1. Porque la situación se ha vuelto intolerable y
las políticas de austeridad sólo ahondan más y más en la recesión y la
depresión económica. Como ha sucedido con todos los países donde se han
aplicado las medidas de austeridad, la situación económica no ha dejado
de empeorar. España está, gracias a las imposiciones políticas de la UE,
en una situación de depresión económica con cerca de seis millones de
parados y sin ninguna expectativa de mejora en un panorama de creciente
endeudamiento provocado por el pago de los intereses de una deuda
ilegitima que no sirve más que para alimentar el beneficio de los
agentes financieros a costa de nuestros derechos sociales Esto no es
igual para todo el mundo, por ejemplo, en el tercer trimestre de 2012,
mientras los salarios, fuente de renta de la mayoría de la población,
sufrían la mayor caída de los últimos años, los beneficios empresariales
subían un 3%. Esta es la tónica general desde que comenzó la crisis,
todo un éxito para las políticas del 1%, que a fin de cuentas buscan
esto: la intensificación del saqueo al 99%.
2. Porque el gobierno no sólo es cómplice de esta
situación, sino que es incapaz de la más mínima autonomía respecto a los
dictados de la UE, del gobierno alemán y de los intereses financieros.
Si no lo evitamos, la única política que va a seguir este gobierno en el
futuro va a consistir en profundizar aún más las crisis económica y
social mediante un programa intensificado de privatizaciones y recortes.
Recordemos que la economía española está intervenida desde, al menos,
el verano de 2011y sometida a un rescate escalonado de intensidad
creciente en el que las operaciones de “alivio” de la carga de la deuda
implican contrapartidas, recortes y privatizaciones, que eliminan sin
contemplaciones derechos sociales que ha costado décadas conseguir. Ya
que sabemos que este es el único plan, no queda más opción que
deshacernos de este gobierno.
3. Porque dentro del actual ordenamiento político no
hay ninguna alternativa institucional creíble que sea capaz de
devolver a la población la más mínima capacidad de decisión sobre la
actual coyuntura. Ni el PSOE, ni IU, ni UPyD, ni desde luego ninguna de
las formaciones nacionalistas en sus respectivos territorios pueden, ni
podrán hacer nada que no sea parecido a lo que hace el gobierno. Y esto
no sólo porque las enormes tasas de corrupción, burocratización y
deterioro ético de la mayor parte de la clase política, sino porque el
actual ordenamiento constitucional impide y dificulta la democracia
real.
4. Porque el 25S apunta precisamente al gobierno y
al actual ordenamiento constitucional de 1978 como la clave política
que impide el ejercicio de la democracia por parte de la población. Un
régimen, apoyado en sus principales partidos políticos, que lleva, al
menos, tres años gobernando abiertamente contra los intereses de la
mayoría de la población no tiene la legitimidad mínima para seguir
regulando la vida política. Los años que han pasado desde el comienzo de
la crisis han dejado claro que este no es un problema de uno u otro
partido sino la crisis terminal de un modelo de toma de decisiones en el
que sólo cuentan los intereses del 1%.
5. Porque obtener o abrir la posibilidad de un
proceso democrático pasa por hacer cada vez más inviable e ilegítima la
capacidad de acción del gobierno. En estos momentos el gobierno español
es una mera marioneta en manos de los poderes financieros europeos
dirigidos por Alemania. Su única función es encajar los golpes
producidos por el malestar social que generan las autodestructivas
políticas de austeridad auspiciadas por la troika. Si este gobierno es
un mero intermediario, que deje de entorpecer. Si la crisis es Europea
queremos decir directamente a Alemania, a los mandos de la UE y a los
poderes financieros que no debemos y no pagamos.
6. Porque la única alternativa viable a la crisis y a
la dictadura de las finanzas y a la miseria ética de la clase política
es propiamente la democracia, la sustitución del actual ordenamiento
político, la destitución de la actual clase política y la apertura de un
amplio proceso de discusión ciudadana que de pie a la fundación de una
nueva «República», y que llamamos «proceso constituyente». Cuando los
mecanismos de representación existentes han dejado de tener legitimidad y
el sistema de partidos se derrumba progresivamente, no queda más
remedio que recuperar nuestra capacidad para hacer política en común y
abrir un proceso amplio en el que podamos decidir cómo vamos a vivir
juntos, que tipo de sociedad y de economía queremos.
7. Porque sin afrontar un reto político como el que
señala el 25S será imposible empezar a dar ni un sólo paso en este
proceso de democratización real de las instituciones. Porque sin una
quiebra desde abajo del actual ordenamiento constitucional no hay
espacio alguno para proceso constituyente. Por eso la convocatoria del
25S ha tenido tanta resonancia, porque apunta al centro de un régimen
político marchito y decadente del que no queda ya esperar nada.
8. Porque no debemos tener miedo a lo que venga
después de la caída del gobierno actual. La situación más probable
apunta a que después de este gobierno, vendrá uno de concentración
nacional o un gobierno técnico con distintos grados de tutela europea.
En ese caso, podremos decir que hemos liquidado el bipartidismo, ese
sistema en el que el malestar generado por un gobierno se convierte
automáticamente en apoyo al partido de la oposición y que, con el campo
más despejado, nos enfrentaremos en una escalada de nuestro poder
democrático a los verdaderos poderes, Alemania y los mercados
financieros. El «proceso constituyente» no puede pasar sólo por la mera
discusión democrática, por la redacción de una nueva constitución entre
muchos, si no todos, sino que habrá que imponerla a aquellos, también a
nivel europeo, que no quieran aceptarla, provocando un cambio efectivo a
escala continental del que se beneficiaran otras poblaciones europeas
sometidas al mismo régimen de saqueo y dominio financiero que nosotros.
9. Porque la alternativa al 25S o a cualquier otro reto político de similares características que se plantee a futuro, es el impasse,
bien de la mano de las grandes concentraciones orquestadas por los
sindicatos, bien de las grandes concentraciones que sepamos organizar
por nosotros mismos. Como sabemos por otros casos semejantes al nuestro
como el de Grecia, el tiempo que pasa sin una respuesta democrática al
saqueo, es tiempo en el que la desposesión financiera, los recortes y
las privatizaciones avanzan. Realmente no podemos permitirnos que esta
situación de dictadura de los mercados dure mucho más. En cualquier
caso, habrá que admitir que la sola denuncia por multitudinaria que sea
no va a modificar el régimen político, y que sólo tumbando a sus
administradores (los gobiernos) será posible avanzar en esta dirección.
10. Porque tenemos la capacidad colectiva para
hacerlo. Porque la política ha empezado a estar en nuestras manos y
ahora no vamos a dejarla escapar. Porque el 25S nos coloca un gran reto
organizativo que nos obliga a profundizar en las líneas abiertas el
pasado 15M y la explosión colectiva del 19 de Julio. Porque sabemos que
tenemos los medios, la confianza colectiva y la determinación. Porque no
hemos terminado lo que empezamos el pasado 15 de Mayo. Porque solo podemos ganar.
Madrilonia.org
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