El 75% de los alimentos que se consumen en
el Estado español proviene de siete grupos.
Pero siguen aumentando las alternativas.
Suelos lustrosos, mostradores relucientes,
frigoríficos magníficos, productos
higiénicamente empaquetados...
Señoras y señores: ha nacido el
supermercado.
En 1957 el ministro de comercio
del franquismo Alberto Ullastres,
desde la Comisaría General de
Abastecimientos y Transportes
(CAT), lanzaba la Operación Supermercado.
Marcaba así el nacimiento
de un nuevo modelo de consumo y
producción en el Estado español.
Entre las bondades de estos nuevos
establecimientos, Ullastres destacaba,
en un extenso artículo publicado
en 1958 en un periódico del régimen,
las posibilidades que se abrían con el
proceso de la industrialización de la
carne, el pescado y las verduras. Los
primeros supermercados se abrieron
en Madrid y en el norte del Estado,
extendiéndose de ahí al resto de la
geografía. Era el inicio del ocaso del
ultramarino, elmercado de barrio, el
colmado o el bazar.
Más de medio siglo después, la
Operación Supermercado, inspirada
en el modelo norteamericano, se puede
calificar de éxito o de debacle, según
quién lo cuente. Según un estudio
publicado en marzo por la consultora
norteamericana Nielsen, el
número de supermercados en el
Estado español en 2011 alcanzaba los
16.319 establecimientos, mientras
que el comercio tradicional se redujo
un 3% frente a 2010.
Tal y como afirma Ferrán García,
de Veterinarios sin Fronteras, “aproximadamente
el 55-60% de los alimentos
que consumimos lo compramos
en alguno de los formatos que se
llama distribución moderna o gran
distribución”. Éstos son los supermercados,
que en el Estado español
están dominados por cinco grandes
empresas: Mercadona, Carrefour,
Grupo Eroski (que recientemente ha
adquirido Caprabo), Alcampo y El
Corte Inglés. A estas cinco cadenas
hay que añadir las llamadas centrales
de compra, grupo IFA y Euromadi,
en las que se agrupan distintas tiendas
minoristas que compran a gran
escala, lo que representa un 20-25%
de la distribución total de alimentos.
“Tres de cada cuatro alimentos, aproximadamente
el 75% de lo que compramos,
proviene de esos siete grupos
de distribución, supermercados y
centrales de compra", aclara García.
Si bien las estrategias de cada
marca o cadena son distintas, existen
muchos denominadores comunes
en todos los súper: “El gran impacto
sobre agricultura y ganadería,
las distintas técnicas de coacción en
los contratos, en los precios, en los
plazos, y el tipo de alimento que
quieren que entregues”, señala el
experto de Veterinarios sin
Fronteras. Uno de los ejemplos más
típicos es el calibre de las verduras u
hortalizas: “Tus tomates tienen que
tener un determinado tamaño y aspecto.
Si no es así, no valen. Te rescinden
el contrato sin indemnización”,
cuenta García.
Productos reclamo
Los precios en origen y en destino son
otro de los elementos característicos
de este sistema de distribución alimentaria.
“En 1993, aproximadamente
el 50% de lo que pagábamos
por el alimento se quedaba en el sector
productivo, en agricultura y ganadería,
y ahora eso ronda entre el 7-
8% en el caso del Estado español. Hay
un desfase brutal entre ambos precios
y un gran desequilibrio de poder
entre los supermercados y el sector
productivo, lo que lleva a la desaparición
absoluta del sector agrícola familiar",
comenta Ferrán García.
Existen algunos casos que son paradigmáticos,
como el de los llamados
productos reclamo, que forman
parte de la cesta básica y copan coloridos
carteles y folletos con jugosas
ofertas. Uno de estos productos es la
leche, que desde hace años experimenta
una caída en picado del precio
en origen, lo cual lleva al sector lácteo
a pérdidas continuas, así lo denuncia
desde hace años el Sindicato
Labrego Galego. Para el experto de
Veterinarios sin Fronteras, “la única
que gana dinero con la leche es la industria
láctea, que tiene un beneficio
del 3-4%. Las explotaciones ganaderas
han perdido este año un 10%”.
