lunes, 26 de diciembre de 2011

De recortes, ajustes y derechos: La ciudadanía despojada

Cuando a la población se le niega la vida y el diálogo en la plaza, es capaz de tomar la plaza. Pasa entonces de ser población a ser pueblo. Pasa de ser súbdito del mercado a vecino preocupado por reivindicar calidad en su estatus de ciudadanía.

1.Haciendo memoria:
Era septiembre de 2008, concretamente el día 25, cuando   en la ciudad de Toulon, el Presidente de la República Francesa Nicolás Sarkozy, en un discurso sobre la situación financiera internacional  proponía refundar el capitalismo sobre bases éticas porque, de acuerdo con sus propias palabras: “La idea de la omnipotencia del mercado que no debía ser alterado por ninguna regla es descabellada” porque “se ha financiado al especulador y no al emprendedor” y porque “no se han controlado los fondos especulativos”. “El miedo”, afirmaba en este discurso, “es sufrimiento, evita implicarse y emprender. Cuando se tiene miedo no se tienen sueños. Cuando se tiene miedo, uno no piensa en el futuro. Hay que vencer ese miedo” remataba.

Tres años después, el 26 de septiembre de 2011, coincidiendo con una reunión que los gobiernos de la eurozona celebraban para aumentar el fondo de rescate , Alessio Rastani, un bróker de la bolsa de Londres entrevistado en la BBC escandaliza por la  claridad de sus declaraciones al predecir  que en un año millones de personas perderán sus ahorros. De acuerdo con este especulador los mercados están dirigidos por el miedo y quien gobierna el mundo no son los gobiernos de los países sino Goldman Sachs”, un potentísimo fondo de inversión que tuvo entre sus empleados al actual presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi y entre sus asesores al designado nuevo primer ministro de Italia Mario Monti.

En un interesante ejercicio de funambulismo, el capital especulativo se ha reivindicado con fuerza: ha logrado que se cambie el discurso y se traslade la “carga de la prueba” de la crisis a otro actor y está  imponiendo sus dictados a los gobiernos europeos. Dictados que, con el respaldo  del Fondo Monetario Internacional pasan por hacer de los Estados, espacios vírgenes para el libre flujo del capital a fin de que  la “descabellada idea” –según Sarkozy-de que el mercado no sea alterado por ninguna regla sea la norma.

Para ello se han definido tres “enemigos” a erradicar: El Sector Público y más concretamente la inversión pública dirigida al sostenimiento del Estado del Bienestar sería el primero. Las rigideces en el mercado laboral serían  el segundo enemigo y el sistema impositivo fiscal de carácter progresivo sería el tercero.

Tal y como sucedía en el primer liberalismo El estado ha vuelto a ser el enemigo natural del mercado y es necesario “jibarizarlo[1]”. Para ello, y con la excusa de reducir  el déficit , se controla  el gasto público a través de la imposición de un límite al mismo y se promueven las desinversiones, externalizaciones o privatizaciones de los recursos existentes al tiempo que se hacen más flexibles  los mercados de trabajo y se permite la entrada de fondos de inversión privados en los sistemas de pensiones públicas. La receta para ello son las políticas de ajuste que se venden como mal necesario, como mal menor o como “sudores que evitarán las lágrimas del mañana”. En cuanto al sistema impositivo, el discurso imperante es que no se subirán impuestos, si bien y en honor a la verdad, hay que decir que se refiere a los impuestos que suponen progresividad (fundamentalmente renta, patrimonio y sucesiones) y no tanto a los impuestos indirectos que se aplican a todos por igual (carburantes, alcohol, tabaco o IVA)

2.Los ajustados, asustados
Lo que ciertamente se ha extendido entre la población es la sensación de incertidumbre. Como bien afirman Miguel Laparra y Begoña Pérez Eransus  refiriéndose al caso español: <> (Laparra y Perez Eransus 2010:464).

