Tecnología de la Información y la Comunicación y comportamiento político.
"...Ocurrió cuando nadie lo esperaba. En un mundo
presa de la crisis económica, el cinismo político, la vaciedad cultural y
la desesperanza, simplemente ocurrió. Conectadas a través de las redes
sociales de Internet, las personas empezaron a agruparse en esos
espacios de autonomía y, desde la seguridad del ciberespacio, pasaron a
ocupar las calles y a elaborar proyectos ligados a sus verdaderas
preocupaciones, por encima de las ideologías y de los intereses
dominantes, reclamando su derecho a hacer historia. En todos los casos
ignoraron a los partidos políticos, desconfiaron de los medios de
comunicación, no reconocieron ningún liderazgo y rechazaron toda
organización formal, debatiendo colectivamente y tomando sus decisiones
en asambleas locales y a través de Internet. Desde Túnez e Islandia
hasta la revolución egipcia y el movimiento Ocupar Wall Street, pasando
por los indignados en España..."
"Redes de Indignación y Esperanza" (Castells, 2012)
L a política no escapa al gran impacto que está causando las TIC en
la esfera social, económica y cultural de cada sociedad. Si bien se está
llegando a replantear algo tan importante como el sistema educativo,
cambiando dinámicas en el mercado laboral y reconfigurando una nueva
manera de consumir la cultura, sería ingenuo pensar que la política
permanecería impermeable ante el efecto de las nuevas tecnologías. En
todas las esferas mencionadas, el gran cambio que se está produciendo no
es tanto de contenido como de forma, es decir, podemos aprender la
misma fórmula matemática tanto en un aula física como en un aula
virtual, no obstante, estaremos de acuerdo en que hay una gran
diferencia entre asistir a una clase en un espacio-tiempo determinado
que hacerlo a través de Internet. Todos conocemos los tipos de
comportamiento político que se han producido tradicionalmente:
multitudes de personas han mostrado su desacuerdo o apoyo ante una
determinada causa mediante manifestaciones, millones de votantes han
participado en unas elecciones, asistencia masiva a mítines, uso de la
desobediencia civil o indignación generalizada ante una política
aprobada mediante un decreto ley por el partido político que ostentaba
el poder. Estas formas tradicionales de comportamiento político
adquieren mucha más relevancia desde la incorporación de las TIC en
nuestra vida cotidiana. Antes, una conversación sobre la adecuación de
dos candidatos a presidir la gobernabilidad de un país se quedaba en la
barra de un bar o en el banco de una plaza, hoy puede ser Trending Topic
en Twitter en cuestión de horas. Una simple persona con un Smartphone
puede colgar en Youtube y difundir cargas policiales que los grandes
medios de comunicación con intereses partidistas se hubieran encargado
de silenciar al día siguiente de producirse. Observamos como en varías
redes sociales se discute y se analiza cada día las diferentes noticias
que nos va dejando la actualidad y como una noticia impactante o una
injusticia social se difunde mediante la red con una repercusión
inimaginable años atrás, ya que lo hace a tiempo real y a escala
planetaria. La intención de este artículo consiste en analizar y dotar
de un marco teórico adecuado a todas estas transformaciones que se están
produciendo con el uso intensivo de las TIC de la ciudadanía en el
terreno político.
CIBERPOLÍTICA
A parte de
proporcionar infraestructura y uso administrativo, la red sirve como
modelo organizativo en el que fijarse para construir una nueva forma de
hacer y entender la política. A través de flujos de información
distribuidos por la red, los ciudadanos se están dando cuenta que los
problemas concretos que afectan a su localidad son exactamente los
mismos que afectan a otras personas que viven a miles de kilómetros.
Estas problemáticas comunes se discuten y se analizan en el ciberespacio
mientras paralelamente se va creando un tejido internacional de miles
de personas dispuestas a colaborar entre ellas. Lo cierto que esta
producción, difusión y continuo debate del conocimiento generado se
produce gracias a lo que Pierre Lévy (citado por Sampedro y Haro, 2011)
ha llamado inteligencia colectiva. Se empiezan a intuir nuevas formas de
organización política similares a cómo están interconectados los nodos
en una red, incorporando así una estructura descentralizada, adaptable,
flexible y horizontal (Castells, 2006). Cualquier ciudadano que actúe de
la misma forma en que lo hace un nodo, puede ser emisor y receptor de
información al mismo tiempo, sin tener que pasar por un nodo central.
