miércoles, 12 de octubre de 2011

Modernidad líquida, elites sólidas

FLORENCIA – Todo comenzó como una larga meditación sobre el alcance de la Guerra Líquida. 

No hay ningún sitio como Italia para observar la decadencia terminal de Occidente en todo su desharrapado, brillante resplandor. Arte sublime, arquitectura mareante, gastronomía impecable y todas esas botellas selectas de Brunello; ciertamente ayudan. Luego está la excitación cosquilleante de la historia que se repite de nuevo, como en una decadencia y caída del Imperio Romano, posmoderna, remezclada. 

Tuve el placer de ser uno de los invitados en el Festival Internazionale en Ferrara, una especie de gigantesco happening anual de periodistas del mundo en esa fenomenal ciudad de Emilia Romagna, esencialmente organizado por un pequeño grupo de valerosas y radiantemente dedicadas mujeres. 

También fue emocionante el placer de pasar un tiempo de calidad sin igual con Rahimullah Yusufzai, posiblemente la máxima autoridad del mundo en áreas tribales pastunas y de todo lo que tenga que ver con AfPak. Rahimullah es un señor pastún de una dignidad inmensa; como si estuviera mucho más allá de la temporalidad. No es sorprendente que pronto haya comenzado a referirme a su persona como el Buda de Peshawar. 

Lo menos que pude hacer para reciprocar en parte toda la preciosa información impartida por el Buda de Peshawar –de historias de bin Laden a rusos y chinos que ahora presionan activamente a favor de una solución regional a la tragedia afgana– fue tratar de transmitirle el verdadero espíritu de la Europa del Renacimiento. 

Conocéis el ejercicio, ese breve período de la historia en el cual la humanidad en Occidente apuntó muy alto (con mucha ayuda de conocimiento oriental). Es verdad, se choca con ciertos obstáculos, como el intento de explicar el fanático monje Savonarola -nacido en Ferrara, quemado en Florencia– a un pastún. Terminé por presentar a Savonarola como una especie de salafista cristiano. 

También ayudó que el Buda de Peshawar se deleitara con lo mejor de la Italia culinaria, como un risotto con crema de yuca y funghi porcini. Y luego, en una cena con un grupo de sabios periodistas italianos, todos concluimos, lóbregamente, que nuestra profesión, la vieja escuela de corresponsal extranjero, estaba definitivamente muerta, justo a tiempo para pedir más cubos de vino a fin de ahogar nuestra pena colectiva.
Occidente podrá irse al pozo pero para el Buda de Peshawar apenas hay un indicio de fin de la historia a la vista. Después de ilustrar a una audiencia, en su mayoría joven, sobre los problemas de Pakistán, todavía tuvo que emprender el largo vuelo de vuelta para encarar, en una base diaria, las secuelas de esa bomba de racimo conceptual llamada “guerra contra el terror”. Si esos “expertos” y miembros de think-tanks instantáneos en Washington solo le escucharan en lugar de orar en el altar a prueba de balas del dios David Petraeus. 

Los pastunes saben un par de cosas sobre imperios caídos, y saben cómo definirlos. Antes de concluir su primer viaje a Italia, el Buda de Peshawar todavía tuvo tiempo para un pequeño tour de Roma. Me imaginaba frenéticamente lo que diría Sigmund Freud sobre esas capas romanas del subconsciente que se abrían para un nativo de Peshawar: la Roma Oriental. Bueno, ciertamente sonó excitado por teléfono. 

Todo lo que es sólido no se convierte en aire
Poco después me encontré almorzando en Milán con mi amigo Claudio Gallo, editor de noticias del exterior del periódico La Stampa. ¿Quién iba a decir que lo que comenzó como una conversación corriente sobre la Guerra Líquida se convertiría en una condena total de la modernidad líquida? 

Gallo, un fino intelecto piamontés con un fondo filosófico, lanzó un misil Hellfire a nuestra conversación. Hablábamos sobre la actual atmósfera de impotencia y furiosa pasividad en todo el mundo atlantista y el hecho de que todas las grandes identidades (política, religiosa, cultural) que habían conformado la gloria de Europa habían sido aplastadas. Todo lo que quedaba era lo que el maestro sociólogo Zygmunt Bauman había definido como modernidad líquida. 

Bueno, no realmente, dijo Gallo. Se trataba de una “fábula” vendida a la gente para convencerla de que toda resistencia es fútil: “En realidad, los centros del poder económico, la superclase que representa más o menos el 1% de la humanidad, todavía razonan según las categorías del viejo mundo sólido y estructurado, en el cual la causa y el efecto alternan según su mecánica inexorable. Para las masas la modernidad líquida es una realidad, pero su ineluctabilidad no es otra cosa que la ideología del poder global.” 

Por lo tanto estamos en un mundo que “piensa” en fogonazos de imágenes, no en procesos del pensamiento; un mundo permeado por la propaganda, que puede ser fácilmente plegable y controlable. Y mientras las elites, subrayó Gallo, siguen aplicando la misma vieja (sólida) lógica maquiavélica, este mundo se convierte rápidamente en el paisaje ideal para una dictadura global; y “es curioso que, quiéralo o no, nuestra sociedad parece estar forjando al esclavo ideal”. 

