Madrid, 16 de mayo. “Somos independientes, no tenemos vínculos con ningún partido político, así que por eso este movimiento no lo van a detener. Somos la cara de una crisis que provocaron otros y la pagamos los que menos tenemos”, explicó Nuria Ramírez, joven estudiante madrileña que forma parte de la movilización ciudadana contra políticos, banqueros y empresarios. Según las estimaciones de organizadores y autoridades, las marchas de este domingo en 50 ciudades españolas movilizaron a más de 120 mil personas, un “éxito” dado el nulo eco mediático hasta entonces.
La plataforma Democracia Real Ya se ha convertido en el agente político inesperado en la actual campaña electoral abierta en España, para elegir representantes en municipios, autonomías y diputaciones forales. Estos ciudadanos anónimos, hartos de los estragos que provoca la crisis en su vida diaria, decidieron ayer levantar la voz en manifestaciones, pero la protesta continúa, ahora con campamentos de tiempo indefinido en las principales plazas públicas del país, incluída la Puerta del Sol de Madrid.
“Estamos aquí por dignidad y por los que no pueden estar aquí”, reza un cartel en la céntrica plaza madrileña, que desde ayer por la madrugada se convirtió en un campamento desde el que ciudadanos indignados con el actual modelo económico lanzan sus críticas y denuncias. España, con la tasa de desempleo más alta de la Unión Europea –algo más de 20 por ciento, lo que se traduce en cuatro millones 600 mil personas–, es donde este movimiento continental ha tenido más eco hasta ahora. También debido a la elevadísima tasa de desempleo juvenil, que supera 43.5 por ciento, lo que se traduce en un panorama sombrío para la generación de jóvenes mejor preparada de la historia de este país.
La mayoría de los que forman el movimiento ciudadano por “una democracia real ya” son jóvenes, pero también hay personas mayores que en su día lucharon contra la dictadura fascista de Francisco Franco; hay abogados, economistas, ingenieros o periodistas que perdieron su empleo por la crisis. Como Carlos del Río, un arquitecto de 35 años que decidió acudir ayer a la protesta y apoyar con su firma, la “acampada” de un centenar de jóvenes en la Puerta del Sol. “Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Por eso estamos preocupados e indignados ante el panorama político, económico y social que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción. Por la indefensión del ciudadano de a pie”, explicó.
La movilización ciudadana fue activada a través de las redes sociales y se han sumado destacadas organizaciones, como ATTAC, que desde hace más de una década exige una legislación más humana del sistema financiero. Porque sus críticas y denuncias son, sobre todo, contra tres colectivos: la clase política, considerada actualmente el cuarto problema que más preocupa a la ciudadanía y a la que ven como responsable de la corrupción endémica de las instituciones y de la falta de respuesta a problemas como el desempleo, la desigualdad y al aumento de la pobreza. El segundo grupo que repudian son los banqueros y los grandes empresarios, a los que señalan como los principales beneficiarios de una crisis “provocada por ellos mismos”. Y, por último, contra los medios de comunicación oficiales, a los que de alguna forma sitúan como cómplices en “el ninguneo al ciudadano y las problemas reales de la gente”, según afirmó Alberto, quien al mismo tiempo gritaba sin cesar consignas contra la “telebasura” de la emisora pública madrileña.
Pero el plantón en la Puerta del Sol también es para demandar la liberación de los 24 detenidos ayer durante las protestas, ya de madrugada, cuando los agentes antidisturbios emplearon la fuerza para impedir que un grupo de jóvenes bloqueara por tiempo indefinido la céntrica Gran Vía de Madrid. Por eso en las paredes y esculturas de la céntrica plaza había numerosas pancartas que decían “no estamos todos, faltan los presos” o “detenidos, inocentes”.
Pero el plantón en la Puerta del Sol también es para demandar la liberación de los 24 detenidos ayer durante las protestas, ya de madrugada, cuando los agentes antidisturbios emplearon la fuerza para impedir que un grupo de jóvenes bloqueara por tiempo indefinido la céntrica Gran Vía de Madrid. Por eso en las paredes y esculturas de la céntrica plaza había numerosas pancartas que decían “no estamos todos, faltan los presos” o “detenidos, inocentes”.
Así, estos ciudadanos “indignados” también anuncian que irán ocupando poco a poco más plazas públicas, y que se mantendrán ahí al menos hasta el próximo 22 de mayo, cuando la ciudadanía está llamada a las urnas. El movimiento no desistirá de lanzar su mensaje de no votar por ninguno de estos partidos políticos y de reclamar una democracia en la que el ciudadano participe más y tengo un control más real de las instituciones y de sus dirigentes.
Así lo expresan en su diario de plantón: “Esto es un sitio lleno de vida y de esperanza de cambio”.
Corresponsal La Jornada
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