Por este motivo las redes son tan difíciles de atacar porque aunque
algunos nodos queden deshabilitados eso no afecta al flujo de datos que
se mueve a través de la red. De esta manera, el poder y la distribución
de la información se democratiza y se descentraliza. Esta coordinación
descentralizada se aleja totalmente de un modelo vertical y rígido, al
no tener un centro de referencia puesto que todos los nodos representan ‘
ese ’ centro, se garantiza un proceso de democracia directa con la
particularidad de que en caso de que algún nodo sea destruido carezca de
importancia, pues la información va a seguir circulando mediante flujos
constantes. Estas mismas características también las podemos encontrar
en la ética hacker (Himanen, 2006), donde a la producción de una libre
información se le presupone un alto grado de cooperación y una
coordinación descentralizada debido a su posicionamiento ideológico que
consiste en garantizar el acceso libre a la información a todas las
personas que quieran acceder a la misma y defender la necesidad de dejar
el código fuente de los programas abierto. No obstante, este tipo de
organización está limitado a la propia conectividad, es decir, la gente
que no esté conectada a Internet no tendrá acceso a este intercambio de
información por lo que la brecha digital limita este tipo participación
online. Tampoco el hecho de estar conectado garantiza la participación
política y activismo ciudadano tal como sugiere Castells (2006), pues
tener las herramientas no hace necesariamente despertar la inquietud
política ni el interés social para que la participación ciudadana
aumente. Leyendo comentarios en la edición digital de los diarios de
personas que probablemente tengan portátiles, ordenadores de mesa,
Ipad’s, Tablets, Smartphones y todo tipo de nanotecnología, se puede
observar que reproducen por sistema el titular y el discurso de los
medios de comunicación hegemónicos, sin antes contrastar la información o
investigar qué intereses económicos hay detrás del medio de
comunicación que ha difundido la noticia, desaprovechando así un recurso
que antes no tenían y que ahora está disponible en la redi.
Por lo tanto, no se puede asegurar que mediante estas redes
horizontales de comunicación las personas que antes habían sido actores
pasivos y meros espectadores de lo que ocurre en la escena social ahora
se conviertan en enérgicos activistas (Sampedro y Haro, 2011). Se
aprecian ciertas diferencias en los tipos de movimientos y
comportamientos políticos online, mientras que las cibermultitudes
‘nacen’ en la Red pero tienen incidencia física en los lugares públicos,
para las multitudes virtuales (Sampedro, 2011) su campo de acción es
tan sólo la red. Es decir, el primer término tendría un espacio de
acción tanto online como offline mientras que el segundo tan sólo lo
tendría online. Sin embargo, esta clasificación necesita de matices. El
movimiento 15M o el PAH, han materializado propuestas forjadas en la red
en lugares físicos con resultados muy notorios, quizás el más
representativo consista en paralizar los desahucios y ser capaces de
remover conciencias gracias a organizarse a través de la red -paso
previo- antes de sus actuaciones de desobediencia civil y de justicia
social. Las ciberacciones que realiza el grupo Anonymous tienen una
incidencia física a pesar de que se realiza a través de la red, puede
dejar inoperativa una web institucional, con los problemas que supone no
poder acceder a una base de datos oficial y estatal. Sin embargo, hay
un tipo de pseudomovimiento que intenta realizar reivindicaciones y
luchas de justicia social a través de un simple ‘click’ (Rivero, 2012).
No negaremos que también pueden tener impacto real pero el activismo y
la movilización ciudadana al que se referían los autores citados
anteriormente no se construye a través de un simple movimiento de ratón,
por muy romántica que sea la idea de que así se esté cambiando el
mundo, sino que necesita de un análisis más elaborado y un tiempo de
maduración para que resulte consistente y se convierta en una dinámica
social. Si bien es cierto que la web Change.orgii
ha pasado de 1 millón a 20 millones de usuarios en dos años, no quiere
decir que estos 20 millones de personas estén movilizadas, activas o
pertenezcan a nuevos movimientos sociales.
Uno de los grandes
éxitos del uso intensivo de las TIC para las nuevos movimientos sociales
y el comportamiento político online es que, poco a poco y debido al
mayor número de personas conectadas a estas dinámicas de transferencias
de flujos de información, han conseguido generar temas de debate
decidiendo qué tema es importante y qué tema no lo es o qué noticia ha
pasado desapercibida por los grandes medios de comunicación
tradicionales recuperándola para la agenda publicaiii
a través de las redes sociales. Aquí radica el excesivo interés de los
grandes partidos políticos por controlar los medios de comunicación. Por
lo tanto, se puede afirmar que las TIC están ayudando a desarrollar
mecanismos de contrapoder antes inexistentes, minoritarios o silenciados
mediante cualquier tipo de represióniv.
