No es fácil de explicar porque precisamente los concentrados critican el funcionamiento de la democracia y piden cambios y el ejercicio de la democracia queda cuestionado cuando se otorga a los partidos políticos el monopolio de las manifestaciones, los mítines y la petición de voto, Los ciudadanos parece que solo quedan para escuchar y callar.
Llevamos días hablando de estas movilizaciones, entendiendo y explicando, y una de las cosas que nos ha quedado claras es que no les gusta el actual sistema democrático, monopolizado por los partidos políticos. La decisión de las Juntas electorales les da a la razón a los indignados, aunque estas juntas forman parte de los mecanismos democráticos, se demuestra que estos mecanismos necesitan un ajuste. Ayer aquí, nuestro analista Fernando Vallespín, hablaba de la fatiga de materiales de la democracia, y este puede ser un ejemplo.
Al margen de esto y de cómo transcurran las próximas horas, lo que también sonroja hoy son las declaraciones de todos aquellos que ahora se quieren apuntar al carro de la indignación, líderes sindicales, empresarios o algún ministro, como el de Trabajo, que dicen sentirse cerca de los argumentos de los manifestantes. No deben haber entendido que ellos son los protagonistas principales de estos argumentos.
Ángels Barceló
Cadena SER
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