sábado, 23 de febrero de 2013

#23F. ¿Cómo rompe la Marea?

«El mito de la huelga general era capaz de evocar de forma instintiva todos los sentimientos (…) La huelga general agrupaba todos esos sentimientos en una imagen coordinada, y poniéndolos todos juntos, le daba a cada uno la mayor intensidad»
Wu Ming Foundation, El lado práctico de la creación de mitos (en tiempos de catástrofe)
 
Durante los últimos meses, la “Marea de Mareas” se ha construido como una corriente subterránea. Una corriente que ha ganado legitimidad por la fuerza de su choque contra las rocas que el gobierno zombie iba poniendo en el camino de los movimientos; por la fuerza de su movimiento que ha actuado como un enorme polo de atracción. Un imán que galvanizaba su potencia de atracción en dos direcciones. Por un lado permitía la incorporación de colectivos, agrupaciones, asambleas de barrio, comisiones de trabajo, etc., al diseño de la convocatoria, haciendo un efecto llamada sobre redes cada vez más amplias. Tal ha sido su capacidad para construir la legitimidad de la propuesta. Por otro (y esto es lo que creemos más importante) levantaba el propio mito de la “Marea de Mareas“. Y es esta imagen lo que ha permitido abrir un marco de posibilidad y de necesidad, la posibilidad de encontrarnos a partir de la singularidad de cada marea y de cada lucha en un anhelo común. Este es: el fin de la austeridad y la caída del gobierno zombie. Precisamente la impugnación general de la situación que propone la convocatoria del 23F es lo que la la ha hecho tan atractiva y para tantísimas personas.
 
Uno de los acontecimientos más destacables del desborde de una convocatoria, que ya intuimos masiva, ha sido la comunicación entre profesionales de los sectores públicos utilizando bombardeos de mailing, whatsapp, etc. La proliferación del mensaje “Mareas Unidas” ha desbordado incluso a los cuadros sindicales de CCOO y UGT que han visto cómo sus bases compartían la convocatoria sin necesidad de permiso o control.
 
Otra de las cuestiones importantes es que la convocatoria apela, también, a todos aquellos que no tienen una Marea, que no participan del empleo público, que están en paro, en precario. A quienes entienden (entendemos) las Mareas como un lugar en el que no defendemos tan solo unos puestos de trabajo, sino los servicios públicos y también, y por encima de todo, un proyecto democrático. El proyecto democrático y de organización social que la propia aparición de las Mareas pone sobre la mesa: No a los recortes, no a la privatización, no al régimen de escasez, participación colectiva en los asuntos comunes, control ciudadano de los servicios públicos, alianza entre profesionales y usuarios/as, caída del gobierno.
 
El 23 de febrero vamos a salir a la calle para hacer que ese mito se haga carne, para poner el cuerpo. La pregunta que queda en el aire es ¿cómo pasamos del tiempo del evento al tiempo del proceso? ¿Cómo hacemos para que la Marea arrastre y genere sedimento, para que no sea sólo espuma, para que tras su paso no queden  «cuatro lapas» como decía un cargo del PP? ¿Cómo tumbamos al gobierno y al sistema actual de partidos y avanzamos en el proceso democrático que ya está, irremediablemente, encima de la mesa? En definitiva, ¿cómo rompe la Marea?
 
Madrilonia.org
 

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