La Economía Neoliberal,
la Economía Global
bajo Control Corporativo, la
Economía que convirtió en rentable la destrucción de la Tierra, de las otras
especies, y de la humanidad, y convirtió en no rentable el cuidado de la
tierra, del tejido social y los universos interiores, aún sigue funcionando,
pero ya ha muerto.
A lo largo y ancho de la Tierra brotan las simientes
de nuevas formas económicas vinculadas a la vida, su emancipación, su cuidado y
su curación.
Algunas facetas de las nuevas
formas económicas fulguran con luz propia, revelando las sendas de salida de la
colosal crisis con la que se ahora se pretende conducirnos hacia
confrontaciones sin precedentes o catástrofes inimaginadas.
Algunas de estas dimensiones son
las siguientes:
No va más el Crecimiento como
sentido que orienta la existencia. Emerge el buen vivir que aún palpita en
nuestras raíces, la desmonetarización de la cultura. No van más el individuo y
el cálculo solitario de beneficios que no reparan en medios para obtener fines.
Irrumpe, en cambio, el sentido de la comunidad en el momento de concebir
emprendimientos. La feroz competencia cede el paso a las potencias
insospechadas de la cooperación.
No va más la indolencia frente a
la suerte de la Tierra,
las aguas, el aire, los bosques, los animales, las semillas. Irrumpe el cuidado
amoroso de las bases y la esencia de la vida, ha llegado el momento de ocupar
el vacío con la obra enraizada en lo mejor que nos habita..
No va más la ambición patológica
de ganancias. Emerge el sentido del equilibrio en la prosperidad indispensable
para la vida buena.
No van más la ignorancia sobre el
valor de lo que vale y la valoración de lo que no vale. La triste confusión que
Machado anunciara: “Sólo el necio confunde valor y precio”. La búsqueda frenética
de lo fútil y el desprecio de lo esencial para vivir bien: la paz interior, las
diversas expresiones del amor, las atmósferas vitalizantes, el silencio, el
descanso , los alimentos sanos, el
cuidado de la esencia creadora…
No va más el patriarcalismo que concede valor y precio a la
actividad del hombre, así sea destructiva, y los niega a la labor silenciosa de
la mujer que cuida la vida. Emergen las economías con el espíritu femenino ligado al cuidado de la vida, a la
insuflación de la ternura en los entresijos cotidianos. Las eco no mías que
valoran la labor bien hecha, la labor hecha con amor. Las eco no mías que
reconocen el valor del ocio y miran de soslayo el productivismo de naderías.
No van más las monedas que roban la riqueza comunitaria, los
bienes comunes. No va más la fábrica de dólares o de euros para financiar la
usurpación violenta de las riquezas de las naciones y la labor de los pueblos.
No va más la escasez de dinero para la vida buena y la abundancia de Dinero
para el despilfarro en las industrias de la Esclavitud, la Estulticia y la Muerte. Emergen
los intereses negativos con los que el dinero tiene menos valor en la medida en
que más tiempo permanezca en unas manos; emergen los trueques, las monedas
locales, los bancos de tiempo, los microcréditos, las transacciones sin dinero,
los bancos de Quinua, la economía del regalo investigada por Genevieve Vaugham.
No van más las estructuras organizativas verticales, los
controles monopólicos, la publicidad ideada para confundir y esclavizar
transmutando los seres humanos en clientes. Irrumpen las formas organizativas
en redes y conjunciones de redes, horizontales y flexibles. Los procesos de
cooperación vertiginosos, sostenidos o puntuales. La comunicación que esclarece
las mentes y potencia el consumo responsable, el con sumo cuidado. La senda que
cambia dentro, para cambiar afuera. La mente que contempla el bosque en la
semilla.
No van más los medios de uni-formación, subordinados a los
grandes capitales, que ocultan, confunden y distraen, para mantener un sentido
de vida que en realidad es un trayecto de muerte; los medios que censuran con
el espectáculo, el ruido, el olvido y la invisiblización. Emergen los medios
alter nativos que comunican los hilos de salida del laberinto, que revelan los
mecanismos de la dominación, que comparten las claves emancipatorias.