A la vez, se está produciendo un cambio en las relaciones de poder
relacionado con la pérdida de control en todas las esferas, entre las
que se encuentra la mediática, por parte de los Estados Nación. Grupos
considerados como marginales encuentran en las ciudades globales
(Sassen, 2007) un marco cívico y político en el que poder conectarse a
otras redes globales para circular información. Si bien las TIC tiene un
peso incuestionable, no hay que olvidar el continuo deterioro de la
política institucional y partidos políticos oficiales están sufriendo,
produciéndose así un proceso acelerado de deslegitimación. Miles de
actores locales se articulan globalmente para intentar crear una nueva
esfera pública que tenga un poder real frente al poder institucional,
que cada vez tiene que prestar más atención a las demandas que se
articulan a través de la red al comprobar cómo su mensaje unidireccional
ya no es suficiente para contentar a una población cada vez más
crítica. Las redes auto-generadas se convierten en un modelo a seguir o
en un referente político para la creación de una sociedad más
democrática y horizontal a nivel global (Jeffrey, 2004). Es curioso como
Alberto Garzón Espinosa, actual diputado de Izquierda Unida para
Málaga, era y es miembro de ATTAC v, antes de llegar a entrar en la política ‘oficial’, evidenciando así la influencia real y no sólo simbólica
que adquiere este tipo de movimientos transformadores en la sociedad
actual. ¿Se hubiera sentado a declarar en la Audiencia Nacional Rodrigo
Rato por el caso Bankia sin la presión de las redes sociales y la
iniciativa ciudadana #15MpaRato?
Las redes sociales permiten una mayor visibilidad y un acceso más
igualitario y democrático a los grupos no mayoritarios. La identidad es
también un factor externo al individuo, grupo o institución, que
necesita un reconocimiento externo para reafirmar su propia identidad.
Lo mismo ocurre con el poder. La cada vez más unánime aceptación de la
importancia e influencia de las redes sociales en los medios oficiales
(tv, radio..) es un hecho que se traduce en la concesión de espacios
dedicados a las redes dentro de sus mismos programas (al estilo 'veamos
lo que dicen en Twitter') y haciendo un análisis de lo que sucede en lo
virtual para contrastar, reafirmar o dar veracidad de lo que ocurre a
pie de calle. Con estas acciones le están otorgando legitimidad
informativa a las redes sociales, las cuales al principio
desprestigiaban, infantilizaban o ninguneaban.
Las TIC
habilitan un nuevo formato más abierto, mayoritario y que escapa al
control del poder gubernamental, escalando un problema local
instantáneamente al ámbito global que nos proporciona la red. La actual
crisis en la que está sumergido el planeta puede ser el caldo de cultivo
para que, gracias al uso intensivo de las TIC, pueda producirse un
cambio real en las estructuras y modelos organizativos de poder. La
estructura en red puede potenciar la voz de los ciudadanos, la
interactividad puede fomentar la participación para dar un nuevo sentido
al comportamiento político, el anonimato desde un espacio virtual y
fuera del control institucional puede generar más participación, la
proliferación de ideas, alternativas y acciones pueden reactivar a la
ciudadanía y convertirla en un importante agente de cambio social. Estas
características y este cambio, tanto cualitativo como cuantitativo, sí
que está generando nuevas formas de comportamiento político ya que en
estas características es donde radica su potencialidad. No obstante,
estas tecnologías son meras herramientas que por sus características nos
facilitan un ‘medio para’, no una finalidad en sí mismas. Las
limitaciones de las TIC vendrán dadas por los usos que las personas
hagan de las mismas. Desde un punto de vista operativo, una votación
masiva digital es totalmente factible, no hay ningún impedimento
tecnológico, se dispone de infraestructura técnica y de una velocidad en
el ancho de banda para llevar a cabo esta acción, sin embargo bien es
cierto de que no toda la población con derecho a voto tiene acceso a
este recurso o, si lo tiene, prefiera ir físicamente al colegio
electoral a votar porque tenga más confianza para realizar esta acción
en persona que onlinevi.
HACIA UNA NUEVA DEMOCRACIA
Es lógico suponer que si las grandes empresas multinacionales aprove
chan las posibilidades de operar en tiemp o real y a escala planetaria
mediante transacciones comerciales y financieras , los movimientos
sociales también vayan a aprovechar las sinergias que ofrecen las TIC al
ser utilizadas para compartir información o para elaborar estrategias.