El miedo se encuentra muy presente hoy en la sociedad española. Razones no faltan: el riesgo de quedar en situación de desempleo, de no poder hacer frente a la hipoteca y ser desahuciado colocan a muchos españoles y españolas en condiciones de aceptar recortes en sus derechos con tal de permanecer entre los “integrados”, aunque sea de una manera cada vez más precaria. Otros, cada vez más, se plantean emprender un proyecto migratorio: En los años 2009 y 2010, el Padrón de Españoles residentes en el exterior (PERE) se había incrementado en más de 230.000 personas.[2]

Si la situación de los ciudadanos con empleo es de creciente incertidumbre, ésta no desaparece cuando la persona pierde su trabajo y va comprobando con estupor que la red pública de protección social ha disminuido y algunos o todos sus servicios son gestionados por otros operadores y/o  con otros criterios no tan orientados a la garantía de un servicio público eficaz. Cuando al ciudadano se le responde que no hay dinero para prestaciones encaminadas a sarisfacer sus situaciones de necesidad , cuando  descubre que  la asociación que otrora le proporcionaba acogida y defensa de sus derechos  ha cerrado el servicio, cuando demanda asistencia sanitaria ambulatoria y no se la proporcionan porque tiene su tarjeta bloqueada… En estos casos la sensación de desamparo es total. Con todo, eso no es todavía lo más grave, sino la generación de un discurso centrado en  el emprendimiento y la actitud activa hacia la productividad del desempleado basado en la idea de que la única vía de integración social es el empleo- sea cual sea la calidad de éste- y quedando los mecanismos de protección social para los casos “realmente urgentes”. En este escenario, si la persona no hace lo imposible por encontrar trabajo y se “cronifica” en el desempleo, corre el riesgo de ser estigmatizado por “perezoso” o por “aprovecharse de los servicios públicos”. McLaughlin (2011)  ha señalado agudamente la contradicción de un modelo que en lo laboral está cada vez más desregulado y que sin embargo pone cada vez más obstáculos  y controles para que el ciudadano pueda ser beneficiario de prestaciones sociales.

3.El despojo de la ciudadanía
La incertidumbre y el miedo ante el futuro, la profusión de mensajes que presentan los ajustes como absolutamente necesarios, las declaraciones de responsables políticos  en las que se afirma que dan por descontadas las manifestaciones de disgusto y censura que se producen en las calles, y por último la hipervisibilización policial en todas las manifestaciones y concentraciones callejeras  que desincentivan salir a la calle ante el temor de parecer un “antisocial”, provoca  que buena parte de los ciudadanos asuman con resignación y parálisis los recortes en sus derechos. Con ello están aceptando perder calidad en su condición de ciudadanos.

La ciudadanía y por extensión la calidad democrática está siendo la principal damnificada de estas políticas de ajuste. No cabe duda que decisiones como la de reformar el artículo 135 de la Constitución Española por la “vía rápida” obviando la posibilidad de su ratificación por referéndum en un momento en el que las elecciones generales convocadas para el 20 de Noviembre hacían viable una “tercera urna” hurtó la posibilidad de participación de los ciudadanos en un asunto que les afectaba muy directamente. Episodios como el amago de referéndum por parte del ex primer ministro griego Papandreu a principios de noviembre de 2011 (referéndum que nunca llegó a producirse) y la sustitución de éste por Lukas Papademos. Y en Italia, la sustitución de Silvio Berlusconi por Mario Monti, ambas sin que mediaran procesos electorales, hablan por sí mismos del miedo que tienen los gobiernos a la voz de los ciudadanos.

Pero no es sólo la ciudadanía política, sino la ciudadanía social la que se halla en riesgo. Este concepto, acuñado por Marshall supone que la ciudadanía tiene- a modo de taburete- tres patas. En una se encuentran los derechos civiles, en otra los derechos políticos. Pero para que el taburete se sostenga y se compense es necesario un grado de disfrute de derechos sociales y económicos garantizados por el Estado, de modo que se asegure la inclusión y participación plena de los miembros más pobres de la sociedad.

En el momento en que los recortes se ceban en aquellas estructuras que dan soporte y posibilidad a los derechos sociales y económicos, y desde el momento en que el Estado se inhibe de la garantía de los mismos, la ciudadanía se encuentra en peligro.

