martes, 31 de enero de 2012

La dependencia europea de tierras ajenas

Un nuevo estudio desvela la magnitud de las necesidades europeas de tierras de otros países. Un estudio encargado por Amigos de la Tierra Europa al Sustainable Europe Research Institute (SERI) pone de manifiesto los intercambios virtuales de tierras en el mundo, es decir los intercambios relacionados únicamente con las tierras dedicadas al cultivo de productos de exportación. Por otra parte, la hoja de ruta “Por una Europa eficiente en la utilización de los recursos” de la Comisión Europea viene a comprometer a Europa en la medición y mejor administración de su consumo global de tierras (1). El informe traza las huellas ecológicas (2) globales en las tierras, vinculadas a la importación de productos agrícolas y forestales, del conjunto de países de la Unión europea y de otros países como los EE.UU., Australia, India y Brasil. Este estudio atestigua que el valor de esa huella es un buen indicador del grado de apropiación de recursos naturales. Pone en evidencia la magnitud del consumo europeo en la materia, como también su dependencia de otros países del mundo. Esta investigación nos demuestra que:

· Europa es el continente más dependiente de la “importación” de tierras.

· Seis de los diez países que más tierras importan son europeos: Alemania, Reino Unido, Italia, Francia, los Países Bajos y España. Alemania y el Reino Unido importan más de 80 millones de hectáreas por año.

· El consumo promedio europeo en tierras es de 1,3 Has por persona y en países como China e India el consumo es de solo 0,4 Has por persona.

· Alrededor de un 69% de las tierras utilizadas para responder a la demanda europea de productos agrícolas y forestales se halla ubicado fuera del continente.

· Se puede apostar a que la demanda europea ha crecido desde 2004, último año del que se disponen datos. Se puede apostar también a que seguirá aumentando, debido al crecimiento de la demanda europea de energías obtenidas de la biomasa y de los agrocombustibles.

1.- Introducción
Europa importa anualmente masivas cantidades de productos alimenticios y otros productos procedentes del resto del mundo. Es posible cuantificar las cantidades importadas pero, ¿con qué extensión de tierras se corresponden? ¿Qué superficies se destinan a la producción de estos alimentos y productos? El presente informe es un resumen de los aspectos más destacados de este nuevo estudio destinado a medir las huellas dejadas por Europa sobre las tierras de los demás países del mundo, para responder a las necesidades de productos agrícolas y forestales. La noción de huella ecológica en las tierras que se utilizan representa la cantidad de tierras que un país destina a su consumo doméstico y de las que toma “prestadas” a otros países de los que importa productos alimenticios o ropa una vez hecha la deducción de las que destina a productos de exportación.

La hoja de ruta “Por una Europa eficiente en la utilización de los recursos” de la Comisión europea ha precisado el deseo de que el consumo global de tierras europeas forme parte integrante de la tabla de indicadores destinados a medir el uso de los recursos de Europa, respondiendo así a una exigencia de amigos de la Tierra Europa y del SERI que habían instado a Europa a medir su huella en tierras, agua, carbón y materia primas (3).

El estudio muestra que los elevados niveles de consumo europeos y el apetito por productos como la carne, los lácteos, la madera y otros productos forestales, que requieren particularmente grandes superficies eleva a Europa al escalón más alto en términos de huellas territoriales.

La elección de producir para la exportación puede producir efectos benéficos en la economía nacional, pero puede ser también sinónimo de acaparamiento de tierras, de pérdida de la biodiversidad, de destrucción de los medios de vida de las poblaciones locales, de confiscación de los recursos naturales. Donde además las desigualdades de acceso a la tierra se traducen directamente en otras desigualdades tales como el acceso a la salud y a la calidad de vida. Estas desigualdades no podrán reducirse si no se ataca el consumo excesivo, con el riesgo de ver acrecentarse la presión sobre las tierras.

La huella en la tierra permite determinar precisamente cuál es la demanda global en tierras (superficies, usos) y puede utilizarse para identificar de qué forma Europa –u otras regiones ricas- puede reducir sus necesidades en tierras. Reducir la cantidad de tierras necesarias es la única manera de garantizar un mundo más equitativo y rico en biodiversidad. Este documento muestra los resultados más destacados para Europa.

2.- Cómo se calcula la huella ecológica en tierras
La metodología utilizada en este estudio para calcular la huella ecológica nacional en “tierras” se basa en una combinación de datos relativos a la afectación de tierras elaborados por la FAO y de datos que resultan de los intercambios comerciales de productos del Global Trade Analysis Project (GTAP). Solo se han considerado los datos relacionados con los productos alimenticios y los productos forestales. De modo que las tierras dedicadas a la producción minera o industrial no se han tenido en cuenta.

Esta metodología atribuye la superficie de tierras utilizadas para la producción de bienes para el país destinatario/consumidor final de dichos bienes. Tiene en cuenta las tierras que se pueden “incorporar” a los productos (como por ejemplo las tierras utilizadas para producir forraje destinado a la hacienda, destinada a su vez al consumo de carne). De este modo el sistema puede evidenciar las transferencias de producción a otras partes del mundo. Los cálculos se han realizado sobre 1997 y 2004, debido a que la GTAP no disponía de datos más recientes. Hay que destacar que la huella se puede calcular en cada producto en particular, pero ello supondría utilizar un método que identificase cuáles son las tierras que realmente se destinan a un producto determinado.

