martes, 6 de noviembre de 2012

Hay vida más allá de la galaxia supermercado

El 75% de los alimentos que se consumen en el Estado español proviene de siete grupos. Pero siguen aumentando las alternativas.

Suelos lustrosos, mostradores relucientes, frigoríficos magníficos, productos higiénicamente empaquetados... Señoras y señores: ha nacido el supermercado. En 1957 el ministro de comercio del franquismo Alberto Ullastres, desde la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes (CAT), lanzaba la Operación Supermercado. Marcaba así el nacimiento de un nuevo modelo de consumo y producción en el Estado español. Entre las bondades de estos nuevos establecimientos, Ullastres destacaba, en un extenso artículo publicado en 1958 en un periódico del régimen, las posibilidades que se abrían con el proceso de la industrialización de la carne, el pescado y las verduras. Los primeros supermercados se abrieron en Madrid y en el norte del Estado, extendiéndose de ahí al resto de la geografía. Era el inicio del ocaso del ultramarino, elmercado de barrio, el colmado o el bazar.

Más de medio siglo después, la Operación Supermercado, inspirada en el modelo norteamericano, se puede calificar de éxito o de debacle, según quién lo cuente. Según un estudio publicado en marzo por la consultora norteamericana Nielsen, el número de supermercados en el Estado español en 2011 alcanzaba los 16.319 establecimientos, mientras que el comercio tradicional se redujo un 3% frente a 2010. Tal y como afirma Ferrán García, de Veterinarios sin Fronteras, “aproximadamente el 55-60% de los alimentos que consumimos lo compramos en alguno de los formatos que se llama distribución moderna o gran distribución”. Éstos son los supermercados, que en el Estado español están dominados por cinco grandes empresas: Mercadona, Carrefour, Grupo Eroski (que recientemente ha adquirido Caprabo), Alcampo y El Corte Inglés. A estas cinco cadenas hay que añadir las llamadas centrales de compra, grupo IFA y Euromadi, en las que se agrupan distintas tiendas minoristas que compran a gran escala, lo que representa un 20-25% de la distribución total de alimentos. “Tres de cada cuatro alimentos, aproximadamente el 75% de lo que compramos, proviene de esos siete grupos de distribución, supermercados y centrales de compra", aclara García.

Si bien las estrategias de cada marca o cadena son distintas, existen muchos denominadores comunes en todos los súper: “El gran impacto sobre agricultura y ganadería, las distintas técnicas de coacción en los contratos, en los precios, en los plazos, y el tipo de alimento que quieren que entregues”, señala el experto de Veterinarios sin Fronteras. Uno de los ejemplos más típicos es el calibre de las verduras u hortalizas: “Tus tomates tienen que tener un determinado tamaño y aspecto. Si no es así, no valen. Te rescinden el contrato sin indemnización”, cuenta García.

Productos reclamo
Los precios en origen y en destino son otro de los elementos característicos de este sistema de distribución alimentaria. “En 1993, aproximadamente el 50% de lo que pagábamos por el alimento se quedaba en el sector productivo, en agricultura y ganadería, y ahora eso ronda entre el 7- 8% en el caso del Estado español. Hay un desfase brutal entre ambos precios y un gran desequilibrio de poder entre los supermercados y el sector productivo, lo que lleva a la desaparición absoluta del sector agrícola familiar", comenta Ferrán García.

Existen algunos casos que son paradigmáticos, como el de los llamados productos reclamo, que forman parte de la cesta básica y copan coloridos carteles y folletos con jugosas ofertas. Uno de estos productos es la leche, que desde hace años experimenta una caída en picado del precio en origen, lo cual lleva al sector lácteo a pérdidas continuas, así lo denuncia desde hace años el Sindicato Labrego Galego. Para el experto de Veterinarios sin Fronteras, “la única que gana dinero con la leche es la industria láctea, que tiene un beneficio del 3-4%. Las explotaciones ganaderas han perdido este año un 10%”.

Siempre Precios Bajos
Mercadona, “mercamujer”, si se traduce literalmente del valenciano, ha vivido en 2012 uno de sus mejores años. Según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), es uno de los seis establecimientos donde la llamada ‘cesta económica’, la compuesta por los productos más baratos al margen de las marcas, tiene menor coste (el primero es Alcampo). Sus ventas en 2011 ascendieron a 17.831 millones de euros, un 8% más que en 2010, con un beneficio neto de 474 millones de euros. Bajo el eslogan “Siempre Precios Bajos” (SPB), Mercadona, con su presidente Juan Roig a la cabeza ha hecho “de su patria su bandera”, fomentando su imagen de “supermercado de capital español y familiar”, como reza su memoria de 2011. “Si vamos a Bélgica seremos belgas y si vamos a Francia seremos franceses”, declaraba Roig recientemente. Para Ferrán García, “Mercadona es una especie de Wallmart estatal, por lo tanto su obsesión es ofrecer siempre productos lomás baratos posible pero con muy pocas referencias. EnMercadona no encuentras cinco tipos de café, sólo dos”.

Otra característica de la cadena de Juan Roig es la integración absoluta de sus proveedores. “Es una integración vertical, controla casi en exclusiva a sus suministradores y les exige en muchos casos que sólo vendan a Mercadona. En algunos casos, como frutas o carnes, es una integración absoluta. Es el propio supermercado el que tiene empresas o ganadería, mientras en otros sectores hace contratos”.