A mayor abundamiento, el desmantelamiento de las entidades del tercer sector social no lucrativo, altamente dependiente de financiación pública, está debilitando la voz de un actor importantísimo en el espacio comunitario. “Cuts kill communities” (los recortes matan a las comunidades) reza un eslogan que se corea en las protestas inglesas. Se pierde así la capacidad de interlocución y de denuncia.“Qué ha de ser de la vida si el que canta, no levanta la voz en las tribunas por el que sufre. Por el que no hay ninguna razón que le condene a andar sin manta[3]”  Guarany (1.961)

Si callan los actores sociales, si se calla el tejido comunitario, desaparece la vida y el diálogo en las plazas que son, de acuerdo con Walzer, los requisitos para la calidad democrática (Walzer 1983)

4.Y Sin embargo existe el Derecho:
El Legislador español constitucionalizó  el respeto a los Derechos Humanos en el mismo Preámbulo de la Carta Magna, al afirmar  que la Nación Española proclamaba su voluntad de proteger a todos los españoles en el ejercicio de los Derechos Humanos. También en el texto articulado aparecen referencias a esta protección. Así , en el artículo 53.3 se afirma, refiriéndose específicamente a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales que el reconocimiento, el respeto y la protección de los mismos informarán la legislación positiva, la práctica judicial y el funcionamiento de los poderes públicos.

En el ámbito de la Unión Europea, el artículo 3.1 del Tratado de la Unión establece como finalidad de la Unión promover el bienestar de sus pueblos, y en los párrafos segundo y tercero del artículo 3.2 se alude expresamente a la voluntad de combatir la exclusión social, fomentar la justicia y la protección social y el fomento de la cohesión económica y social. Por su parte en el artículo 6.1se establece expresamente que << La Unión reconoce los Derechos, libertades y principios enunciados en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 7 de diciembre de 2000 tal y como fue adoptada el 12 de diciembre de 2007 en Estrasburgo, la cual tendrá el mismo valor jurídico que los Tratados>> Es muy importante resaltar que en la misma Carta, que ya forma parte de los tratados constitutivos de la Unón deja claro que sus disposiciones implicarán tanto a las instituciones comunitarias como a los estados miembros (art.51a 53)

De lo anteriormente afirmado pareciera desprenderse la existencia de una voluntad encaminada a  dotar con perspectiva de Derechos Humanos tanto la inspiración como el funcionamiento de las instituciones  españolas y de la Unión Europea. Sin embargo esta perspectiva no se encuentra presente en las políticas de ajuste estructural que se definen tanto desde el eje Berlín-Paris- Frankfurt como desde los distintos gobiernos de la UE ni mucho menos en la puesta en práctica de estas políticas.

En este punto se hace necesario enfatizar que los Derechos Económicos, Sociales y Culturales son Derechos Humanos, no meros principios, y tienen la misma categoría que los derechos Civiles y Políticos. Así lo establece la Declaración y el Programa de Acción de Viena, aprobado en 1.993 en el marco de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos  en la que literalmente se afirma:
<<Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí. La comunidad internacional debe tratar los derechos humanos en forma global y de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y dándoles a todos el mismo peso (artículo 5)>>

La ratificación por parte de España del Pacto Internacional de los Derechos Económicos Sociales y Culturales de las Naciones Unidas así como de  de su protocolo facultativo, le obligan  a promoverlos, evitar que se deterioren y proteger contra las violaciones que se produzcan en los mismos hasta el máximo de sus recursos disponibles. Además, y de acuerdo con la Observación General número 3 del Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, la alegación de situaciones de recortes o ajustes o insuficiencia de recursos no son motivo suficiente para vulnerar derechos:
<< El Comité desea poner de relieve, empero, que, aunque se demuestre que los recursos disponibles son insuficientes, sigue en pie la obligación de que el Estado Parte se empeñe en asegurar el disfrute más amplio posible de los derechos pertinentes dadas las circunstancias reinantes.  Más aún, de ninguna manera se eliminan, como resultado de las limitaciones de recursos, las obligaciones de vigilar la medida de la realización, o más especialmente de la no realización, de los derechos económicos, sociales y culturales y de elaborar estrategias y programas para su promoción.>> ( Observación General del Comité de DESC nº3. Punto 11)
<<De manera análoga, el Comité subraya el hecho de que, aun en tiempos de limitaciones graves de recursos, causadas sea por el proceso de ajuste, de recesión económica o por otros factores, se puede y se debe en realidad proteger a los miembros vulnerables de la sociedad mediante la adopción de programas de relativo bajo costo.>> (Observación General del Comité DESC nº3. Punto 12)
Por tanto, de acuerdo con la doctrina de Derechos Humanos de Naciones Unidas resulta no sólo ilícito sino presuntamente ilegal y antijurídico recortar derechos sociales como consecuencia de la crisis tal y como ha señalado la experta independiente de las Naciones Unidas sobre la extrema pobreza Magdalena Sepúlveda Carmona en su informe distribuido el pasado 17 de marzo ante la 17ª sesión del Consejo de Derechos Humanos celebrada en Ginebra:
<< Existe una fuerte presunción de que las medidas deliberadamente regresivas que afectan el nivel de disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales son una violación de las normas de derechos humanos. Entre los ejemplos de las medidas regresivas podrían figurar la adopción de una política o ley que tenga un efecto negativo directo o colateral en el disfrute de los derechos por las personas, o las reducciones injustificadas de los gastos dedicados a ofrecer servicios públicos que son esenciales para la realización de los derechos económicos, sociales y culturales, tales como los que garantizan la atención básica de la salud, aseguran el acceso a la enseñanza primaria u ofrecen asistencia para alimentación y vivienda>>