3. Resultados de la investigación
Algunos puntos clave:

3.1 Una alta demanda europea. Europa es la segunda región más consumidora de tierras. Los EE.UU. están en primer lugar con un consumo de 900 millones de hectáreas, seguidos por Europa con 640 millones de hectáreas. Esto significa que Europa utiliza el equivalente a 1,5 veces su propia superficie. A la UE le sigue China (500 millones de hectáreas) y luego Rusia y los países de la antigua URSS con 330 millones de hectáreas.

3.2 Los países europeos más dependientes de tierras importadas son Alemania y el Reino Unido. Cada uno importa alrededor de 80 millones de hectáreas, de las cuales un 10% procede de otros países de Europa y el 70% de países fuera de la UE. En ambos casos estas importaciones se vinculan a la producción de alimento para el ganado y por lo tanto al consumo de carne. Europa es el continente con mayor dependencia de tierras importadas con el objeto de satisfacer sus altos niveles de consumo. En el 2004, sobre una demanda de los 27, de 640 millones de hectáreas, 375 procedían de fuera de la UE. En otros términos el 58% de las tierras utilizadas para satisfacer las necesidades europeas proceden de tierras extra europeas, en su mayor parte de China, de la Federación Rusa, de Brasil y Argentina.

Evolución de la demanda en tierras. La demanda europea por persona aumentó entre 1997 y 2004. Los Países Bajos por ejemplo duplicaron su consumo de tierras en menos de diez años. Otros países como Finlandia, Luxemburgo e Irlanda han tenido también aumentos significativos de sus demandas por persona, los datos más recientes son de 2004, es decir antes del aumento de las importaciones de biocombustibles y de biomasa. Lo que hace presagiar un notable aumento de la huella europea en tierras.

4. Conclusiones
Los amigos de la Tierra Europa y del SERI han puesto en evidencia nuevos elementos que confirman la dependencia europea tanto en lo referente a utilización de sus propias tierras como las de otros países. Europa importa enormes superficies de tierras y su consumo per cápita es mucho más importante que la de la mayoría de los países del mundo Ahora bien, se espera que la población mundial llegue a los 9.000 millones de personas en 2050, por ende no será posible proveer equitativamente las necesidades mundiales sin una reducción significativa de la huella europea. Pero la demanda de tierras no deja de aumentar. El aumento de los ingresos en países como China e India incrementa esta demanda, especialmente debido al aumento del consumo de carne. Al mismo tiempo Europa y otras regiones han acelerado su demanda de biocombustibles y de biomasa para la producción de energía, sin tener en cuenta los efectos que producirán sus huellas en las tierras.

La huella de tierras en Europa tiene grandes impactos económicos. Los productos en los que el factor tierra es el elemento principal de la producción van a ver aumentar los costos de producción –algo que ya es una realidad en los productos básicos-. El aumento de las necesidades de disponer de tierras se traduce en un fenómeno de acaparamiento que tendrá asimismo impacto sobre el costo de las importaciones europeas, sin contar las considerables consecuencias económicas, sociales y ambientales para los países involucrados.

Recomendaciones
Por razones económicas, sociales y ambientales la UE debe tomar medidas urgentes con el objeto de desarrollar políticas coherentes destinadas a evaluar y reducir su huella en las tierras. La UE debería:

· Poner a punto una metodología estándar para medir su huella en las tierras y publicar los datos necesarios para su evaluación.

· Anticipar la evolución de la huella en tierras de Europa pidiendo a los estados miembros la publicación anual de su propia huella en las tierras.

· Utilizar la medida de la huella en tierras en la evaluación del impacto de la UE y de sus Estados miembros para poner en marcha políticas susceptibles de reducir la huella europea y prevenir todo incremento en los Estados miembros.

· Apoyar a los actores económicos y de la cadena de aprovisionamiento de Europa facilitando el acceso a una metodología clara y los consejos necesarios para medir la huella de sus productos en las tierras en que se producen (así como también la huella en materias primas como el carbón, el agua, etc.).

· Desarrollar una política dirigida a reducir el uso de los recursos. La importación virtual de tierras (y de los demás recursos) tiene un costo financiero real. Considerando que los precios de los recursos tenderán a aumentar, sería sensato para la industria medir la amplitud de su huella con el objeto de reducirla.

· Lanzar urgentemente un proceso que encare la fijación de objetivos de reducción de las huellas en tierras. Está claro que esta huella debe disminuir. Es posible definir un objetivo para 2013 como se ha sugerido en la hoja de ruta. “Por una Europa eficiente en el uso de los recursos”. Esta hará que la economía europea sea más resistente y que reduzca el impacto de Europa en el resto del mundo.

Para mayor información el informe se halla disponible en: www.foeeurope.org/publications/2011/Europe_Global_Land_Demand_Oct11.pdf

Notas:

(1) Comisión Europea (2011), «Feuille de route Pour une Europe efficace dans l'utilisation des ressources»

(2) La huella ecológica es un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos (Wikipedia) http://ec.europa.eu/environment/resource_efficiency/pdf/com2011_571_fr.pdf

(3) Friends of the Earth Europe (2010),“Measuring our resource use: A vital toolin creating a resource-efficient EU” http://www.foeeurope.org/publications/2010/measuring_resource_use.pdf

Susana Merino
Rebelión

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