No va más la
Economía gobernada por la impronta de la máxima utilidad, en
el menor tiempo, sin importar consecuencias. La Economía con la que se
han causado los mayores destrozos materiales y espirituales a la mayor cantidad
de gente, en el menor tiempo. La
Economía de la angustia y la desesperación. La Economía que sometió a la
política y la convirtió en su ama de llaves. Emergen las eco no mías del
decrecimiento, las eco no mías poscapitalistas, las eco no mías de la
confianza, la serenidad, la alegría, las de la labor escogida por que se ama lo
que se hace, porque se sirve con lo que se hace. Las eco no mías del retorno a
la tierra y sus efluvios sanadores y bálsamicos que corrigen el rumbo
extraviado hace décadas.
No va más la
Economía del tedio, el vacío y la devastación, fundada en la
multiplicación demencial de las necesidades, con la ciencia convertida en una
herramienta perversa al servicio del sometimiento de los cuerpos, la
aniquilación de las almas y la ausencia de espíritus. Brotan las eco no mías
vinculadas a la evolución espiritual y el perfeccionamiento cultural, sendas
infinitas, eco no mías en las que el tiempo no es oro pero es precioso; eco no
mías de la vida sencilla, frugal y buena; eco no mías del compartir y no
acaparar.
No va más la economía con la educación subordinada al
régimen del Capital; con la educación funcionando como farsa, como estafa, que
vende cartones, anuncia segmentos de mercado, aplasta dignidades, acrecienta
soberbias y otorga licencias para asaltar impunemente con mano titulada. La
educación que sostiene un orden segregador y una lógica destructiva porque
privilegia la utilidad sobre el respeto a sí mismo, a los otros y a la Tierra. La educación
que afila los colmillos , pule las garras y fortalece las mandíbulas ,
mientras niega los cuidados para que
nazcan las alas. La educación que aturde, acobarda y prepara para la sumisión y
la renuncia a los propios sueños.
No va más la doxa Neoliberal enseñada como Ciencia en las
Facultades; ni el Derecho del Capital, de la Propiedad de Unos sobre la Desposesión de la Mayoría, el Derecho de la Impunidad y la Injusticia. El
Derecho sin Thoreau, sin Quintin Lame y la Desobediencia.
No va más la Economía Globalizada de la Megacorporación Urbana
que sacrificó los avances del espíritu humano en los altares del ego y sus
miserias, y edificó una Realidad Infernal intentando hacer creer que esa
ficción edificada sobre el miedo es objetiva. Emergen las eco no mías locales y
creativas, comenzando con la emancipación del propio cuerpo, de la pequeña
comunidad. Surgen las eco no más del retorno a la tierra y su labor; las eco no
mías que vencen el desempleo con la labor conjunta que a todos y todas procura
las condiciones indispensables para la vida digna.
No va más la
Economía que impuso el automóvil, el consumo demencial del
petróleo y el desangre de los pueblos por su rapiña. La Economía que convirtió en
no rentables los medios públicos y ambientales de movilidad. La economía que
robó la salud e impuso el mando de la industria farmacéutica gobernada por el
lucro que nos requiere enfermos y encadenados a medicamentos ideados para
rentar y no para sanar.
No va más la
Economía de las Megacorporaciones Agrotóxicas y
Agroexportadoras que convirtieron los alimentos en mercancías venenosas, y
acapararon e hirieron la Tierra
y las aguas. La Economía
que ha desatado el desplazamiento y la masacre de las comunidades nativas.
Alborean las eco no mías comunitarias, con sabidurías milenarias que han sabido
cuidar la Tierra,
las aguas, los alimentos, el buen vivir.
No va más la
Economía que transmutó las plantas de conocimiento en el
mercado de químicas adictivas. La Economía Hipócrita que afirma luchar contra el
Narcotráfico mientras parasita con los réditos que arroja la masacre de jóvenes
en los territorios que interviene y la masacre de jóvenes que arroja a la
adicción en el corazón vacío Occidente.
No va más la
Economía de la
Guerra, el keynesianismo militar, que secuestra los jóvenes
para el matadero y la mutilación con himnos patrios que camuflan los logos de
las petroleras, las mineras, los bancos. La Economía que diariamente despilfarra millones de
millones en la máquina del miedo, el odio y la guerra, y regatea los centavos
para la emancipación de los espíritus. No va más la Economía que afirma
luchar contra la pobreza mientras la sostiene y acrecienta, mientras prostituye
y condena a los niños desde antes de nacer.
No va más la que nos niega el pan compartido, el aliento de
dignidad, el bálsamo de la poesía, el placer de la creación, la flor de la
ternura.
Alborean, amanecen, las economías de una fraternidad largo
tiempo anhelada.
Hector José Arenas
Rebelión
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