viernes, 2 de diciembre de 2011

Construye que algo queda

El Estado español tiene el récord europeo de kilómetros de vías ferroviarias de alta velocidad. Francia tiene 2.106 kilómetros, Alemania 1.410 y aquí llegamos a los 3.744. El estado ha gastado 82.000 millones de euros en un modelo que está muy lejos de ser sostenible. El mantenimiento de las líneas asciende a 33.000 euros km/año, según la International Union of Railways y esta cifra hace referencia a las infraestructuras, no a los trenes. Una línea de alta velocidad sostenible en términos económicos debe transportar seis millones de pasajeros al año en trayectos de 400-700 km. Sólo se aproxima a esa cantidad la línea Madrid-Barcelona, que transporta cinco millones.

Algunos trayectos ni siquiera han durado un año. Es el caso de la conexión Toledo-Cuenca-Albacete, que con la media de nueve pasajeros/día, tenía unas pérdidas operativas de 18.000 euros cada jornada (sin incluir la amortización de la inversión). Su construcción costó 3.500 millones y Adif canceló el servicio en julio. Hay otros apeaderos en los que se han invertido cantidades importantes de dinero y que apenas son utilizados. Así una estación como la de Requena, con 50 pasajeros al día costó 12,4 millones.

Los aeropuertos son la otra “joya de la corona”. Existen 50 y se estima que en 2020 llegaremos a 60. Alemania sólo puede permitirse 38. Los dos más esperpénticos son el de Castellón y el de Ciudad Real, mal llamados de “iniciativa privada”. En este último, mil millones invertidos con unas expectativas de 2,8 millones de pasajeros anuales han acabado por esfumarse después de que en octubre abandonara los hangares la única compañía que operaba allí.

En Castellón, 155 millones invertidos para un negocio que será muy rentable para la concesionaria. Aún no tiene licencia para operar ni la tendrá en los próximos meses, pero la Generalitat debe compensarle con seis euros por cada pasajero que falta hasta alcanzar los 600.000 pasajeros por año previstos para los primeros ocho años de explotación.

Otro aeropuerto que ya no tiene actividad es el de Huesca, en el que se invirtieron 40 millones. En Lleida, el coste previsto inicialmente era de 42,5 millones, aunque la inversión se disparó hasta cien. Se diseñó para que trasladara a 400.000 pasajeros al año, pero en doce meses sólo ha trasladado a 61.000. En parecidas condiciones están los de Albacete, Logroño o Jerez.

España es el tercer país del mun- do por longitud de autovías y autopistas. La que une Cartagena con Vera (Almería) se diseñó para una media de 7.000 vehículos/día y no llega a los 2.000. Costó 650 millones. De Ocaña a La Roda se diseñó para un tráfico de 60.000 vehículos/día, circulan 4.000 y costó 565 millones de euros. Otras vías ruinosas son la AP-41 y las radiales de entrada y salida de Madrid, que no llegan al 30 % de su previsión. SEOPAN, la patronal de las concesionarias, ha pedido a Fomento 120 millones de euros de compensación.

Tomás Muñoz
Diagonal

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