Las redes sociales han generado un nuevo tipo de comportamiento político
sin una afiliación normalizada donde su rasgo distintivo reside en la
organización, coordinación y actuación a través de una red
descentralizada, horizontal y flexible. Esta horizontalidad es l a que
otorga un grado más democrático al uso intensivo d e las TIC en el
ámbito político. Más allá de su dimensión tecnológica, la red traslada a
la esfera política un modelo cultural y una nueva filosófica basada en
la comunidad, a la vez que l os lugares físicos se complementan y se
interconectan con los flujos de información disponibles en la red. Si
bien es cierto que la red pone a nuestro alcance toda la información con
un simple click de ratón, también nos exige una iniciativa y un interés
por nues tra parte ya que tener la herramienta a nuestra disposición no
nos hace más activos a nivel político. Por lo tanto, no es que las
nuevas generaciones estén más comprometidas o sean más sensibles a
causas sociales por el hecho de utilizar la red, más bien las personas
con estas inquietudes sociales usan la red, conscientes de que es la
mejor manera de manifestar o difundir sus queja s, alternativas o
demandas.
A pesar de la dificultad de controlar la información
que se mueve a través de la red, habrá que ver qué nuevos mecanismos de
control vii implementan los gobiernos para vigilar viii
a la ciudadanía y qué tipo de alianzas establecen entre las gran des
industrias tecnológicas como Apple, Twitter, Microsoft, Google o
Facebook. Aún así, la ciudadanía ha tomado conciencia del poder de
movilización y repercusión que están consiguiendo a través del activismo
gestionado a través de las TIC. Casos paradigmáticos como La Primavera Árabe
vaticinan una nueva era revolucionaria y un cambio de valores que puede
desembocar y está desembocando en una pérdida constante de legitimidad
de los partidos políticos tradicionales y en un traspaso de poderes
hacia otros organismos y formaciones políticas mucho más horizontales y
democráticas. La interacción de procesos y movimientos en todo el mundo
están cambiando el concepto de democracia y de comportamiento político a
unos niveles que pueden desembocar en una desobediencia civil sin
precedentes históricos si no se produce un cambio sustancial en las
instituciones políticas.
* José Gutiérrez Salinas es licenciado en sociología. Su blog es https://elflotador.wordpress.com/
BIBLIOGRAFÍA
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varias lógicas de acción colectiva? Revista Internacional de Sociología.
2001. nº 30 , 29-62.
- Castells, M. (Ed.) La Sociedad Red: Una visión global: 415-439. Alianza Editorial, Madrid. 2006
- Castells, M. “ Communication, Power and Counter-power in Network
Society ” , a: International Journal of Communication, 1 (2007), pp.
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- Castells, M. Redes de Indignación y Esperanza. Alianza Editorial, Madrid. 2012
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por la Vivienda Digna al 15M", a: Revista Teknokultura, (2011) 8, 2, pp.
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- Himanen, P. "La ética hacker como cultura de la era
de la información", en: Castells, M. (2006). La sociedad Red: una visión
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- Juris, J. S.
"Movimiento sociales en red: movimientos globales por una justicia
global", en: Castells, M. (2006). La sociedad Red: una visión global.
Alianza Editorial, Madrid, pp. 415.439.
- Rivero, P. “El portal
web ACTUABLE y el (no) movimiento social de los ‘clickeros’” [en línea]
En Rebelion [consulta: 19 de diciembre 2012]. Disponible en
< http://www.rebelion.org/noticia.php?id=149625 >
- Sassen, S. Una Sociología De La Globalización. Katz Editores Spain, 2007
i
No me refiero a la flagrante falta de ética periodística del
diario La Razón sino al reiterado sesgo ideológico del grupo
PRISA a la otra de tratar las noticias relacionadas con la
gestión de ciertos Gobiernos.
iii
Felip Puig, conseller d'Interior de la Generalitat de
Catalunya hasta finales de diciembre 2012, ha tenido verdaderos
quebraderos de cabeza para intentar justificar las cargas
policías que sin las pruebas empíricas que han proporcionado
las TIC no hubieran tenido eco en las noticias de los medios
de comunicación hegemónicos.
iv
Difícil tarea en la actualidad pues el anonimato de la red
y la el movimiento de la información a través de nodos hace
que los datos que circulan en la red sean prácticamente
incontrolables por parte de cualquier Estado que quiera hacerlo.
v Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y por la Acción Ciudadana
vi
A título personal, me resulta curioso ver como cada vez más
los partidos políticos empiezan a utilizar las redes sociales
para difundir sus mensajes electorales pero sin embargo no
animan encarecidamente a los ciudadanos para que utilicen el
voto electrónico en lugar del tradicional con las ventajas de
tiempo y dinero que supondría votar por internet aparte de
desarrollar una nueva cultura política.
vii
Desde junio del 2012 la resistencia pacífica se la considera
un delito es España según la Reforma Penal del Partido
Popular.
viii En Beijing (China) el gobierno obliga a los usuarios de internet a registrar sus nombres verdaderos.
José Gutiérrez Salinas
Rebelión
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