Cuando se escriba la historia de los cambios sísmicos que ocurren hoy en la economía mundial, el fracaso en julio de 2008 de los intereses corporativos y de algunos gobiernos en ampliar
Fue en esta ciudad a orillas del lago, donde los negociadores tiraron la toalla después de siete infructuosos años tratando de ampliar un conjunto particular de políticas corporativistas, a las cuales la mayoría de los gobiernos ya le habían dado un "no", una y otra vez (en Seattle en 1999 *, México en 2003, y en Ginebra en 2006). El Director General de
Y como si no fuera suficiente abrogación del proceso democrático el excluir a cuatro quintas partes de la membresía de
Si se les hubiera permitido a los países africanos participar en las deliberaciones secretas, ellos hubieran exigido resoluciones sobre cuestiones como la reforma de los subsidios al algodón de EE.UU. las cuales impulsan a que 20,000 productores estadounidenses sobreproduzcan algodón, resultando en la erosión de los ingresos de 10 millones de agricultores africanos en países como Benín, Burkina Faso, Mali y Chad. Estos subsidios sacan a muchos de estos agricultores del negocio y reducen ingresos claves para los presupuestos de salud y de educación para los pobres. Algunos observadores han puesto en relieve la firme posición de los africanos en las cuestiones de desarrollo cuando se les permitió participar en la mesa de negociaciones en el pasado. Por eso muchos han argumentado ahora que el deseo de los países ricos de evitar las cuestiones clave para África, como el algodón, es la verdadera razón del colapso de las negociaciones. Pero esta parte de la historia parecería demasiado fea para ser publicada en la prensa estadounidense.
La reciente cobertura de los medios en Estados Unidos del fracaso de las conversaciones se ha centrado en las posiciones de negociación de diversos países, sobre todo culpando a India y a China. Pero cuando uno profundiza en las cuestiones subyacentes, está claro que lo que está en juego en las negociaciones es mucho más que simplemente el "comercio", y que el colapso se debió a fuerzas mucho más grandes que las posiciones de cada uno de los países. En particular, se debió a las cuestiones que rodean las crisis globales de alimentación, clima y finanzas, así como la falta de avances en el desarrollo debido a la incapacidad de las políticas neoliberales para promover efectivamente el crecimiento o la reducción de la pobreza. Dado los cambios en la dinámica política internacional, así como en las agendas globales, el colapso en las negociaciones en curso tendrá repercusiones de gran alcance más allá de
Tomemos por ejemplo la agricultura, que ha sido el tema citado por la mayoría de las explicaciones sobre el colapso de las negociaciones. India, con el apoyo de la inmensa mayoría de los países en desarrollo, luchó dentro de
No es una coincidencia que las conversaciones se derrumbaron por temas relacionados a la agricultura, en un año cuando países, desde Haití hasta Pakistán, y desde México hasta Camerún, han visto disturbios desatarse a causa de los precios de alimentos. Aunque los precios de los productos alimenticios están, afortunadamente, registrando un pequeño descenso, la crisis alimenticia está erosionando la lealtad a los dogmas de libre comercio en la agricultura. Muchos países en desarrollo que antes podían atender a sus propias necesidades alimenticias dependen ahora en gran medida de las importaciones. Dos tercios de los países en desarrollo son ahora importadores netos de alimentos. Décadas de políticas de ajuste estructural dictadas por el FMI y el Banco Mundial, junto con los "acuerdos de libre comercio", así como las políticas de
Otro factor clave en juego en las negociaciones de Ginebra ha sido la continua movilización de la sociedad civil global en contra de la expansión de estas políticas fallidas. Por ejemplo, los agricultores de India han venido organizando protestas masivas durante los últimos años contra
Una dinámica similar surgió en el otro pilar fundamental de las negociaciones de Ginebra, en relación a los aranceles sobre bienes industriales. Los aranceles son esencialmente impuestos que pagan las empresas a los gobiernos extranjeros por el privilegio de vender sus productos y obtener una ganancia en otro país. El uso estratégico de los aranceles ha sido una estrategia fundamental de cualquier política de industrialización. Los gobiernos aumentan los aranceles para brindarle protección a las industrias nacientes de la competencia extranjera y para promover el empleo y el desarrollo nacional y luego, cuando las industrias son competitivas, reducen estos aranceles para que los consumidores ahorren dinero. Como ilustra el economista de Cambridge, Ha-Joon Chang, EE.UU. y el Reino Unido tenían los aranceles más altos del mundo al principio del siglo pasado, durante el periodo de industrialización de estos países. Ahora, los países ricos están esencialmente diciendo, "Haz como yo digo, no como yo hice", argumentando que los países en desarrollo deben reducir sus aranceles porque ahora los países ricos tienen tarifas más bajas y son más ricos. Esto equivale a "tumbar la escalera" del desarrollo (con la que otros llegaron hasta ese estado).