5.Y sin embargo existe la ciudadanía ( a modo de conclusión)
La presente crisis económica y las políticas de recorte han empezado a poner en riesgo en los países “desarrollados” el disfrute de una serie de derechos que se consideraban intocables  para buena parte de sus ciudadanos. Sin embargo conviene, una vez más, no caer en interpretaciones etnocéntricas: Estos derechos vulnerados y el estado del bienestar cuyo desmantelamiento se denuncia en las calles de Europa, Estados Unidos y Australia  lleva décadas siendo transgredida en los llamados “países en desarrollo”. En buena parte de los cuales se tiene una conciencia muy reciente  de lo que han supuesto para el bienestar de sus pueblos los programas de ajuste del Fondo Monetario Internacional. Las recetas son mutatis mutandis las mismas que se pretenden implementar –con una clamorosa falta de creatividad-en Europa.  Conviene asimismo tener presente que no existe ningún país del mundo en el que las políticas de recorte social hayan redundado en una mayor calidad de vida de sus ciudadanos después de su aplicación sino todo lo contrario.
Es preciso, en estos momentos especialmente, prestar atención y hacer memoria de procesos, situaciones y actitudes de las que se pueden extraer enseñanzas valiosas: Proponemos algunas sin que su enumeración sea exhaustiva.

Aprender a escarmentar “en cabeza ajena”
Algunos estados latinoamericanos fuertemente castigados por la deuda externa y las políticas de ajuste del FMI  han constatado que únicamente reforzando el papel del Estado, implementando políticas públicas de protección, promoviendo estructuras supranacionales de unión política y económica con fuerte contenido social han conseguido poner límite a las exigencias de los mercados. En Europa, los sistemas de Bienestar Social no están desmantelados, todavía existe una fuerte presencia del sector público  y una conciencia muy asentada de la importancia del Estado del Bienestar. Es preciso tener muy presentes las consecuencias que las políticas de ajuste han tenido en otros países para no permitir que esto suceda en la Unión. Es necesario también ser conscientes de lo difícil que resulta volver a ganar terreno al mercado desde el Estado una vez que el armazón de “lo público” se ha desmantelado.

Saber que “se tiene derecho”.
Existe un acervo de derechos protector de la dignidad humana que empodera a los ciudadanos y confiere de razón no ya moral, sino jurídica  a  los posicionamientos ante  violaciones y amenazas a los derechos humanos. Ese mismo acervo sitúa en los estados la obligatoriedad de crear un marco de respeto, promoción y defensa de los mismos. Existen mecanismos supranacionales- todavía insuficientes- de denuncia, e instancias ante las que se puede acudir. La conciencia en los derechos resulta esencial para empoderarse desde ellos y así mostrarse activo en su defensa.

