Presentación del editor
Según
la Wikipedia, “el crecimiento económico es el aumento de la renta o
valor de bienes y servicios finales producidos por una economía
(generalmente un país o una región) en un determinado período. A grandes
rasgos, el crecimiento económico se refiere al incremento de ciertos
indicadores, como la producción de bienes y servicios, el mayor consumo
de energía, el ahorro, la inversión, una balanza comercial favorable, el
aumento de consumo de calorías per cápita, etc. El mejoramiento de
estos indicadores debería llevar teóricamente a un alza en los
estándares de vida de la población.” [1]
También según la Wikipedia, “El decrecimiento es una corriente de
pensamiento político, económico y social favorable a la disminución
regular controlada de la producción económica con el objetivo de
establecer una nueva relación de equilibrio entre el ser humano y la
naturaleza, pero también entre los propios seres humanos. Rechaza el
objetivo de crecimiento económico en sí del liberalismo. [2]
Este artículo de Pedro Prieto, Vicepresidente de la Asociación para
el Estudio de los Recursos Energéticos (AEREN) y miembro del panel
internacional de la ASPO (The Association For the Study of Peak Oil and
Gas), es una reflexión crítica sobre los retos energéticos que afronta
nuestro planeta en esta segunda década del siglo XXI a causa del cada
vez más cercano declive en la producción de combustibles fósiles. Parece
axiomático que bajo el envoltorio financiero de la crisis económica
actual se esconde agazapado un monstruo mucho más feroz que el de las
irrestituibles deudas soberanas de prácticamente todos los Estados del
mundo: el de la crisis energética. Sin la energía necesaria para
mantener en marcha la máquina insaciable del capitalismo será imposible
seguir creciendo y, pese a ello, son muy pocas –y poco escuchadas– las
voces que se alzan para inyectar sentido común en las mentes de los
líderes políticos que, como ciegos, cada día nos acercan más al
precipicio de un utópico crecimiento, ignorando –¿o quizá ocultando?–
que decrecer ha dejado de ser una opción para convertirse en algo ya tan
ineludible como respirar o morir.
Prieto toma aquí como excusa una polémica, a propósito del decrecimiento, que en fechas recientes tuvo lugar en el sitio web www.rebelion.org
entre un economista socialdemócrata y un ecologista. Por supuesto, el
artículo que sigue a continuación no necesita de dicho contexto y puede
leerse de forma independiente. Quienes no obstante deseen acceder a la
polémica pueden hacerlo en estos enlaces:
Manuel Talens, Tlaxcala
* * *
He seguido con interés el debate que mantuvieron Juan Torres López y Toño Hernández en las páginas de Rebelión a propósito del concepto de decrecimiento
y, dado que discrepo con algunas de las propuestas de ambos, me permito
aportar un enfoque ligeramente matizado en las líneas que siguen.
Para empezar, tengo por cierto que, según cómo se plantee, el concepto de decrecimiento
puede adolecer de inconsistencias. Por otra parte, a pesar de que
siento simpatía por aquellos que de buena fe tratan de seguir
“creciendo” en este mundo finito, coincido con Torres López y Hernández
en que ese tipo de “crecimiento” también adolece de inconsistencias.
En primer lugar, creo obligado fijar unos principios para el planteamiento de mis puntos de vista.....
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