Pero este modelo de productos “nacionales” choca de lleno con la realidad. Un paseo por los pasillos de cualquier Mercadona nos permite ver espárragos de Perú y de China, navajas chilenas, langostinos de Ecuador. Uno de los casos más denunciados por distintos colectivos, como la Plataforma de Apoyo Político al Pueblo Saharaui, es el del atún procedente del Sáhara Occidental y comercializado a través de la marca blanca Hacendado por la empresa Jealsa, asociada con el grupo marroquí Damsa.

Roig, abierto partidario de “llevar más allá la reforma laboral” y autor de distintas perlas como “los responsables de la crisis son los 47 millones de españoles y no los políticos, empresarios o sindicatos”, se jacta de haber creado 65.000 empleos en 2011. La ‘cara b’ de este empleo, que va desde coacciones a los y las trabajadoras afiliados a sindicatos, hasta despidos por embarazo, la denuncian a diario los sindicatos CNT o CGT, entre otros. Así, el pasado 8 de marzo, Miguel A.Morcillo, secretario de Comunicación de CGT Valencia, afirmaba que “el sr. Roig, ejerce la violencia contra miles de personas empleadas, eso sí, una violencia de guante blanco, a través del miedo y el acoso que le da el poder”.

Frente a Mercadona, Carrefour ha apostado por una estrategia de implantación distinta, menos local. “También tiene proveedores con contratos draconianos, pero no forman parte del grupo Carrefour”. En 2011 el grupo francés obtuvo un beneficio de 371 millones de euros, un 14% menos que en 2010. En lo que respecta a su línea estratégica intenta diversificar públicos con distintos formatos como el express, para llegar a distintos sectores sociales. “Ahora están apostando por productos ecológicos y más locales porque parece que es lo que reclama el público”, apunta Ferrán García.

Cambio de costumbres
A pesar de la ventaja de los supermercados en el sector alimentario, muchos expertos y expertas coinciden en reflejar un cambio de tendencia: “Cada vez hay más demanda de productos ecológicos o locales, pero sobre todo hay un potencial muy grande para otro tipo de alimentación”, afirma Belén Verdugo, presidenta de la Confederación de Mujeres del Mundo Rural (Ceres) y campesina desde hace más de 25 años. Este incremento de la demanda también se traduce en un aumento de las redes locales, “que en la mayoría de los casos están dinamizadas y compuestas por mujeres, tanto productoras como consumidoras”. El modelo por el que apuestan campesinas como Belén Verdugo es el de la agroecología, “mucho más político y social y que no se centra sólo en el sistema productivo, sino que genera todo un tejido social y un desarrollo democrático en torno a la alimentación”. Bajo este paradigma la agricultura se entiende desde las bases, no como el modelo tradicional o de la agroindustria, “dominada, además, por un enfoque patriarcal y machista donde el eje son los fitosanitarios o los fármacos”, afirma Verdugo.

Ferrán García coincide en este cambio de modelo alimentario y la vuelta paulatina a los circuitos más cortos: “hemos estado alienados con el tema de la alimentación, pero detecto que estamos en un periodo de transición”. Una muestra de ello es la apuesta de algunas administraciones por la compra pública de productos agrícolas a través de circuitos o canales cortos, sin intermediarios. “Esto es algo que está pasando mucho en Euskadi y Catalunya, la compra directa de alimentos para, por ejemplo, comedores escolares. Quizá es una manera de revitalizar las economías locales, pero en cualquier caso es uno de los indicadores de que va a cambiar el patrón de consumo”.

LA PREVALENCIA DEL MODELO ‘NOWHEREFOOD’

“La urbanización, la dominación de los supermercados y la proliferación de determinados estilos de vida ‘modernos’ en todo el mundo han puesto patas arriba nuestros hábitos alimentarios tradicionales, provocando un verdadero desastre de salud pública”. Así de tajante se mostraba el pasado mes de marzo Olivier De Schutter, Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación. El panorama que describe De Schutter es el de los no lugares, un modelo de grandes supermercados, espacios anónimos, transitorios, deslocalizados, llenos de alimentos homogéneos y procesados. Este tipo de alimentos, tal y como señala De Schutter, “beneficia doblemente a las empresas agroalimentarias multinacionales. Los alimentos preparados pueden producirse y distribuirse a gran escala gracias al uso de ingredientes fuertemente subvencionados”.

Los productos procesados promueven un sistema alimentario que “hace que la población enferme”, denuncia De Schutter, sobre todo para aquella población con menores recursos económicos. “En países con mejores condiciones, los grupos poblacionales más pobres son los más afectados, porque los alimentos ricos en grasas, azúcar y sal son a menudo más baratos que los alimentos más saludables como resultado de una política de subvenciones equivocada”.

Un ejemplo muy ilustrativo de esta situación lo encontramos en el ensayo de la feminista Aurora Levins Morales Intelectual orgánica certificada. Levins narra la historia de cómo, cuando era pequeña, en las zonas rurales de Puerto Rico se alimentaban de productos “sin refinar, sin envasar, repletos de todos esos complejos nutrientes que desaparecen con un procesado excesivo”. La llegada de la publicidad globalizó la alimentación y empujó a la población hacia “las cadenas de supermercados”, por lo que la pauta alimentaria cambió . “A las mujeres del campo se les vendía el Cheez Whiz on Wonder Bread como un desayuno mejor, más sofisticado, moderno, avanzado y saludable que los tubérculos hervidos con bacalao o los frijoles con arroz”. En el Estado español, según Ecologistas en Acción, casi la mitad del gasto en alimentación de los hogares “corresponde a productos procesados y precocinados y al consumo de alimentos y bebidas fuera de casa”. Las causas de nuevo hay que buscarlas en los modelos de vida “modernos” que denuncia el Relator de Naciones Unidas.
Más información:

Izaskun Sánchez Aroca
Diagonal

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