Siempre Precios Bajos
Mercadona, “mercamujer”, si se traduce
literalmente del valenciano, ha
vivido en 2012 uno de sus mejores
años. Según un estudio de la
Organización de Consumidores y
Usuarios (OCU), es uno de los seis
establecimientos donde la llamada
‘cesta económica’, la compuesta por
los productos más baratos al margen
de las marcas, tiene menor coste (el
primero es Alcampo). Sus ventas en
2011 ascendieron a 17.831 millones
de euros, un 8% más que en 2010, con
un beneficio neto de 474 millones de
euros. Bajo el eslogan “Siempre
Precios Bajos” (SPB), Mercadona,
con su presidente Juan Roig a la cabeza
ha hecho “de su patria su bandera”,
fomentando su imagen de “supermercado
de capital español y familiar”,
como reza su memoria de
2011. “Si vamos a Bélgica seremos
belgas y si vamos a Francia seremos
franceses”, declaraba Roig recientemente.
Para Ferrán García,
“Mercadona es una especie de
Wallmart estatal, por lo tanto su obsesión
es ofrecer siempre productos
lomás baratos posible pero con muy
pocas referencias. EnMercadona no
encuentras cinco tipos de café, sólo
dos”.
Otra característica de la cadena
de Juan Roig es la integración absoluta
de sus proveedores. “Es una integración
vertical, controla casi en
exclusiva a sus suministradores y
les exige en muchos casos que sólo
vendan a Mercadona. En algunos casos, como frutas o carnes, es una
integración absoluta. Es el propio
supermercado el que tiene empresas
o ganadería, mientras en otros
sectores hace contratos”.
Pero este modelo de productos
“nacionales” choca de lleno con la
realidad. Un paseo por los pasillos
de cualquier Mercadona nos permite
ver espárragos de Perú y de
China, navajas chilenas, langostinos
de Ecuador. Uno de los casos
más denunciados por distintos colectivos,
como la Plataforma de
Apoyo Político al Pueblo Saharaui,
es el del atún procedente
del Sáhara Occidental y comercializado
a través de la marca blanca
Hacendado por la empresa Jealsa,
asociada con el grupo marroquí
Damsa.
Roig, abierto partidario de “llevar
más allá la reforma laboral” y
autor de distintas perlas como “los
responsables de la crisis son los 47
millones de españoles y no los políticos,
empresarios o sindicatos”, se
jacta de haber creado 65.000 empleos
en 2011. La ‘cara b’ de este empleo, que va
desde coacciones a los y las trabajadoras
afiliados a sindicatos, hasta
despidos por embarazo, la denuncian
a diario los sindicatos CNT o CGT,
entre otros. Así, el pasado 8 de marzo,
Miguel A.Morcillo, secretario de
Comunicación de CGT Valencia, afirmaba
que “el sr. Roig, ejerce
la violencia contra miles de personas
empleadas, eso sí, una violencia de
guante blanco, a través del miedo y el
acoso que le da el poder”.
Frente a Mercadona, Carrefour ha
apostado por una estrategia de implantación
distinta, menos local.
“También tiene proveedores con
contratos draconianos, pero no forman
parte del grupo Carrefour”. En
2011 el grupo francés obtuvo un beneficio
de 371 millones de euros, un
14% menos que en 2010. En lo que
respecta a su línea estratégica intenta
diversificar públicos con distintos
formatos como el express, para llegar
a distintos sectores sociales.
“Ahora están apostando por productos
ecológicos y más locales porque
parece que es lo que reclama el público”,
apunta Ferrán García.