Vencer el miedo.
En el Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se alude a la Humanidad liberada del temor y la miseria como destinataria de un mundo en libertad e igualdad. Sin embargo el miedo se ha erigido en protagonista de las acciones y decisiones cotidianas. Ello es explicable desde la clave de que el miedo del ciudadano es el ingrediente principal que da sentido al modelo imperante porque paraliza y disciplina a la población ante el despojo de sus derechos de ciudadanía, porque  encierra al individuo en sí mismo y le hace competitivo y desconfiado. Porque le anima a buscar chivos expiatorios de sus males en el “otro”, que a menudo es el “excluído”, “el extranjero” o simplemente el presunto perezoso que no trabaja y“se aprovecha de los impuestos de todos sin hacer lo posible por ser suficientemente productivo”. Es necesario romper el circulo vicioso: miedo-individualismo-desconfianza hacia el otro-  consumo-protección, por el circulo virtuoso: cercanía-vecindad- comunidad- derechos-ciudadanía.

Recuperar la vida y el diálogo en la plaza. Recuperar el espacio público
Cuando a la población se le niega la vida y el diálogo en la plaza, es capaz de tomar la plaza. Pasa entonces de ser población a ser pueblo. Pasa de ser súbdito del mercado a vecino preocupado por reivindicar calidad en su estatus de  ciudadanía. Movimientos como el “15” M o, más centrados en el ámbito de los inmigrantes, el “ferrocarril clandestino” han demostrado que desde las relaciones cercanas de solidaridad se puede reivindicar pacíficamente que “otra democracia es posible”, que es posible posicionarse de otra manera ante los desahucios, las redadas policiales o la situación en los centros de internamiento de extranjeros. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos afirmaba en su mensaje con ocasión del Día Internacional de los Derechos Humanos que 2011 ha sido un año extraordinario para los Derechos Humanos porque  : << Varios millones de personas   han decidido que ha llegado la hora de reclamar sus derechos.  Tomaron las calles y plazas y exigieron un cambio>>…<< El mundo se ha transfigurado y transformado gracias al ejemplo de estos hombres, mujeres y niños comunes y corrientes pero comprometidos de Túnez, Egipto y otras partes del norte de África y el Oriente Medio. Su activismo pacífico se ha propagado en otras formas y maneras: a Madrid, Nueva York, Londres y  otras ciudades y pueblos de todo el planeta.  Su coraje frente a la violencia y la represión ha hecho que personas de todo el mundo que toman estos derechos por dados se solidaricen con la causa de los derechos humanos de todos>>.

Existen razones para no perder la esperanza. El mercado y las políticas de ajuste no tienen, ni la última, ni la única palabra en cuestiones de ciudadanía.

BITS (Boletín Informativo de Trabajo Social nº16) www.uclm.es/bits
BIBLIOGRAFÍA:
BAUMAN ,Z (2006) Confianza y temor en la ciudad. Vivir con extranjeros.Arcadia Barcelona.
GUARANY,H (1.974) Si se calla el cantor. Folklore argentine. Buenos Aires
JACOBS,J. (2004)  Dark Age ahead. Random House. New York.
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LAPARRA, M. y PEREZ ERANSUS, B . Eds (2010) El primer impacto de la crisis en la cohesion social de España. Colección estudios FOESSA nº32. Madrid.
Mc LAUGHLIN, H. (2011) Welfare cuts and their impact in the vulnerable groups in the United Kingdom. (No publicado)
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PiSARELLO, G (2009). La justiciabilidad de los derechos sociales: realidad y desafíos. en Sociedad y Utopía. Revista de Ciencias Sociales nº34. Número dedicado a Derechos Económicos, Sociales y Culturales Facultad de Ciencias Políticas y Sociología León XIII Universidad Pontificia de Salamanca.(pp 139-163)
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UNION EUROPEA (2010) Versión Consolidada del Tratado Constitutivo de la Unión Europea. DOUE c83 de 20 de marzo de 2010 , Bruselas
WALZER,M  (1983) Spheres of Justice. Blackwell. London

[1] La expresión “jibarizar” se emplea metafóricamente en el sentido de “reducir el tamaño” en alusión a los jíbaros, comunidad indígena de la selva amazónica que eran famosos por reducir las cabezas de sus enemigos.
[2] INE. Padrón de Españoles residentes en el exterior. www. ine.es (consultado el  4 de diciembre de 2011)
[3] Horacio Guarany creó en 1.961 esta canción que fue popularizada por la cantautora argentina Mercedes Sosa.

Emilio José Gómez Ciriano. Comité de apoyo de Attac-España
Universidad de Castilla-La Mancha


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