Una nueva señal de que el 15M (internacional) debe aspirar a generar
un nuevo perfil de políticos que construyan la Europa que nos merecemos
la ha dado el siempre oportuno presidente del Eurogrupo, Jean Claude
Juncker, que ha entonado el thacheriano “There is no alternative”. Un
“no existe otra opción” que pretende, aunque no lo dice, igualar las
leyes del irracional y asimétrico mercado de capitales a las de la
Física –para lo que también ignorará las novedades introducidas por la
Teoría de la relatividad y determinados experimentos que nos llevan a
dudar de muchas cosas puramente científicas… A lo mejor se les ocurriría
algo si dedicaran el tiempo suficiente a las instituciones que se
supone que representan a los ciudadanos, que están pudiendo comprobar
cómo el precariado se instala irremisiblemente en la otrora cuna de la
civilización de los derechos y el pleno empleo. Estos dirigentes podrían
reflexionar, por ejemplo, sobre algo como lo que sigue:
- Lo tocable y lo intocable. Las reformas
consisten, en definitiva, en hacer disminuir con facilidad tanto el
gasto público como los salarios de los funcionarios y las pensiones,
entre otros. Nos referimos a los soportes de la economía real, que
paradójicamente está saneando los balances de la financiera. Sin
embargo, existe una dimensión económica que, por ahora, no se ha querido
tocar: unos mercados financieros y unas operaciones informáticas
lucrativas que se repiten a velocidades desconocidas durante las 24
horas del día en todo el mundo. Se protege, indirectamente, un mecanismo
que no rinde cuentas ante nadie y, peor, se lo deja aparte, como si
fuera poco menos que natural e invariable. Es hora de que los ciudadanos
comencemos a tener propuestas cualificadas sobre este asunto.
- Perder un miedo que no sabemos si se tiene. Los
responsables de la eurozona marean la perdiz para no aceptar lo que es
ahora mismo innegable: que Grecia no puede financiarse a largo plazo y
que su quiebra es inminente. Las razones para prolongar el potro de
tortura: no quieren enfadar a las agencias de rating –que ponen notas a
los bonos públicos de los estados y son la guía perfecta para los
especuladores- ni tampoco que se activen los terribles CDS –‘Credit
default swaps’ o seguros contra impago, en este caso, de la deuda
helena; estos vienen suscritos entre especuladores, inversores, fondos y
bancos entre sí y, en caso de la quiebra, supondrían una
desestabilización financiera en la medida en que muchos tendrían que
pagarse a otros tantos una inflada cantidad de dinero, puesto que además
constituyen un instrumento especulativo-. ¿Por qué no atamos en corto,
primero, a las empresas privadas y a los instrumentos especulativos,
para proceder después a una quiebra ordenada (y justa, sin vencedores ni
vencidos) de los estados gangrenados por esta sangría?
- Hacer los pocos deberes suscritos. Si lo
anterior no se realiza por “prudencia” o “responsabilidad” –y recordemos
que un ministro, sea Acebes, sea Solbes, sea Salgado, mentirá siempre
con responsabilidad -, al menos, nuestros gobernantes europeos podrían
poner en marcha las reformas financieras que se anunciaron para junio de
2010 y de las que poco sabemos. Entre ellas estaba la creación de una
agencia de calificación pública que hiciera frente a Standard and Poors,
Moody´s y Fitch y que contrarrestara el impacto del oligopolio del
rating en los mencionados mercados.
- Otros globos sonda son posibles. Si las alarmas
de Juncker, de Merkel, Schauble, del diario Bild, Financial Times
Deutschland, etc. desatan las bajas pasiones en los mercados, también se
podría adjudicar a estos altavoces la tarea de abrir algún debate
constructivo de vez en cuando, que contribuiría a estabilizar un poco
la situación: por ejemplo pronunciarse hipotéticamente a favor de la
emisión de eurobonos –que se canjearían con los bonos de los países
periféricos y gracias a los cuales estas naciones (PIGS) no tendrían que
pedir dinero a los especuladores-; por otro lado, se podría anunciar la
posibilidad de creación de un Fondo Monetario Europeo, un nuevo
objetivo inflación (por ejemplo, del 4% frente al 2% actual) o, por qué
no, un verdadero Tesoro continental que sirviera para evitar los
disfuncionales desequilibrios entre naciones.
- Devolver las ayudas. Si tan responsables nos
hemos vuelto todos, podríamos tener la sensatez y el sentido común de
canjear deudas por deudas: al haber ayudado a la banca con avales,
aumentando el fondo de garantía de depósitos, creando el FROB en España,
etc., también podríamos exigir a estas instituciones privadas que
compraran nuestra propia deuda pública a bajos tipos de interés (por
debajo del 2,5%, por ejemplo), o bien, que estas empresas nos
descontaran la deuda pública que tienen en sus activos por la inyección
de liquidez que se les está prestando. Parece complicado pero, en
realidad, como todo, es bastante sencillo: que se devuelva lo prestado.
- Si no sirven para otra cosa, eliminémoslos. Se
podría llevar a cabo un estudio profundo sobre las funciones que cumplen
los instrumentos más especulativos en los mercados financieros. La
argumentación liberal hace referencia a que herramientas –CDS, Hedge
Funds, etc.- contribuyen a inyectar liquidez en un sistema que de otro
modo entraría en una grave crisis. ¿En una situación peor que aquella
hacia la que nos acercamos nosotros? Un comité de expertos (plural, por
primera vez) debería valorar los pros y los contras: si los costes son
mayores que los beneficios, estos vehículos financieros deberían ser
eliminados y prohibidos.
- Una reforma e investigación verdadera de los paraísos fiscales.
Nada más ser elegido, el presidente Obama dijo lo siguiente: “En las
Islas Caimán hay un edificio que tiene 300.000 empresas alojadas: o es
el más grande del mundo, o es la mayor estafa que nos han colado nunca”.
Lo siguiente que hizo fue tragar con unas exigencias pactadas con un
tal Colin Powell (no es el mismo de Bush), precisamente ¡el
representante del lobby de los paraísos fiscales! Resultado: doble
blanqueo y unas migajas de euros y dólares de vuelta a nuestros
esquilmados Estados. ¿No es hora de que situemos culturalmente a los
grandes defraudadores a la altura de los traficantes de armas? ¿No hay
medios para que nos devuelvan un dinero que es nuestro?
Cuando el tiempo se dedica a pensar en algo más que unos pocos
intereses y unas políticas completamente ideologizadas, surgen ideas
mucho mejores que las que salen de una reflexión amateur como esta. En
este blog, si los lectores así lo quieren, podríamos entablar un debate
entre distintas sensibilidades y puntos de vista sobre estos problemas.
Nosotros también tenemos la tarea de exigir un nuevo proyecto coherente y
consistente. Manos a la obra
Público
http://blogs.publico.es/andresvillena/2011/06/21/15-m-alternativas-contra-el-%E2%80%9Cno-hay-alternativa%E2%80%9D/
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