
emprender de nuevo su descenso hasta el fondo, donde volverá a
despertar, y así, flotando de arriba abajo y de abajo arriba,
descansa en continuo movimiento”. Se me ocurre que esta actitud del
delfín es la que han adoptado muchas organizaciones políticas y
sindicales de la izquierda que, literalmente, se han dormido yendo a
parar a lo más profundo del panorama social. Por supuesto también
ha sucedido con gran parte de la ciudadanía que, bien como la rana
que no se daba cuenta que se abrasaba, o como el delfín que se
hundía, ha alcanzado, como diría Groucho Marx, las más altas
cotas de miseria.
Solo
nos resta esperar que nuestra situación se parezca más a la del
delfín que a la de la rana y que aún estemos a tiempo de reaccionar
para salir a flote.
Pascual Serrano
Mundo Obrero
Pascual Serrano es
periodista. Su último libro es "Contra
la neutralidad. Tras los pasos de John Reed, Ryzard Kapuścińsky,
Edgar Snow, Rodolfo Walsh y Robert Capa"
. Editorial Península. Barcelona
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