Cambio de costumbres
A pesar de la ventaja de los supermercados
en el sector alimentario,
muchos expertos y expertas coinciden
en reflejar un cambio de
tendencia: “Cada vez hay más demanda
de productos ecológicos
o locales, pero sobre todo hay un
potencial muy grande para otro
tipo de alimentación”, afirma
Belén Verdugo, presidenta de la
Confederación de Mujeres del
Mundo Rural (Ceres) y campesina
desde hace más de 25 años. Este
incremento de la demanda también
se traduce en un aumento de las redes
locales, “que en la mayoría de
los casos están dinamizadas y compuestas
por mujeres, tanto productoras
como consumidoras”. El modelo
por el que apuestan campesinas
como Belén Verdugo es el de
la agroecología, “mucho más político
y social y que no se centra sólo
en el sistema productivo, sino que
genera todo un tejido social y un
desarrollo democrático en torno a
la alimentación”. Bajo este paradigma
la agricultura se entiende
desde las bases, no como el modelo
tradicional o de la agroindustria,
“dominada, además, por un enfoque
patriarcal y machista donde el
eje son los fitosanitarios o los fármacos”,
afirma Verdugo.
Ferrán García coincide en este
cambio de modelo alimentario y la
vuelta paulatina a los circuitos más
cortos: “hemos estado alienados
con el tema de la alimentación, pero
detecto que estamos en un periodo
de transición”. Una muestra de ello
es la apuesta de algunas administraciones
por la compra pública de
productos agrícolas a través de
circuitos o canales cortos, sin intermediarios.
“Esto es algo que está
pasando mucho en Euskadi y
Catalunya, la compra directa de alimentos
para, por ejemplo, comedores
escolares. Quizá es una manera
de revitalizar las economías locales,
pero en cualquier caso es uno de los
indicadores de que va a cambiar el
patrón de consumo”.
LA PREVALENCIA DEL MODELO ‘NOWHEREFOOD’
“La urbanización, la dominación de los supermercados y la
proliferación de determinados estilos de vida ‘modernos’ en
todo el mundo han puesto patas arriba nuestros hábitos alimentarios
tradicionales, provocando un verdadero desastre
de salud pública”. Así de tajante se mostraba el pasado mes
de marzo Olivier De Schutter, Relator Especial de la ONU
sobre el Derecho a la Alimentación. El panorama que describe
De Schutter es el de los no lugares, un modelo de grandes
supermercados, espacios anónimos, transitorios, deslocalizados,
llenos de alimentos homogéneos y procesados.
Este tipo de alimentos, tal y como señala De Schutter,
“beneficia doblemente a las empresas agroalimentarias
multinacionales. Los alimentos preparados pueden producirse
y distribuirse a gran escala gracias al uso de ingredientes
fuertemente subvencionados”.
Los productos procesados promueven un sistema alimentario
que “hace que la población enferme”, denuncia De Schutter,
sobre todo para aquella población con menores recursos
económicos. “En países con mejores condiciones, los grupos
poblacionales más pobres son los más afectados, porque los
alimentos ricos en grasas, azúcar y sal son a menudo más
baratos que los alimentos más saludables como resultado
de una política de subvenciones equivocada”.
Un ejemplo muy ilustrativo de esta situación lo encontramos
en el ensayo de la feminista Aurora Levins Morales
Intelectual orgánica certificada. Levins narra la historia de
cómo, cuando era pequeña, en las zonas rurales de Puerto
Rico se alimentaban de productos “sin refinar, sin envasar,
repletos de todos esos complejos nutrientes que desaparecen
con un procesado excesivo”. La llegada de la publicidad
globalizó la alimentación y empujó a la población hacia
“las cadenas de supermercados”, por lo que la pauta alimentaria
cambió . “A las mujeres del campo se les vendía
el Cheez Whiz on Wonder Bread como un desayuno mejor,
más sofisticado, moderno, avanzado y saludable que los
tubérculos hervidos con bacalao o los frijoles con arroz”.
En el Estado español, según Ecologistas en Acción, casi la
mitad del gasto en alimentación de los hogares “corresponde
a productos procesados y precocinados y al consumo de
alimentos y bebidas fuera de casa”. Las causas de nuevo
hay que buscarlas en los modelos de vida “modernos” que
denuncia el Relator de Naciones Unidas.
Más información:
Izaskun Sánchez Aroca
Diagonal
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