Me llevé esta imagen impactante del poder sólido inconmovible de las calles elegantes de Brera en Milán a la Piazza della Signoria en Florencia, el alma mater del Renacimiento. La Piazza della Signoria –donde quemaron a nuestro monje salafista a fines del Siglo XV– alberga ahora un museo Gucci, una oda espléndida a la cultura del consumo conspicuo que está inextricablemente ligada al turbocapitalismo. 

Cerca, en el Pallazzo Strozzi, había reservado una visita a Dinero y Belleza: banqueros, Botticelli y La Hoguera de las Vanidades, una exposición extraordinaria que explica cómo el sistema bancario moderno se desarrolló paralelamente al Renacimiento, y cómo tuvo lugar la interacción de la alta finanza, la economía y el arte (es el tema de otro artículo). Después de la exposición me obsesionó aún más la pregunta: ¿y si las elites sólidas contemporáneas en la demencia de su desmesura comenzaran repentinamente a ser invadidas por los desechos de la modernidad líquida? ¿Sin un Botticelli para ilustrar esta nueva Hoguera de las Vanidades, solo subida a You Tube? 

Tengo mi respuesta a Ocupad Wall Street
Es de nuevo 1968.
Italia – en toda su característica complejidad estéticamente agradable es tan absorbente que es fácil que te haga olvidar el resto del mundo. Bueno, el New York Times no tuvo esa excusa cuando ignoró Ocupad Wall Street, que había tenido lugar durante días enteros en su propia ciudad. Pero ahora todo el mundo lo ve, y Ocupad Wall Street se está convirtiendo rápidamente en un movimiento a escala nacional en EE.UU. 

Y por mucho que los que representan a un 99% de la población estadounidense, pacíficos, inofensivos despojos de la modernidad líquida estén furiosos y no se sientan inclinados a seguirla aceptando, las elites sólidas no tienen, predeciblemente, la menor idea de lo que está pasando. 

Pero no cabe duda; el temor comienza a carcomer sus almas. Es visible en la manera en que los políticos y sus socios de los medios corporativos ridiculizan a los manifestantes como “movimiento anquilosado”, un montón de “locos” o peor todavía, “criminales”. 

¿Te recuerdan a un “criminal” estas caras?
En una entrevista con RT [Russia Today], el experto en el sistema mundial Immanuel Wallerstein, subrayó: “Desde entonces vivimos en las secuelas de 1968, por doquier”. (Vea aquí) Sí, Ocupad Wall Street es un nieto de mayo de 1968, como en “sé realista, exige lo imposible”. 

Por lo tanto no fue ninguna sorpresa que precisamente el Elvis de la filosofía, el gran maestro esloveno Slavoj Zizek, hijo intelectual de mayo de 1968, haya salido a la Plaza Yahrir de Nueva York el domingo pasado para formular la (nueva) ley. Mientras almorzábamos, Gallo y yo también hablamos sobre Zizek; comentamos que es uno de los pocos intelectuales públicos que todavía nos hace reír, y pensar.
Zizek dijo:
“No somos comunistas si comunismo significa el sistema que se derrumbó en 1990. Recordad que los comunistas actuales son los capitalistas más eficientes e implacables. En China actual, tenemos un capitalismo que es aún más dinámico que vuestro capitalismo estadounidense, pero no necesita democracia, lo que significa que cuando critiquéis al capitalismo, no permitáis que os chantajeen diciendo que estáis contra la democracia. El matrimonio entre democracia y capitalismo se acabó.”
Para complementar ese misil Hellfire conceptual, Zizek agregó:
“El único sentido en el que somos comunistas es que nos interesa lo que es común. Lo que es común en la naturaleza; lo que es común en lo que está privatizado por la propiedad intelectual; lo que es común en la biogenética. Debemos luchar por esto y solo por esto. El comunismo fracasó absolutamente. Pero los problemas de lo común están presentes.”
Os dicen que aquí no somos estadounidenses. Pero los conservadores fundamentalistas que afirman que son realmente estadounidenses tienen que ser recordados de algo. ¿Qué es el cristianismo? Es el espíritu santo. ¿Qué es el espíritu santo? Es una comunidad igualitaria de creyentes unidos por el amor del uno por el otro, y quienes solo tienen su libertad y su responsabilidad para hacerlo. En este sentido, el espíritu santo está ahora y aquí, y allá en Wall Street hay paganos que adoran ídolos blasfemos. Por lo tanto todo lo que necesitamos es paciencia”.
¿Cómo es eso, que los realistas exijan lo imposible, que los despojos de la modernidad líquida denuncien las mentiras y crímenes de las elites sólidas? No pude evitar que me emocionara esa conexión Florencia-Nueva York; el nacimiento –tal vez– de un nuevo humanismo ¿Las semillas de nuestro neo-Renacimiento? 

Contra todas las adversidades, en todo su modo gloriosamente descentralizado, Ocupad Wall Street parece ofrecer por lo menos una hoja de ruta global para la Lucha contra el Poder. Estoy seguro de que el Buda de Peshawar lo aprobaría, porque también implica luchar contra las guerras del Poder. Como dice Zizek: “sabemos que a menudo deseamos algo pero no lo queremos realmente. No tengáis miedo de querer realmente lo que deseáis”. “Amos autonombrados del Universe, tened miedo. Tened mucho miedo.

Pepe Escobar,  es autor de “ Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War ” (Nimble Books, 2007) y “ Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge ”. Su último libro es “ Obama does Globalistan ” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com .
Asia Times Online,
Rebelión
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

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