domingo, 30 de diciembre de 2012

Las incontables pequeñas acciones de la gente desconocida

-Desde el año 2007 unas 400.000 familias han perdido su vivienda por no poder pagar la hipoteca. En este año 2012 que ahora termina se ha alcanzado el récord de desahucios: 49.702 solo de enero a septiembre, un 15,9% más que los del mismo periodo de 2011.

-El porcentaje de desempleo supera el 25%.

-Los ricos concentran más riqueza que nunca, tanto en España como a nivel global.

-Los sueldos se han reducido, así como los servicios públicos y, por tanto, la inversión contra la pobreza y la exclusión social.

-El pago de la deuda se ha impuesto como prioridad. En Madrid, por poner un ejemplo, de los impuestos que paga un madrileño medio, 323 euros van destinados a pagar la deuda de los bancos, y solo 36 euros a inversiones.

-El Banco Central Europeo presta dinero a la banca privada a un interés menor del 1%. El Estado emite deuda pública, que los bancos compran a intereses que han llegado a estar entre el 6 y 7%. Es decir, ‘venden’ un dinero a España y en esa transacción, a la vez que ganan, arruinan el país, porque aumenta la deuda pública. Si el Banco Central Europeo diera dinero directamente al Estado, y no a la banca privada, la deuda pública sería mucho menor.

-Mientras los bancos pagan un 1% de interés por el dinero que reciben, los ayuntamientos y las comunidades autónomas tienen que pagar por sus deudas intereses cercanos al 5%, impuestos por la banca y avalados por el Gobierno.  

-Las ganancias de los más ricos han crecido una media del 8,4% durante 2012.

-Las Sicav seguirán tributando al 1%, y el gobierno justifica este privilegio argumentando que si no, ese capital se iría del país. A quienes no poseen riqueza se les niega, sin embargo, toda ventaja fiscal. De esa forma se pretende dibujar un país por y para los ricos.

-Las 100 mayores fortunas de la Bolsa suman 78.518 millones de euros.

-El índice de miseria en España alcanza el 26,4%, un 15,5% más que hace cinco años.

Frente a esto, se ha articulado una lucha protagonizada por movimientos sociales como el 15M, iniciativas impulsadas por organizaciones como Juventud sin Futuro o la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Se han tejido uniones impensables hace tan solo unos meses en sectores como la sanidad o la educación, se suceden las protestas, las huelgas, las concentraciones, los actos de desobediencia civil en un ambiente donde más gente, interesada en acceder a la información sin propaganda, está experimentado un despertar, consciente de que esta crisis no es un desastre natural, sino consecuencia de unas políticas y actitudes que podían haberse evitado, si hubiera habido voluntad.

Toda una maquinaria propagandística trabaja al servicio de quienes acumulan la riqueza y el poder, con el fin de mantener al resto de la población dominada y engañada. Por eso mismo es imprescindible el cuidado de la información, del cómo: Cómo se cuenta la realidad, lo que está pasando, de forma que pueda ser comprendido por todos.

La información de carácter divulgativo, con la intención de contar sin parcialidades cuál es el funcionamiento del actual sistema económico, es de vital importancia. Es todo un reto, teniendo en cuenta que la principal arma de aquellos que dominan los medios de producción económicos y financieros es el control de las creencias, de las actitudes, del relato de la historia.

Ya se han registrado cambios en la narración de la realidad, conquistados por movimientos como el 15M en España, Occupy en Estados Unidos o, de otra forma, los movimientos sociales surgidos en el mundo árabe. Todos ellos han sido capaces de imponer en la agenda política o en el debate público determinados discursos que antes eran subterráneos y muy políticamente incorrectos. 

Han iniciado luchas en contra la desigualdad, representada en los desahucios, en las subastas de viviendas secuestradas por los bancos, en la privatización de la sanidad, en la doble vara que las autoridades emplean para imponer castigos: amnistías para grandes y acaudalados defraudadores, multas, detenciones e incluso cárcel en régimen de aislamiento para quienes participan en protestas .

Se han ganado ya pequeñas batallas, y podrán ganarse otras mayores “con el suficiente apoyo popular”, algo que siempre subraya Noam Chomsky en sus análisis de las luchas sociales. Puede parecer una obviedad, o una reflexión inocente, pero es así: ciertas acciones de reivindicación, con el suficiente respaldo popular, conseguirían sus objetivos. Ese ‘suficiente apoyo popular’ depende del nivel de implicación que cada ciudadano quiera adoptar. 

Este año, por ejemplo, Chomsky mencionaba lo siguiente:
“En 1977, la U.S. Steel decidió cerrar una de sus grandes instalaciones. En lugar de limitarse a irse a sus casas, los trabajadores y la comunidad decidieron unir fuerzas y comprársela a U.S. Steel, entregársela a los trabajadores y convertirla en una empresa llevada y gestionada por trabajadores. No ganaron. Pero con el necesario apoyo popular podrían haberlo logrado. (...) 
"Hace un año, en un suburbio de Boston ocurrió algo similar. Una multinacional decidió cerrar una fábrica que funcionaba y era rentable. Los trabajadores y el sindicato se ofrecieron a hacerse cargo de ella y gestionarla por sí mismos. La multinacional decidió en cambio cerrarla, probablemente por una cuestión de conciencia de clase. Si hubiera habido suficiente apoyo popular, si se hubiera implicado un movimiento como éste [en referencia a Occupy], podrían haber tenido éxito”. ( Discurso de Chomsky en memoria de Howard Zinn, en Occupy Boston)

Con una información bien difundida, explicada y libre de servilismos se podría conseguir ese apoyo popular. Porque lo que la gente está pidiendo y defendiendo son causas nobles a las que nadie, en su sano juicio, se opondría: un mundo más justo, con más igualdad, más solidario, capaz de ofrecer una vivienda digna, un trabajo digno, una atencion médica y una educación gratuitas de calidad para todos.

Cuando conocí al historiador estadounidense Howard Zinn, en febrero de 2005 en Nueva York, me habló de algo que tantas veces antes había escrito y tantas veces después volvió a repetir: La importancia de las “incontables pequeñas acciones de la gente desconocida” que conforman la base de “esos momentos grandes” que entran en la Historia. 

Este es uno de esos momentos en los que todo suma y en los que la suma de uno más uno más uno más uno...marca la diferencia. 
 
Olga Rodríguez
Eldiario.es

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