En
De acuerdo con
Afortunadamente, los sindicalistas de Sudáfrica, India, Filipinas, Argentina, Brasil, México y otros países han empezado a expresar cada vez más sus preocupaciones y viajaron a Ginebra para presionar a sus gobiernos, elevar sus voces ante los medios de comunicación y garantizar que los trabajadores en sus países pusieran presión sobre los gobiernos para que defendieran sus intereses. Aunque el tema de las reducciones de aranceles industriales no se presentó como el factor que impidió que se llegara a un acuerdo esta vez, es evidente que seguirá siendo un objetivo principal de los países ricos en las negociaciones.
La agricultura y la combinación de empleos y desarrollo no son los únicos ámbitos en los que cada vez es más evidente que
Ninguna cuestión ha dominado los titulares de este año más que la crisis financiera mundial, ahora existe un amplio consenso en que ésta ha sido facilitada por la falta de reglamentación adecuada en los mercados financieros. Sin embargo, en las negociaciones de
Aunque las negociaciones sobre los servicios no aparecieron con mucha frecuencia en los titulares, fueron una parte esencial de la agenda de
Muchos temen que el colapso de las conversaciones multilaterales conduzcan a una mayor presión para que se den acuerdos bilaterales y regionales que utilizan las mismas (y, a menudo, incluso más extremas) políticas de
Sin embargo, esta vez es diferente. La confianza en las políticas corporativas de la globalización se ha erosionado significativamente desde la fundación de
Al mismo tiempo, algunos gobiernos están experimentando cada vez más con políticas alternativas, como la integración regional, la nacionalización de recursos, el comercio Sur-Sur, y el aumento de los presupuestos para la salud y la educación, que son generadores de crecimiento y prosperidad mucho más eficaces. Sólo para dar un ejemplo, el aumento del crecimiento por encima del promedio de crecimiento latinoamericano de solamente Argentina y Venezuela en los últimos cuatro años ha traído ganancias combinadas de 140 mil millones de dólares a esos dos países. Este crecimiento económico real hace que las ganancias proyectadas de 16 mil millones de dólares para todos los países en desarrollo del mundo combinados (de acuerdo con las proyecciones más recientes del Banco Mundial para una probable conclusión de Doha; ambas cifras en dólares constantes de 2001) sean muy pequeñas.
De igual importancia es que la política mundial se haya realineado desde que Doha se lanzó inicialmente. Los países en desarrollo son mucho menos propensos a aceptar las políticas dictadas por los gobiernos de las naciones ricas y muchos de ellos también han adquirido libertad económica de los dictados del FMI en los últimos años. Aunque Brasil, India y China pueden ser las potencias de mercados emergentes más frecuentemente citadas, los países en desarrollo desde América Latina hasta África y Asia, están exigiendo cada vez más tener una voz más fuerte en los foros internacionales.
En Estados Unidos se están haciendo esfuerzos increíbles para asegurarse de que nuestro próximo presidente y Congreso realmente apliquen políticas comerciales equitativas, demandadas por los ciudadanos que han sufrido por la pérdida de empleos, el estancamiento de los salarios reales y las empresas que se han salido con las suyas durante demasiado tiempo, incluso a través de la nueva Ley de reforma comercial, responsabilidad, desarrollo y empleo (TRADE Act).
Organizaciones de la sociedad civil durante años han desarrollado múltiples ideas para un paradigma diferente para la ampliación de la prosperidad mundial y el desarrollo sostenible a través de políticas que permitan establecer la estabilidad financiera mundial, contribuyan a la solución en lugar de exacerbar la crisis climática y que promuevan la capacidad de los países para alimentar a sus poblaciones, entre otros objetivos. Al derrotar la expansión de
Lo que se necesita ahora es organización continua para mantener ese espacio político abierto, junto con la voluntad política para convertir la innovación de políticas ya en marcha en un nuevo paradigma económico a nivel mundial que pueda disciplinar las nocivas prácticas corporativas, mientras que en realidad se aumente el crecimiento, reduzca la pobreza y se expanda el desarrollo sostenible a nivel mundial. Sólo entonces es que podrán la víctimas de esa cuarta crisis y una de las más desatendidas – en la cual más de mil millones de nuestros conciudadanos humanos hoy en día sufren a causa de la extrema y a menudo letal pobreza – encontrar la esperanza de un futuro mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario