España es un país sin petróleo, ni uranio, ni gas. Posee carbón de mala
calidad y muy contaminante. Esto provoca una situación de debilidad y
dependencia energética del exterior, colocándonos a expensas de la
especulación de los mercados o de las crisis internacionales
energéticas. Sirva como ejemplo, que la denominada “primavera árabe” nos va a costar en el año 2011 el 1,5% del PIB nacional, unos 15.000 millones de euros.
Podemos
afirmar, que los tiempos del petróleo barato se han acabado (ver los
informes de la Agencia Internacional de la Energía), debido a su próxima
escasez. La situación energética, como podemos ver es complicada. A
ello debemos añadir el cambio climático, que es un problema real y de
efectos inmediatos, por lo cual estamos obligados a un nuevo modelo
energético, basado en la sostenibilidad económica y ambiental.
La
realidad energética nos habla de reservas de petróleo que se agotarán
antes de cuarenta años, las de gas en sesenta años, las de uranio antes
de ochenta años y el carbón se da de bruces con el cambio climático. A
todo este panorama pesimista, estamos asistiendo a que países como
China, India, Brasil……… están demandando cada vez mayor cantidad de
energía para su desarrollo, con lo que acelerara todo el proceso
energético.
Una de las grandes carencias que como país hemos
tenido es la falta de una verdadera política energética. Tanto el
Partido Popular como el Partido Socialista, hacen sus planes sin ninguna
conexión unos de otros. Una política mínimamente coherente ha de tener
una visión de entre quince y veinte años. El tener una política
energética coherente es una cuestión clave para nuestro futuro como
país, para garantizar la seguridad y soberanía.
España no es hoy
capaz de reunir los cuatro aspectos básicos de la sostenibilidad
energética: coste asequible, abundancia, limpieza medioambiental y
seguridad de suministro.
Este plan debe de recoger políticas
claras de competitividad empresarial, política industrial, desarrollo
tecnológico, seguridad de suministros y acabarse de una vez con
demagogias y políticas ideologizadas absurdas, dejando de pensar en el
beneficio de determinadas empresas y no en el país. Tenemos los
siguientes problemas energéticos:
Tarifas. Ante esta
carencia de política energética y la falta de celo en conocer el coste
real de la energía que se produce en nuestro país, hemos llegado al
absurdo de deber a las empresas eléctricas, que operan en nuestro país,
la cantidad de 23.000 millones de euros, casi el 2,1% del PIB, por lo
que ellas llaman desfase tarifario.
Muchos analistas dudamos, de
que exista este déficit tarifario. Estas tarifas eléctricas, que son
cocinadas por las multinacionales que operan en nuestro país, son uno de
los misterios mejor guardados. Con los datos ya conocidos de esta
tarifa no les debemos
nada. Es más, debería abrirse un proceso
investigador de estas tarifas y ser sancionadas por formar un auténtico
monopolio en la fijación de precios en contra de la llamada libertad de
los mismos, por supuesto alejados del coste real de la energía.
Recientemente
Endesa ha salido diciendo, que la energía debería ser un 30% más cara.
Como vemos, tenemos un problema muy grave en el precio de la
electricidad junto a esta supuesta deuda.
Empresas. El
problema que tenemos, es que en 1998, todo nuestro sistema empresarial
eléctrico era nacional. Hoy ya el 50% del mismo está en manos
extranjeras. Un caso emblemático de la estupidez de nuestros políticos
es el de Endesa. Veamos. Endesa era la gran empresa nacional del Estado,
la joya de la corona. En nombre de la modernidad y siguiendo los
procesos liberalizadores propugnados por la Comunidad Europea, se
privatizó a precio de saldo, para los amigos del PSOE y del PP. Sin
embargo Alemania, Italia o Francia no siguieron estas recomendaciones y
no las privatizaron. Ahora sus empresas, son del Estado y pueden
realizar políticas de seguridad energética.
Para mayor escándalo,
Endesa ha acabado siendo una empresa del Estado italiano a través de
Enel. No servía como empresa del estado español para acabar siendo
dirigida por el Estado italiano, a esto se le llama ser inteligente
verdad Sres. de PP y PSOE.
Sin conexiones exteriores. Otro
de los problemas energéticos del país es la falta de conexiones
eléctricas, por lo cual hace que perdamos energía al no poderla
exportar. Este aspecto es de urgente solución. Este tapón fronterizo
francés, impide al sistema eléctrico nacional, muy productivo, descargar
sus excedentes y rentabilizarse con sus exportaciones a Europa.
Dependencia exterior.
España está más amenazada que el resto de países de su entorno. El
futuro pasa inevitablemente por las energías renovables. En el año 2008,
la generación de energías renovables permitió rebajar nuestra
dependencia energéticas desde el 82% al 79%, lo que supone un ahorro de
2.066 millones de euros a nuestro déficit comercial. Por otro lado, las
exportaciones en energías renovables ascendieron a 3.600 millones de
euros.
En Europa. la dependencia energética es del 50% y el 25%
en Estados Unidos. Está claro que debemos apostar por las energías
renovables para ganar seguridad e independencia. Pero este tipo de
energías son de naturaleza intermitentes, por lo que obliga a disponer
de fuentes paralelas de producción
Un mix energético inapropiado.
El actual mix energético es del 47% por productos petrolíferos, el
23,4% de gas natural, el 12,1% pro la energía nuclear, el 11,6% por
renovables y el 6,2% por carbón. Por otro lado, destaca que nuestro
transporte de mercancías es un 98% por carretera y sólo el 2% por
ferrocarril, lo que provoca un gran despilfarro energético.
Debemos
ir disminuyendo la aportación de productos petrolíferos y de energía
nuclear. Debe cerrarse las centrales nucleares cuando se cumpla su ciclo
de vida.
Nuestro nivel de inversión en renovables es muy
costoso, pero con la mejora tecnológica continua que se está
produciendo, hará que los precios de esta sean cada vez más competitivos
y ya está muy cerca ese momento.
Sin política de ahorro energético.
Las políticas de ahorro deben de ser uno de los puntos principales para
el país. La AIE considera que se puede ahorrar un 10% de la energía que
consumimos, eso facilitaría nuestra competitividad.
No puede
ser, que en el último Consejo de ministros del día 18 de noviembre, a
petición del ministro de Industria, Miguel Sebastián, se haya aprobado
subvencionar la producción hidroeléctrica favoreciendo a Iberdrola,
cuando nunca se debería subvencionar dicha energía
Se necesita
una nueva estructura energética, con menos petróleo y más energía
eléctrica, al que junto por la apuesta por las renovables, debería
unirse el ahorro. Es hora ya de elaborar un plan energético nacional
basado en el consenso político, económico y social, que abarque todo lo
anteriormente expuesto y que tenga una mira de por lo menos veinte años.
Edmundo Fayanás Escuer
Rebelión
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